La convocatoria llamaba a acampar ante el
Parlamento, blindado por la policía
Los manifestantes han ido del Congreso a Génova,
pasando por Sol y de vuelta a la carrera de San Jerónimo
F. Javier Barroso Madrid / El País
La
protesta contra los recortes liderada la tarde del domingo por funcionarios no
acabó finalmente en acampada, como pedía la convocatoria inicial, aunque las
consignas se escucharon en la Plaza de Neptuno - cercana al Congreso de los
Diputados - hasta después de la medianoche, cuando unas 500 personas todavía se
concentraban en un ambiente pacífico que distaba de la tensión y las cargas policiales del viernes. Poco antes de las tres de la
madrugada, la protesta se había disuelto por completo sin altercados y dejando
una persona detenida por resistencia a las autoridades. Según informó la
policía, no era funcionario.
La cita
del domingo fue tranquila y no tuvo nada que ver con los enfrentamientos de los
días anteriores. Los manifestantes corearon cánticos como "arriba, arriba,
todos a luchar" o "hasta las pelotas de rosas y gaviotas [por los
símbolos de PP y PSOE, los dos principales partidos españoles]". Hubo algo
muy llamativo: la especie de acercamiento que se vivió entre antidisturbios y
ciudadanos tras días de agresividad y cargas. Los agentes, en Neptuno, se
quitaron los cascos de seguridad y los cambiaron por viseras de tela, un gesto
que los manifestantes interpretaron como un signo de empatía y que agradecieron
con un aplauso colectivo entre gritos de "Sí se puede-sí se puede".
También hubo gritos contra la diputada Andrea Fabra y contra los políticos en
general. "Más bomberos, menos consejeros", era otro de
los lemas coreados.
Cuando
llegó la hora del desalojo - sobre las dos de la madrugada - un centenar de
agentes antidisturbios llegaron a Neptuno con la intención de reabrir el
tráfico del Paseo del Prado en dirección a Atocha. De nuevo se puso de
manifiesto que el clima de esta protesta era de lo más pacífico y los agentes
procedieron a informar a los asistentes de que, si no se retiraban, tendrían
que pedirles la documentación y podrían denunciarlos. La concentración se
disolvió y solo dejó un detenido en la calle Cervantes, en el Barrio de las
Letras.
Una nueva
marcha que no llega al Congreso
La manifestación
comenzó por la tarde en las inmediaciones del Congreso de los Diputados, - completamente blindado por
unas 50 furgonetas policiales - en protesta por el tijeretazo del Gobierno, que incluye la supresión este
año de la paga extra de Navidad a todos los empleados públicos y la reducción
de los moscosos.
El Parlamento
estaba rodeado de policía y la marcha recorrió las calles del centro de la
capital: de la carrera de San Jerónimo, los manifestantes bajaron por Neptuno,
paseo del Prado hasta la calle de Génova, donde se encuentra la sede nacional
del PP, aunque no pudieron acceder hasta este edificio al estar también
protegido por agentes. Entonces, decidieron marcharse a la Puerta del Sol, de
allí volver a la carrera de San Jerónimo hacia Neptuno.
Aunque la
convocatoria inicial a través de las redes sociales llamaba a acampar frente al
Congreso, la policía había vallado la zona y ya desde las nueve y media de la
noche impedía el acceso a los manifestantes, reunidos en las cercanías desde
hora y media antes.
Policías,
bomberos, profesores, sanitarios o trabajadores de la Administración pública se
sumaron a esta protesta, en la que se oyeron gritos en contra del Gobierno y
pidieron la dimisión del presidente, Mariano Rajoy. A medida que pasaban las horas se sumaron los
transeúntes, que han llegado a ser más de 500. Dos motoristas, uno de ellos
policía local, se acercaron al lugar de la concentración y aceleraron sus motos
para protestar haciendo ruido ante los aplausos de los asistentes. Ambos fueron
identificados por la policía, aunque no los multaron.
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