lunes, 30 de julio de 2012

LA "MONEDA ÚNICA", LA MÁS DÉBIL ENTRE LAS PRINCIPALES DEL MUNDO

Eduardo Serna / elEconomista.es
En su cruce principal, contra el dólar estadounidense el euro acumula una depreciación en lo que va de 2012 del 4,8 por ciento, con lo que cae por debajo de los 1,24 dólares.
La fortaleza del euro se erosiona al mismo tiempo que la crisis de deuda soberana se enquista en el Viejo Continente, y eso que el pasado jueves el presidente del Banco Central Europeo (BCE) le echó un capote a esta divisa afirmando que el área monetaria era "irreversible" y que se haría lo suficiente para preservarla. Pero lo cierto es que en estos momentos el principal pulso en el mercado de divisas, que es el que mantiene la moneda única contra el billete verde, se decanta actualmente en la situación más desfavorable para la divisa europea desde junio de 2010, ya que actualmente un euro a duras penas llega a comprar en el mercado 1,237 dólares tras acumular en el ejercicio un descenso del 4,8 por ciento.
Sin embargo, sí resulta más llamativo que la debilidad de la moneda única en 2012 se haya extendido a prácticamente todos sus cruces frente a las divisas más negociadas. De hecho, contra el dólar canadiense, el australiano y el neocelandés, su tipo cambio esta semana alcanzó mínimos históricos en los 1,228 dólares canadienses, en los 1,169 dólares australianos y en los 1,517 dólares neocelandeses. De hecho, contra el kiwi es donde el euro cede más terreno en lo que va de 2012, con una depreciación del 8,9 por ciento, mientras que su valor medido en las divisas canadiense y australianas ha caído un 6,4 y un 7,3 por ciento durante el ejercicio.
Pero este rosario de mínimos no termina aquí. Pese a no ser históricos, no por ello deja de resultar significativo el nivel al que se encuentra el cruce del euro contra el yen japonés, la corona sueca, la libra esterlina y la corona noruega, frente a las que se deprecia un 2,8, un 5,1, un 6,2, y un 3,7 por ciento, respectivamente. Estos descensos se traducen en que la moneda única se encuentre en sus cambios más bajos con la moneda nipona desde el año 2000, como al igual le ocurre contra la corona sueca. Actualmente un euro sólo compra 97 yenes y 8,50 coronas. Por su parte, frente a la divisa de su país vecino, Noruega, el euro ha descendido hasta las 7,48 coronas, con lo que en este par el euro vuelve a pisar un terreno que no veía desde el año 2003. No tan drástica ha sido su caída frente a la divisa británica contra la que todavía sostiene, aunque a duras penas, su tipo de cambio en las 0,78 libras esterlinas. Aun así, supone su nivel más bajo en los últimos cuatro años.
El extraño caso del yuan chino
Además de contra los 10 cruces más negociados, la debilidad del euro se deja notar en su cambio contra el yuan chino. De esta forma, contra la divisa de la segunda mayor potencia económica se deprecia durante 2012 un 5,6 por ciento hasta los 7,89 yuanes. Su nivel más bajo en una década. Este dato no les hace mucha gracia a las autoridades del gigante asiático ya que una de las puntas de lanza de esta economía es la fortaleza de su sector exportador y la Unión Europea es uno de sus principales socios comerciales. Es más, con el fin de mantener el buen tono de su superávit comercial Pekín está frenando al yuan contra el billete verde; ahora se cruza a 6,38 dólares. De esta forma, se da la circunstancia de que el yuan está al mismo tiempo en mínimos del año contra el billete verde y en máximos de una década contra la moneda única.
Dos respuestas, ¿un sólo destino?
El próximo jueves el BCE celebrará su reunión en la cual caben dos respuestas totalmente distintas, pero que sobre el euro podrían tener el mismo efecto: redundar en su depreciación. Ya que si la autoridad monetaria cumple con lo que ha dejado entrever Draghi en sus últimas declaraciones, adoptará nuevos estímulos monetarios, entre los que se podría dar una caída del tipo de interés oficial. Esto incidiría en una caída de la rentabilidad de los activos nominados en euros y, por tanto, desincentivaría la demanda de esta divisa, lo que en última instancia tiraría a la baja su valor. La otra opción, no adoptar medidas, supondría defraudar las expectativas y reanimar la desconfianza existente sobre la supervivencia de la moneda única, lo que a su vez también provocaría su depreciación.

No hay comentarios:

Publicar un comentario