Rogelio Ramírez de la O | El Universal
En 2012 México está completando un breve ciclo de crecimiento
iniciado en 2010. Esto es porque el resto del mundo ya entró desde hace
meses en una desaceleración marcada. La razón para el pesimismo, o
cuando menos la cautela, está en la zona euro, donde España intenta
ajustes fiscales que son improbables. No porque falte determinación a
sus autoridades, sino porque su desempleo es tan alto que no es posible
imaginarse una reducción significativa de su déficit fiscal. Las cifras
de 11 de las más grandes economías, incluyendo Estados Unidos, Alemania,
Japón, Reino Unido y varios de la zona euro, muestran que sus deudas
públicas y privadas son hoy mayores que al inicio de la crisis, aun
después de cinco años de ajustes macroeconómicos.
Así, en 2007,
la deuda de esas economías era 381% del PIB y hoy es de 417%, lo que
indica el impacto tan fuerte del alto desempleo sobre los déficits
fiscales y la capacidad de las familias de pagar sus deudas. Y eso es
con los bancos centrales proveyendo liquidez casi ilimitada, como nunca
se había visto. Por lo tanto, falta mucho para que veamos el clímax de
esta crisis de endeudamiento y luego el desplome de los gastos, tanto
públicos como del sector privado. Una vez que comiencen esos ajustes, el
efecto sobre el comercio mundial será muy negativo.
Desde luego,
con la intervención decidida de las autoridades durante 2009 y en
especial de las estadounidenses, existe la esperanza de que dicho clímax
pueda evitarse. Quienes creen esto apuntan que al caer el gasto privado
por el desempleo el gasto público puede suplirlo. Y con el apoyo de
liquidez ilimitada por los bancos centrales, comprar el tiempo para
sostener la actividad económica y poco a poco reducir los déficits
fiscales.
Pero esta creencia no se ha materializado, pues el
mundo financiero globalizado está alerta a cualquier contradicción en la
estrategia, como sería que el aumento de gasto público sólo causa más
deuda y no una recuperación. Por eso en la zona euro se dispararon las
tasas de rendimiento de los bonos del gobierno, imposibilitando que la
deuda baje.
Sólo unos cuantos países con sus propios bancos
centrales no han sufrido todavía esta alza en las primas de riesgo de
sus bonos. Pero aun Estados Unidos, el ejemplo del máximo grado de
libertad, se está viendo forzado a reducir sus gastos el próximo año,
incluso el de defensa. Y el Reino Unido inició desde 2010 un programa de
ajuste fiscal. El mensaje es que el margen de tolerancia para mantener
deudas altas y en ascenso casi se ha agotado aun para países de gran
capacidad económica. Eso sugiere que la etapa de reducción de gastos
está muy próxima y en algunos países ya se inició.
En este
ambiente la política económica en México enfrenta otra disyuntiva más
después de las enfrentadas por más de una década. O bien se adapta al
bajo crecimiento mundial y crece poco, sin generar empleos suficientes, o
bien intenta crecer con un mayor uso de recursos internos,
reorganizándolos para aumentar el producto.
Lo último suena
simple, pero ha escapado a los últimos dos gobiernos del PAN, lo que
explica que casi no crecimos. Esto fue en parte también porque el margen
para crecer con los puros recursos internos sin incurrir en déficits
externos es muy escaso. El principal escollo es la falta de
competitividad y la corrupción en la asignación de recursos. Si eso no
cambia, lo mejor sería que ni intenten las autoridades acelerar el
crecimiento.
rograo@gmail.com
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