En aras de contener la inflación no importa al gobierno afectar a productores
Alerta especialista que se beneficia a grandes empresas y puede quebrar el campo nacional
Susana González G. / Periódico La Jornada
Las importaciones agrícolas que la Secretaría de
Economía (SE) autoriza de emergencia para frenar la especulación
resultan contraproducentes porque sólo benefician a grandes empresas
comercializadoras, desordenan el mercado interno, afectan a pequeños y
medianos productores y elevan la dependencia alimentaria del país,
advirtieron Víctor Suárez Carrera, director de la Asociación Nacional de
Empresas Comercializadoras de Productores del Campo (ANEC) y Arturo
Ortiz Wadgymar, especialista en comercio exterior del Instituto de
Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM.
Fiel a controlar la inflación como uno sus objetivos de política
neoliberal macroeconómica, el gobierno federal recurre a la importación
cuando se dispara el precio de algún producto básico, como ocurrió
recientemente con el huevo y antes con el azúcar y el maíz, pero con
ello propicia que se desmantele la planta agrícola nacional,
coincidieron en entrevistas por separado.
Cuando la inflación se sale de control, la receta monetarista ha sido importar. Una salida común del neoliberalismo adoptada por este gobierno, que considera que el mercado se regula por sí solo, pero que puede quebrar la producción agrícola nacional, indicó Ortiz Wadygmar.
Las importaciones
desordenan el mercado agroalimentario porque se sobreabastecen las grandes empresas comercializadoras y distribuidoras, que son las que pueden aprovechar los cupos, y colocan en desventaja a pequeños y medianos productores, consideró a su vez el dirigente de ANEC.
Sólo en importaciones de maíz, refirió, el país gastó 2 mil 500
millones dólares en los pasados 10 años. Eso tampoco ha beneficiado a
los consumidores porque aunque el precio internacional del grano haya
bajado, no sucedió lo mismo con la tortilla.
Suárez Carrera criticó que se autoricen más importaciones cuando otra
vez los precios de los alimentos van al alza a nivel mundial,
principalmente los granos básicos, debido a la sequía en Estados Unidos.
En lugar de que se fomente el sector agropecuario para evitar
problemas de abasto y costos, dijo Ortiz Wadygmar, recurrir a las
importaciones deja desprotegidos a los productores porque se genera una
competencia desleal y se abre la puerta a grandes empresas
trasnacionales en alimentos que pueden apoderarse del mercado nacional.
Al autorizar las importaciones a toda costa, sin orden ni planeación, el gobierno favorece a estas grandes empresas y al hacerlo se convierte en cómplice de la especulación, la volatilidad e incertidumbre, asestó el dirigente de ANEC.
Antonio de la Torre, dirigente de la Unión Nacional de Industriales
de la Masa y la Tortilla (UNIMT), consideró que dado que las
importaciones permiten una sobreoferta, como ocurre con el maíz
actualmente por la compra de grano proveniente de Sudáfrica, se debe
aprovechar para crear la tan demandada
reserva estratégica de alimentos.
Tal reserva debe formar parte, junto con el aumento de la producción
agrícola, el desmantelamiento de monopolios y oligopolios entre
procesadores, distribuidores y comercializadores, de una política de
largo plazo para lograr la autosuficiencia alimentaria y que resultará
el método más efectivo para afrontar alzas repentinas o escasez en los
precios de productos básicos, ocasionados por problemas meteorológicos o
sanitarios, como sequías, heladas o gripe aviar, según Suárez Carrera.
En el caso del aumento del huevo, cuyo precio nacional subió 60 por
ciento en promedio sólo en dos semanas aunque hubo lugares donde subió
hasta 120 por ciento, Ortiz Wadygmar y Víctor Suárez consideraron que
fue una decisión
precipitada,
injustificaday
contradictoriaporque si el mismo secretario de Economía, Bruno Ferrari, insistió todo el tiempo que había suficiente abasto, entonces no era necesario autorizar nuevos cupos de importación.
El investigador puntualizó que dado que las autoridades están a favor del libre mercado, siempre serán
reticentesa aplicar otras medidas que impidan la especulación de precios. Pero al hacer de las importaciones una práctica recurrente se corre el riesgo que México deje de ser autosuficiente en la producción de huevo y otros alimentos, como ya ocurrió con el maíz.

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