Alejandro Gómez Tamez / El Financiero
Es muy frecuente escuchar hablar a nuestros políticos acerca de lo sólida que está la economía nacional;
y de hecho esta semana que concluye vimos como el Fondo Monetario
Internacional revisó al alza su estimación sobre el crecimiento de la
economía mexicana para este 2012 de 3.6% a 3.9%. Lo anterior fue motivo
para que muchos políticos y analistas económicos salieran a
presumir que México es de los poquísimos países que gozan del privilegio
de tener una revisión hacía arriba en sus perspectivas de crecimiento
macroeconómico, ya que el resto del mundo parece dirigirse irremediablemente hacía un estancamiento o en su caso a una recesión.
Y pues efectivamente esto del crecimiento económico para el 2012 es una gran verdad coyuntural,
y por lo mismo, lo que no podemos dejar de hacer es ver las áreas de la
economía nacional en las que las cosas no marchan bien, y una de ellas
es la manera tan escandalosa en la que ha crecido el endeudamiento
público federal, estatal y municipal en los últimos seis años.
De acuerdo con cifras recién publicadas por el Banco de México (Banxico),
la deuda interna del gobierno federal representada en la forma de bonos
ascendió a más de 4 billones 100 mil millones de pesos al término de la
primera semana de julio, lo cual es un nivel nunca antes visto en la
historia de este país. Cabe señalar que de este total, hay un componente
de inversión extranjera de cartera que asciende a 94, 500
millones de dólares, cifra 51% superior al saldo actual de la deuda
externa del gobierno federal mexicano. Es decir, es mayor la deuda interna en manos de extranjeros que la deuda externa pública.
Es
de suma importancia destacar que la deuda interna gubernamental ha
registrado un incremento de 146%, impulsada principalmente por la
participación de inversionistas extranjeros en la compra de valores emitidos por el gobierno federal, cuyo incremento ha sido de 702%, en el transcurso de los últimos seis años.
Este
fenómeno debe preocuparnos, más no debería sorprendernos, ya que
mientras que las economías desarrolladas pagan a sus ahorradores por
inversiones a plazo rendimientos que no superan el 1% anualizado, en
México les pagamos casi el 4.5%. Es decir, el diferencial de las
tasas de interés, aunado a un mercado de “forwards” bastante robusto
que permite la cobertura de los riesgos cambiarios, hace extremadamente atractivo invertir en México y ganar rendimientos mucho más elevados.
Aunado
a todo lo anteriormente señalado, debemos señalar que el flujo de
capitales del exterior para la compra de bonos del gobierno federal ha
sido constante desde diciembre de 2006, pero se intensificó a partir de
2010 y durante 2012 no ha dejado de crecer. ¿Y a qué se debe este fenómeno? Pues que fue precisamente a partir de 2010 que se recuperó la estabilidad financiera en México
(después de un turbulento 2009 en el que llegamos a ver el dólar en
niveles de $15.49 pesos) y ha sido desde entonces que hemos mantenido
importantes diferenciales en los niveles de tasas de interés con
respecto al mundo desarrollado.
De acuerdo con las cifras proporcionadas por el Banxico, al
término de noviembre de 2006, el saldo de la inversión de extranjeros
en títulos del gobierno federal mexicano era de 129 mil 591.52 millones
de pesos, cantidad que al tipo de cambio de esa fecha fue
equivalente a alrededor de 11 mil 784 millones de dólares. En ese
momento la participación de esos capitales representaba 7.8 % del
endeudamiento interno gubernamental, representado principalmente en la
forma de bonos como los Certificados de la Tesorería de la Federación
(Cetes).
Cabe señalar que después de la entrada masiva de inversionistas extranjeros para comprar estos bonos, ahora la proporción del capital de extranjeros en el mercado de deuda interna pública mexicana asciende a 31%.
De
acuerdo con el Banxico, al 9 de julio de 2012 los inversionistas
extranjeros tenían en su poder títulos emitidos por el gobierno federal
cuyo valor ascendía a un billón 271, 422.32 millones de pesos. Cabe
señalar que esa cantidad es más de 7 veces superior a la registrada en el año 2006,
e implica que ingresaron cerca de 82, 709 millones de dólares al país
en los 5 años y medio años que lleva la presente Administración Federal.
De
esta forma tenemos que ahora en día los inversionistas extranjeros se
han convertido en los mayores acreedores internos del gobierno federal, y
como ya se señaló ellos tienen títulos con un valor conjunto de
un billón 271, 422 millones de pesos, que al tipo de cambio actual
representan unos 94, 500 millones de dólares, cuando la deuda externa del gobierno asciende a 62, 564 millones de dólares.
Es
de esta manera que la deuda interna en manos de extranjeros es mucho
más alta que la deuda externa pública de México. ¿Pero por qué habría de
preocuparnos esta situación? Pues por el hecho de que los
inversionistas extranjeros que invierten en instrumentos como los Cetes
son generalmente considerados “capitales golondrinos” o “especulativos” y
esto implica que en cuanto haya algo que no les guste de México o vean
una mejor oportunidad de inversión en otra nación, pues saldrán en
estampida de México provocando grandes distorsiones en los mercados
financieros nacionales.
Y lo peor es que esta situación no parece mejorar, ya que tan sólo en los últimos 6 meses de 2012, ingresaron al México unos 24, 700 millones de dólares de inversionistas del exterior
destinados a la compra de bonos gubernamentales, una cantidad que
representa 35 % superior a la que ya había ingresado al país al término
de 2011.
Es por todo lo anterior, aunado al argumento de la pérdida de competitividad por tener un tipo de cambio nuevamente sobrevaluado,
que en muchas ocasiones hemos sugerido la disminución de las tasas de
interés de referencia por parte del Banco de México. Lo anterior hará
que haya una menor entrada de estos capitales golondrinos y
especulativos a nuestro país, lo cual llevará al tipo de cambio a un
nivel de mucho mayor competitividad para los productos nacionales.
El Banco de México parece seguir empeñado en mantener una economía de fantasía en la que el FMI nos halaga por mejorar nuestras perspectivas de crecimiento del PIB,
pero no quieren ver que cada vez estamos más endeudados, que una
tercera parte de esta deuda la tienen los extranjeros y que mantenemos
artificialmente un tipo de cambio sobrevaluado a costa de pagarles
elevados intereses a lo extranjeros que nos “hacen el favor” de traernos
sus dolaritos. A ver si con el nuevo gobierno federal cambian de
parecer y evitan que se sigan formando “bombas de tiempo” para la economía nacional.
Director General GAEAP
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