ANDRéS OPPENHEIMER / EL SIGLO DE TORREÓN
El aviso
de la campaña del presidente Barack Obama que critica duramente al virtual
candidato republicano Mitt Romney por supuestamente haber presidido empresas
que "fueron pioneras en transferir empleos estadounidenses a países con
bajos salarios", y que afirma que "el presidente Obama cree en crear
empleos en casa" es injusto, hipócrita y peligrosamente tramposo.
A pesar
de que estoy más de acuerdo con Obama que con Romney en la mayoría de los
temas, en este caso particular no puedo apoyarlo. El aviso de Obama es uno de
los más deshonestos intelectualmente que he visto en mucho tiempo. Y la
respuesta defensiva de la campaña de Romney, que afirma que, más que Romney,
"el presidente Obama es el verdadero campeón de los que transfieren
empleos al extranjero" es igualmente patética.
En
realidad, tanto Obama como Romney apoyan el "outsourcing", o la
práctica de larga data por la cual las empresas multinacionales manufacturan
productos o partes en otros países porque les resultaría muy costoso hacerlo en
casa.
Y está
bien que así sea. El "outsourcing" no sólo es una necesidad en la
economía global de hoy, sino que además en muchos casos ayuda a la economía de
Estados Unidos al hacer que las exportaciones estadounidenses sean más
competitivas en el exterior, y al permitir que los consumidores estadounidenses
paguen menos por muchos productos.
Y casi
todas las opiniones en contra del "outsourcing" por parte de los
políticos --incluyendo la de los legisladores que están poniendo el grito en el
cielo por el hecho de que los uniformes olímpicos de Estados Unidos hayan sido
fabricados en China-- son medias verdades, o mentiras.
Primero,
y contrariamente a la opinión generalizada, varios estudios demuestran que el
principal motivo por el que las multinacionales invierten en fábricas en otros
países no son los bajos salarios, sino la proximidad a los mercados
extranjeros. Casi el 95 por ciento de los consumidores del mundo están fuera de
Estados Unidos, y las empresas necesitan estar cerca de ellos, tanto para
reducir los costos de transporte como para adecuar sus productos al gusto de
los consumidores extranjeros.
En
segundo lugar, "en general, las empresas estadounidenses no invierten en
el exterior para exportar productos o servicios de regreso a Estados Unidos.
Casi el 90 por ciento de los productos y servicios que estas empresas producen
en el exterior son vendidos en el exterior", según me dijo el economista
Raymont Mataloni, de la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos.
En tercer
lugar, la mayoría de las inversiones extranjeras estadounidenses no van a
países de bajos salarios, sino a países ricos. Si los bajos salarios fueran la
razón primordial para invertir en el exterior, Haití estaría lleno de plantas
fabriles estadounidenses. Pero no es así.
Según la
Oficina de Análisis Económico, el 72 por ciento de las inversiones extranjeras
directas de Estados Unidos el año pasado fueron a Europa, Canadá, Japón,
Australia y Singapur.
En cuarto
término, estamos en una economía global de grandes bloques comerciales, en la
que los países asiáticos y europeos crean cadenas de abastecimiento dentro de
sus regiones con el objetivo de reducir costos. Si Estados Unidos quiere seguir
siendo un gran exportador mundial de aviones y autos, por ejemplo, necesitará
ampliar --y no reducir-- sus cadenas de abastecimiento en México y Canadá.
En quinto
lugar, a Estados Unidos le puede convenir más fabricar aviones que camisetas
deportivas.
"Aunque
nuestros atletas marchen por la pista del estadio olímpico de Londres con sus
uniformes hechos en China, y agitando sus banderas estadounidenses hechas en
China, lo más probable es que los atletas chinos hayan llegado a Londres en
aviones fabricados en Estados Unidos", señala acertadamente el economista
Daniel Ikenson, del Instituto Cato.
En sexto
lugar, ni Obama ni Romney combatirán el "outsourcing", porque ningún
político se va a arriesgar a que los consumidores estadounidenses paguen el
doble por sus iPads, televisores o ropa deportiva.
TáCTICA
EFECTIVA
Mi
opinión: No es ningún misterio que Obama está usando el tema del
"outsourcing" en contra de Romney porque sabe que puede ser efectivo.
Tal como señaló recientemente Ruy Texeira del Centro para el Progreso
Americano, citando la encuesta de NBC/Wall Street Journal que revela que el 86
por ciento de los estadounidenses creen que el "outsourcing" es la
principal razón del desempleo en el país, "el público está muy preocupado
por la transferencia de empleos al exterior".
Pero
Obama está engañando a la opinión pública (y Romney también, al declarar que él
también está en contra del "outsourcing."). Cuando los candidatos
presidenciales dicen cosas en las que claramente no creen, contribuyen a
promover la idea de que todos los políticos son unos mentirosos, lo que lleva a
la apatía electoral y perjudica al sistema democrático. El aviso de Obama y la
respuesta de Romney son un lamentable ejemplo de demagogia populista.
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