ANDRÉS OPPENHEIMER / EL SIGLO DE TORREÓN
El virtual ganador de las recientes elecciones presidenciales de México, Enrique Peña Nieto, tiene planeado proponer una ampliación del acuerdo de libre comercio de América del Norte de 1994, así como un plan conjunto de inversiones en puentes y caminos a lo largo de la frontera de México con Estados Unidos, y un "ajuste" en la estrategia de la guerra contra el narcotráfico.
Eso es lo que Peña Nieto me dijo en una prolongada entrevista, en la
que también habló en detalle sobre su victoria electoral, y las
acusaciones de que su partido ganó gracias a una masiva compra de votos.
Antes de dar mi opinión sobre si sus planes de profundizar las
relaciones con Estados Unidos y Canadá son realistas, veamos lo que me
dijo en la entrevista.
"Me habré de ocupar de tener una relación mucho más intensa, de una
mayor colaboración, pero sobre todo de exigir mayores y mejores
resultados de la relación bilateral", dijo Peña Nieto, hablando de
Estados Unidos. "Debemos ir más allá de lo que es hoy el acuerdo de
libre comercio entre los tres países".
Pena Nieto, 45, un ex gobernador del Estado de México casado con una
estrella de telenovelas que tiene poca experiencia en política exterior,
agregó que en un mundo de bloques económicos, en el que China y sus
vecinos se están convirtiendo en actores económicos cada vez más
importantes, los tres países norteamericanos necesitan aumentar su
integración productiva para poder competir con Asia de manera más
eficiente.
"La vecindad geográfica que tenemos debe ser una ventaja, no una
amenaza", dijo. "Hoy estamos en ocasión, y será lo que yo estaré
impulsando, de poder escalar y acrecentar esta ventaja competitiva".
Dijo que planea hacerlo por medio "de un acuerdo entre los jefes de
Estado" de los tres países, agregando que "con Estados Unidos, tenemos
la ventaja de que estaremos iniciando nuestra gestión prácticamente al
mismo tiempo", lo que permitirá a los dos gobiernos lanzar nuevos planes
de infraestructura y conectividad transfronteriza.
¿Pero cómo hará para convencer al próximo presidente de Estados
Unidos de que invierta en infraestructura fronteriza cuando Estados
Unidos está en un mal momento económico?, le pregunté.
Respondió que Estados Unidos verá la ventaja económica de aumentar
las cadenas de abastecimiento transfronterizas, de manera que las
empresas norteamericanas puedan competir mejor en la economía global.
Con respecto a la guerra contra el narcotráfico, que ha dejado más de
50,000 muertes en los últimos cinco años, Peña Nieto dijo que habrá "un
ajuste en la estrategia". En vez de concentrarse únicamente en capturar
a los capos del narcotráfico, habrá un mayor énfasis en combatir la
violencia, específicamente persiguiendo a quienes cometen homicidios,
secuestros y extorsiones. "Es ampliar (la estrategia), no cambiarla",
dijo Peña Nieto.
Con respecto a su plan de política exterior, dijo que estará regida
por los tradicionales principios mexicanos del "respeto a la soberanía
de cada país", y del "respeto a la libre autodeterminación de los
pueblos".
Curiosamente, no mencionó la defensa de los derechos humanos ni la
defensa colectiva de la democracia, que han sido agregados a las
prioridades de la política exterior mexicana por los dos últimos
presidentes del país.
Cuando le pregunté por esa omisión, respondió que esta comprometido
con los derechos humanos. Preguntado sobre cómo reaccionaría ante una
crisis como la reciente deposición del presidente de Paraguay, o en el
caso de que el presidente Chávez se robe las elecciones de octubre en
Venezuela, Peña Nieto respondió que "no está ni corresponderá a mi
gobierno hacer calificación o juicios de valoración sobre los procesos
democráticos que se tengan en otros países".
¿Entonces usted no cree en la defensa colectiva de la democracia?, insistí.
"Estoy a favor de impulsar los valores democráticos, de
fomentarlos... pero de observar un cabal respeto a la libre
autodeterminación que tengan los pueblos en cada nación", respondió.
Mi opinión: Obviamente no estoy de acuerdo con la visión anticuada de
la política exterior que tiene Peña Nieto. Parece anclada en la época
en que su Partido Revolucionario Institucional era un partido
autoritario que rechazaba la defensa colectiva de la democracia y los
derechos humanos en otros países, porque no quería que otros
cuestionaran los abusos que se cometían en México, y usaba las
muletillas de la "soberanía" y la "autodeterminación" para escudarse
contra críticas externas.
Pero con respecto a sus planes de incrementar la integración
económica de América del Norte, Peña Nieto tiene razón, aun cuando es
difícil pensar que pueda tener éxito en medio del clima aislacionista
que existe en la actual temporada electoral de Estados Unidos.
Hoy parece un objetivo distante, pero el próximo presidente de
Estados Unidos tendrá que pensar en esa dirección si quiere que su país
pueda competir en un mundo cada vez más dominado por grandes bloques
comerciales.
Corresponsal extranjero y columnista de The Miami Herald y El Nuevo Herald
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