sábado, 28 de julio de 2012

¿PARA QUE DARÁ EL NUEVO CONGRESO?

Jorge A. Chávez Presa / El Universal
El estado que guarda el interés público, el de las mayorías silenciosas que no tienen acceso a las altas esferas del poder, ¿cambiará, seguirá igual o se deteriorá aún más? Es la pregunta que nos hacemos después de los comicios federales a los que concurrimos más de 50 millones de mexicanos para emitir nuestro voto y elegir presidente, senador y diputado federal.
Lo que es un hecho es que la gran mayoría estamos por reformas que superen las barreras, eliminen trabas y rompan las cadenas que están deteniendo el gran potencial de los mexicanos. Me atrevo a afirmarlo, pues PAN, PRI, PVEM y Panal se pronunciaron abiertamente por este tipo de reformas, denominadas estructurales por liberar y ampliar el terreno de acción y que en muchos casos requieren reformas constitucionales. Estos partidos políticos son los que recibieron el voto mayoritario. Esto es, de los más de 50 millones de votos que se emitieron para presidente de la República, los más de 50 millones de votos que obtuvo el conjunto de senadores y los más de 50 millones de votos que recibió el conjunto de diputados federales, 33.2 millones de votos fueron para los candidatos a presidente de los partidos mencionados; de igual manera 33.6 millones de votos se emitieron para los senadores de esos partidos con el compromiso de respaldar este tipo de reformas, y 34 millones de votos se expresaron por el lado de los diputados federales en ese mismo sentido. Los mexicanos que votamos lo reiteramos tres veces, sí queremos esas reformas.
En consecuencia, la pregunta natural es: ¿respetarán lo que nos presentaron en sus plataformas electorales? El asunto es relevante, pues de apegarse a los compromisos que establecieron en dichos documentos, los cuales fueron debidamente registrados ante el IFE, los mexicanos podríamos sentir confianza de que sí debieran hacer los cambios que hagan que nuestro país avance más rápido. México necesita ser más seguro, menos violento, más próspero y sin pobres; donde la economía crea empleo impulsado por un crecimiento vigoroso. Eso es lo que manifestamos en las urnas. Por lo tanto, todas esas reformas que requieren cambios en el marco jurídico, muchos de ellos constitucionales, que para lograrse necesitan de las dos terceras partes de los asistentes, una vez que se ha dado el quórum, en ambas cámaras del Congreso y la mitad más uno de los congresos estatales, en teoría puede darse. En efecto, al tomar la composición que tendrá el Congreso se observa que sí es posible.
En la Cámara de Diputados la suma de votos del PRI, PVEM, PAN y Panal es de 364, y el número mágico, suponiendo que asisten los 500 diputados es de 366, pero actuarialmente es de 300, por las inasistencias y otras contingencias. De igual forma, en la Cámara de Senadores, el número con asistencia completa para lograr la mayoría calificada es de 86, pero actuarialmente el umbral disminuye a 78. En la cámara alta la suma de este cuarteto llega a 100. Estos son los números con los que deberán trabajar el presidente de la República y los coordinadores parlamentarios. Otra forma de ver los resultados, es que el electorado definitivamente no quiere que sea sólo el PRI el que defina estas reformas. Con toda claridad manifestó que quiere seguir teniendo contrapesos; la Presidencia absolutista y del partido hegemónico es tema del pasado. Incluso, si López Obrador volcara su atención a la agenda nacional, con las soluciones y planteamientos que el país merece, podría lograrse que no sea sólo este cuarteto de partidos, sino lo que se ha llamado “las izquierdas”, las que podrían asegurar con una participación constructiva y moderna que prevalezca el interés público sobre los intereses privados que tanto se han beneficiado en los últimos lustros

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