J. Jaime Herández Corresponsal / El Universal
Washington.-
Una investigación del Senado de Estados Unidos puso al descubierto la
vulnerabilidad de los controles antilavado de dinero del sistema bancario
mexicano y acusó al banco británico HSBC de haber permitido que los cárteles
mexicanos de las drogas se hicieran “más poderosos” al tolerar que blanquearan
grandes cantidades de recursos.
Ayer, durante una audiencia en el Senado, HSBC anunció el cierre de un indeterminado número de sucursales en “zonas de alto riesgo” para el blanqueo de activos en México, y la cancelación de casi 20 mil cuentas bancarias en las Islas Caimán.
Además, el principal responsable de las labores de auditoría del banco, David Bagley, anunció su dimisión ante el subcomité de investigación del Senado a cargo de Carl Levin, el legislador que acusó a HSBC de haber permitido que los cárteles se hicieran “más poderosos” al haber dado la espalda al lavado de dinero y al financiamiento de actividades terroristas a través de su extensa red de filiales internacionales.
“He recomendado al grupo que ahora es el momento adecuado para mí y para el banco de que alguien nuevo sirva como jefe de control del grupo”, dijo Bagley.
En una audiencia que contó con la nutrida presencia de funcionarios de HSBC, legisladores y periodistas, Bagley contó con la ayuda de su colaborador y ex presidente ejecutivo de HSBC en México entre 2007 y 2008, Paul Thurston, quien refirió los muchos problemas que enfrentó la institución para operar en el problemático “ambiente de México”.
En un tono que desplegó en busca de comprensión y, quizá, de la absolución por adelantado de una investigación que conduce el Departamento de Justicia, Thurston reconoció que el modelo antiguo de HSBC en México sólo exacerbó los problemas en las filiales, los que fueron aprovechados por el crimen organizado para lavar ingentes cantidades de dinero.
“El ambiente de México resultó más desafiante de lo que yo jamás había experimentado”, dijo Thurston. “Los gerentes de sucursal operaban como dueños de una franquicia, con un elevado grado de autonomía... Además, los empleados del banco se convirtieron en blanco de sobornos, extorsión y hasta secuestro” , dijo el ex funcionario de HSBC en México al asegurar que, tras lecciones aprendidas, se han tomado nuevas políticas y una nueva cultura de tolerancia cero hacia procesos de revisión y certificación de los recursos que hoy son objeto de una investigación criminal en Estados Unidos.
Apenas ayer, el senador Carl Levin, quien preside el subcomité de investigación en el Senado, difundió un informe de más de 300 páginas en el que se acusa a la filial de HSBC en México de haberse convertido en uno de los principales centros de lavado de dinero al servicio de los cárteles de la droga y de haber expuesto al sistema financiero estadounidense a un amplio espectro de riesgos de blanqueo de activos procedentes del narcotráfico y financiación terrorista.
“Entre 2007 y 2008, la filial de HSBC en México fue el más importante exportador de dólares a la filial de HSBC en Estados Unidos, enviando 7 mil millones de dólares en efectivo, con lo que se supera a los más grandes bancos de México y otras filiales de HSBC en el mundo”, se señala en el documento que fue elaborado por el subcomité.
El informe destaca que algunos de los miles de millones de dólares en efectivo fueron enviados por avión o carretera desde México hacia Estados Unidos.
Además, la filial mexicana tiene 50 mil cuentas y fondos por 2 mil 100 millones de dólares en las islas Caimán, a pesar de que no tiene ni oficinas ni empleados en ese lugar.
En una muestra de su disposición para cooperar con la investigación que conduce el Departamento de Justicia, los funcionarios de HSBC dieron a conocer las nuevas directivas para impedir el lavado de dinero y confirmaron el cierre de las cuentas de dólares de cientos de clientes en las islas Caimán.
El informe del Senado también acusa al banco de hacer negocios con la principal institución financiera de Arabia Saudita, Al Rajhi Bank, a la que Washington vincula con diversos grupos terroristas islámicos, en especial con Al Qaeda.
Mientras los altos ejecutivos de HSBC comparecían ayer ante el subcomité de investigación del Senado, las conversaciones para llegar a un acuerdo negociado con el Departamento de Justicia avanzaban de forma obligada para sortear una investigación criminal contra varios ejecutivos de esta institución que habrían sido cómplices de los cárteles de la droga al ocultar grandes flujos de dinero entre México y EU.
Ayer, durante una audiencia en el Senado, HSBC anunció el cierre de un indeterminado número de sucursales en “zonas de alto riesgo” para el blanqueo de activos en México, y la cancelación de casi 20 mil cuentas bancarias en las Islas Caimán.
Además, el principal responsable de las labores de auditoría del banco, David Bagley, anunció su dimisión ante el subcomité de investigación del Senado a cargo de Carl Levin, el legislador que acusó a HSBC de haber permitido que los cárteles se hicieran “más poderosos” al haber dado la espalda al lavado de dinero y al financiamiento de actividades terroristas a través de su extensa red de filiales internacionales.
“He recomendado al grupo que ahora es el momento adecuado para mí y para el banco de que alguien nuevo sirva como jefe de control del grupo”, dijo Bagley.
En una audiencia que contó con la nutrida presencia de funcionarios de HSBC, legisladores y periodistas, Bagley contó con la ayuda de su colaborador y ex presidente ejecutivo de HSBC en México entre 2007 y 2008, Paul Thurston, quien refirió los muchos problemas que enfrentó la institución para operar en el problemático “ambiente de México”.
En un tono que desplegó en busca de comprensión y, quizá, de la absolución por adelantado de una investigación que conduce el Departamento de Justicia, Thurston reconoció que el modelo antiguo de HSBC en México sólo exacerbó los problemas en las filiales, los que fueron aprovechados por el crimen organizado para lavar ingentes cantidades de dinero.
“El ambiente de México resultó más desafiante de lo que yo jamás había experimentado”, dijo Thurston. “Los gerentes de sucursal operaban como dueños de una franquicia, con un elevado grado de autonomía... Además, los empleados del banco se convirtieron en blanco de sobornos, extorsión y hasta secuestro” , dijo el ex funcionario de HSBC en México al asegurar que, tras lecciones aprendidas, se han tomado nuevas políticas y una nueva cultura de tolerancia cero hacia procesos de revisión y certificación de los recursos que hoy son objeto de una investigación criminal en Estados Unidos.
Apenas ayer, el senador Carl Levin, quien preside el subcomité de investigación en el Senado, difundió un informe de más de 300 páginas en el que se acusa a la filial de HSBC en México de haberse convertido en uno de los principales centros de lavado de dinero al servicio de los cárteles de la droga y de haber expuesto al sistema financiero estadounidense a un amplio espectro de riesgos de blanqueo de activos procedentes del narcotráfico y financiación terrorista.
“Entre 2007 y 2008, la filial de HSBC en México fue el más importante exportador de dólares a la filial de HSBC en Estados Unidos, enviando 7 mil millones de dólares en efectivo, con lo que se supera a los más grandes bancos de México y otras filiales de HSBC en el mundo”, se señala en el documento que fue elaborado por el subcomité.
El informe destaca que algunos de los miles de millones de dólares en efectivo fueron enviados por avión o carretera desde México hacia Estados Unidos.
Además, la filial mexicana tiene 50 mil cuentas y fondos por 2 mil 100 millones de dólares en las islas Caimán, a pesar de que no tiene ni oficinas ni empleados en ese lugar.
En una muestra de su disposición para cooperar con la investigación que conduce el Departamento de Justicia, los funcionarios de HSBC dieron a conocer las nuevas directivas para impedir el lavado de dinero y confirmaron el cierre de las cuentas de dólares de cientos de clientes en las islas Caimán.
El informe del Senado también acusa al banco de hacer negocios con la principal institución financiera de Arabia Saudita, Al Rajhi Bank, a la que Washington vincula con diversos grupos terroristas islámicos, en especial con Al Qaeda.
Mientras los altos ejecutivos de HSBC comparecían ayer ante el subcomité de investigación del Senado, las conversaciones para llegar a un acuerdo negociado con el Departamento de Justicia avanzaban de forma obligada para sortear una investigación criminal contra varios ejecutivos de esta institución que habrían sido cómplices de los cárteles de la droga al ocultar grandes flujos de dinero entre México y EU.
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