miércoles, 18 de julio de 2012

EL GOBIERNO Y LAS MOSCAS

México SA
Bucareli, sin informes
Banca: exitosa lavandería
Carlos Fernández-Vega / La Jornada
Cero y van diez mil. De nueva cuenta al gobierno mexicano lo agarraron papando moscas, en medio del discurso sobre los buenos resultados de la estrategia contra el crimen organizado. Una vez más, en Estados Unidos se destapa un voluminoso operativo de lavado de dinero en nuestro país, realizado por la trasnacional financiera HSBC la cual, junto con las demás del sector financiero que funciona en México, permanece intocada por la presunta autoridad judicial, no obstante las reiteradas advertencias que en tal sentido, y a lo largo de los años, han hecho instituciones nacionales e internacionales.
Resulta que, de acuerdo con la investigación que sobre el particular realizó el Comité Permanente de Investigaciones del Senado estadunidense, entre 2007 y 2008 HSBC, por medio de su filial en México, remitió alrededor de 7 mil millones de dólares en efectivo a la sucursal que el corporativo mantiene en el vecino del norte. Así, durante un par de años en promedio se enviaron 10 millones de billetes verdes cada día, incluidos sábados, domingos y días festivos, y la aceitada maquinaria del combate al crimen organizado del gobierno mexicano no se enteró.
Cuando menos eso es lo que dice el secretario de Gobernación, Alejandro Poiré, quien ayer sostuvo que tal dependencia del Ejecutivo “no tiene informes sobre la posible responsabilidad de las sucursales del banco HSBC en México en operaciones de lavado de dinero, como señala un informe del Senado estadunidense… De existir indicios de actividades delictivas en esa institución bancaria, las autoridades correspondientes en México estén llevando a cabo una investigación al respecto y, en su momento den a conocer los resultados de dichas indagatorias” (La Jornada, Ciro Pérez Silva).
Eso sí, el funcionario se retorció cuando los colegas le recordaron que un informe previo, también del Senado estadunidense, subraya la ineficacia de la estrategia calderonista contra el crimen organizado. Rechazo categóricamente esas consideraciones que no se apegan a la realidad, posiblemente porque los senadores de Estados Unidos desconozcan la realidad de la estrategia que encabeza el inquilino de Los Pinos (aunque aceptó como posibles los datos del segundo informe del Congreso de Estados Unidos sobre las investigaciones a HSBC). Entre otros muchos elementos, 7 mil millones de billetes verdes lo desmienten.
El voluminoso lavado que presuntamente realizó HSBC México se dio precisamente en un lapso (2007 y 2008) en el que el Departamento estadunidense de Estado advertía al gobierno calderonista sobre el gran campo de acción que el narcotráfico tiene en el sistema financiero que opera en nuestro país. En este sentido, presentó su inventario: en México existen 46 bancos (incluyendo seis bancos de desarrollo) y 71 oficinas de representación de instituciones financieras extranjeras, 95 compañías de seguros, 479 sociedades de inversión, 155 uniones de crédito y 24 casas de cambio. El comercio ilícito de drogas es la principal fuente de fondos blanqueados a través del sistema financiero mexicano. Otras fuentes importantes de ingresos ilegales que se blanquean incluyen corrupción, secuestro, tráfico de armas y personas, y otros delitos. El contrabando de embarques a granel de moneda estadunidense a México y su repatriación (ya lavada) en efectivo a Estados Unidos a través de correos, vehículos blindados y transferencias bancarias siguen siendo métodos para el blanqueo de ganancias de la droga.
Pero en Bucareli aseguran que no estaban enterados y que la estrategia gubernamental funciona de maravilla. De nueva cuenta, queda más que obvio que el gobierno calderonista nunca mostró interés por atender, entre muchas otras, la recomendación de seguir el dinero (follow the money) hecha en reiteradas ocasiones por especialistas y funcionarios de organismos internacionales. Tampoco consideró supervisar a detalle las transacciones bancarias, mucho menos realizar trabajo de inteligencia en el sistema financiero, porque el criterio, por llamarle así, de las presuntas autoridades es que la inversión se espantaría, por mucho que 30 mil millones de dólares anuales metidos a la lavadora (39 mil millones de acuerdo con el más reciente reporte del Departamento de Estado) nadie los puede ocultar.
Pues bien, en su informe 2009 (International Narcotics Control Strategy Report) el Departamento de Estado subraya: de la cifra estimada de 25 mil millones de dólares que circulan ilegalmente en el sistema bancario, la Procuraduría General de la República sólo es capaz de detectar uno por ciento (250 millones). Y ello no sólo es producto de la enorme corrupción que campea, sino de la carencia de personal calificado en sus unidades especializadas: faltan investigadores, fiscales, auditores de recursos monetarios, base de datos completa y moderna, y equipamiento tecnológico… Hasta ahora los esfuerzos se han dirigido sólo a los estados claves como Tamaulipas, Sinaloa, Nuevo León, ciudad de México y Jalisco, pero la PGR considera que hay motivos para volver a centrarse en otras regiones, como los estados de Quintana Roo y Yucatán, donde las autoridades han detectado grandes movimientos de recursos ilícitos”.
¿De qué tamaño es la falta de conocimiento (Bucareli dixit) de la presunta autoridad sobre el lavado de dinero en México? Con base en la evaluación que hace el Departamento de Estado, la constante es que anualmente el sistema financiero que opera en México lava entre 25 mil y 30 mil millones de dólares provenientes del narcotráfico, entonces la cifra acumulada de 1996 (primero de los informes divulgado, en tiempos de Ernesto Zedillo) a 2012 (último del actual inquilino de Los Pinos) resulta espeluznante: entre 400 mil y 480 mil millones de billetes verdes han pasado por la lavandería bancaria en este país (algo así como 40 por ciento del producto interno bruto). Pero dicen que nadie sabe, nadie supo, y nadie quiere saber, aunque presumen que la estrategia funciona.
Las rebanadas del pastel
Apresurada por limpiar su imagen, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores brincó a la palestra para gritar, urbi et orbi, que en materia de lavado de dinero desde 2002 evidenciamos a HSBC. Pero fueron tantas sus urgencias, que olvidó explicar por qué la trasnacional financiera siguió lave que te lave, con todo y evidencias, sin que la autoridad mexicana le cancelara la licencia para operar en México y la denunciara penalmente. Y por el lado del corporativo bancario, sus directivos dicen lo sentimos y se acabó el problema.
            

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