RAÚL RODRÍGUEZ
CORTÉS / EL UNIVERSAL
México entero sabe que cualquiera que
robe unos panes, leche o algo para comer por la necesidad de alimentarse y/o
alimentar a los suyos, va a parar a la cárcel irremediablemente y que muchos de
los reos que son procesados o purgan condenas están tras las rejas por ese tipo
de delitos.
Por eso indigna que funcionarios que
defraudan con recursos públicos, como los de Pronósticos Deportivos para la
Asistencia Pública, que falsearon un concurso de Melate para cobrar premios por
162 millones de pesos ni siquiera vayan a prisión, y si es que los detienen,
por ser un delito que no es grave alcanzan fianza. México entero sabe que son
muchos los delincuentes de cuello blanco amparados en la impunidad.
La indignación deviene en rabia
cuando uno cae en la cuenta que se trata de recursos que el ciudadano pone para
la asistencia pública, sería ingenuo pensar que es la primera vez que se
realizan este tipo de maniobras, que del ilícito se conoció seis meses después
de cometido (como si el agonizante gobierno panista hubiera querido librar
efectos electorales) y que ya ni siquiera podamos soñar con que la suerte nos
permita algún día ganar el Melate o la Lotería, otras instituciones que se van
al demonio --no porque así lo señale un político opositor--, sino porque la
corrupción se ha encargado de que así sea.
Y muy lamentable resulta que la
maniobra implique a ciudadanos comunes relacionados con funcionarios públicos
rapaces: ya sean empleados de contratistas (los encargados de grabar para la TV
el concurso de Melate) o sus familiares, que son parte todos ellos de la
enésima generación de mexicanos convencida de aquello de que el que no transa
no avanza o de eso otro de Señor, a mí no me des, ponme dónde haya.
Es la corrupción, pues, que parece
habernos llegado hasta el cuello. Ejemplos de este caso: la edecán Jessica
Blumenkron Suárez, quien memorizó los falsos números del sorteo 2 mil 518 del
22 de enero de este año y que fueron colocados en un cintillo televisivo sobre
los del sorteo original, sin que la interventora de Gobernación se diera
cuenta. Su media hermana, Sara Solorzano Suárez, fue la encargada de cobrar 11
millones que le tocaban a la edecán quien, por cierto, es sobrina de Fernando
Blumenkron Escobar, magistrado presidente de la tercera ponencia del Tribunal
Superior de Justicia de Morelos.
De manera que las autoridades también
investigan a hermanos, padres y otros familiares de los funcionarios de
Pronósticos Deportivos que cobraron los premios del sorteo falso de Melate y
Revancha. Es el caso de Constantino López González, padre de Héctor Hugo López
Jiménez, ex subdirector de Concursos y Sorteos, quien tenía en su poder dos
boletos ganadores de 22 millones 400 mil pesos que cobró el 13 de febrero
pasado en Zacatecas (estado, donde se paga menos impuesto).
Otra persona sujeta a investigación
es Leticia Guadalupe Figueroa Castañeda, esposa de José Luis Jiménez Mangas, ex
director de Progol, Protouch y Pronósticos Rápidos, quien cobró un premio por
44 millones 800 mil pesos el 6 de marzo pasado, también en Zacatecas.
Una más: Guadalupe Pérez Luna, madre
de Gustavo García Pérez, ex representante de la Subdirección de Concursos y
Sorteos, quien cobró en el DF un premio por 11 millones 200 mil pesos. Y otra:
Sandra Amalia García González, pareja de Carlos Alberto López Martínez,
responsable de pesaje de esferas de Pronósticos, quien cobró un premio de 4
millones 804 mil 576 pesos el 20 de febrero pasado.
Así las cosas, la ley del menor
esfuerzo y el dinero fácil bajo el amparo de la impunidad, mientras que muchos
miles de mexicanos honorables que se resisten al embate de la corrupción, igual
en el ámbito privado que en el público, lucha todos los días por sobrevivir con
sueldos miserables o centenares de talentos que se quemaron las pestañas en el
estudio, que tienen postgrados y sobreviven en el subempleo porque no hay quien
quiera aprovechar su preparación y conocimientos mediante el pago de un salario
remunerador y digno.
Y esta podredumbre acaba de darnos un
ejemplo más, el de Malinali Gálvez Ruiz, hermana de Xóchitl Gálvez, quien fuera
comisionada de los Pueblos Indígenas en el gobierno de Vicente Fox y candidata
del PAN al Senado en la pasada elección. Malinali está ahora tras las rejas
acusada de formar parte de una banda de secuestradores que enjaulaba a sus
víctimas.
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