La mayor sequía de EE UU en 50 años empuja al alza el precio de los
alimentos
Los precios
del maíz y de la soja registran la mayor subida mensual de los últimos 25 años
"Las
subidas no tienen por qué provocar una crisis", dice David Hallam, de la
FAO
Alicia González Madrid / El País
Los graneros de medio mundo empiezan a hacer
recuento del estado de sus reservas. El otoño se presenta duro y complicado si
los malos datos de producción de cereales del arranque del verano se confirman
en las próximas semanas. Los precios ya están descontando que las previsiones de
las cosechas de algunos cereales para este año no se cumplirán y, llegados a
ese punto, el fantasma de una tercera crisis alimentaria planea sobre los
mercados de materias primas.
Las alarmas han saltado en Estados Unidos, que está
atravesando la peor sequía en más de 50 años. Se están viendo afectadas, sobre
todo, las cosechas de maíz y de soja, lo que está empujando al alza el precio
de estos cereales en el mercado. Según datos de Barclays Capital Research, se
trata de la mayor subida de la historia reciente. En concreto, los futuros
sobre el maíz y el trigo —como alternativa a una posible escasez de maíz— han
elevado un tercio sus precios desde mediados de junio, “la mayor subida mensual
en el mercado estadounidense de grano en más de un cuarto de siglo”, lo que nos
remonta a 1986. Este aumento se produce, además, sobre unos niveles de precios
que ya estaban elevados y que, en el caso del maíz y de la soja, se aproximan a
sus máximos históricos.
Hasta ahora, el índice de precios de los alimentos
de la FAO (Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la
Agricultura) no refleja tensiones importantes en los principales productos
básicos y aún se sitúa muy lejos de los máximos alcanzados en 2008 y 2011,
“pero los riesgos potenciales están creciendo”, según explica desde Roma David
Hallam, director de la división de comercio y mercados de la organización.
Entre los riesgos que enumera
Hallam está la posibilidad de que Rusia y Ucrania impongan restricciones a sus
exportaciones de grano, cuya producción también se está viendo mermada por una
intensa sequía, y que los problemas meteorológicos se extiendan, con fenómenos
como el de El Niño, a regiones productoras de Latinoamérica, Asia y algunas
zonas de África.
“En realidad, nuestros cálculos apuntan que en el
peor de los escenarios, la producción de maíz alcanzará los niveles de 2011.
Pero esa no es razón para la complacencia porque se esperaba que hubiera margen
para aumentar las reservas y no va a ser así. Las reservas de EE UU equivalen
apenas al 8% de su cosecha y en las próximas semanas pueden anunciar incluso
una reducción hasta el 6%”, apunta.
Ese bajo nivel de reservas deja al mercado en una
situación de gran vulnerabilidad. Los analistas de Barclays Capital reconocen
que las reservas globales estaban en peor situación en 2007 y en 2008, pero
advierten de que la capacidad global para absorber cualquier problema
inesperado es muy limitada, especialmente por lo que respecta al maíz y la
soja. Los monzones en India, por ejemplo, están dejando un 20% menos lluvia de
lo que suele ser habitual, “pero la producción de arroz, de momento, va
francamente bien”, apunta el responsable de precios de la FAO. Para los
expertos de Barclays, el flojo desempeño de la producción india por los
monzones es una amenaza real para uno de los países más poblados del planeta.
Las tensiones en torno al maíz han revivido el
fantasma de la crisis de las tortillas, que provocó serias revueltas sociales
en México a principios de 2007 y que luego tuvo su reflejo en muchos países de Asia,
cuando la subida del precio del maíz se trasladó al arroz y al trigo y elevó de
forma generalizada los precios de los alimentos. Es un riesgo real, “pero creo
que los países han aprendido las lecciones políticas que se derivaron de
aquellas crisis. Las actuales subidas de precios no tienen por qué degenerar
necesariamente en algún tipo de crisis”, asevera Hallam. “Nuestro problema en
2006 es que nadie nos creía cuando advertíamos de que se avecinaba una crisis
alimentaria. Ahora, todo el mundo cree ver una crisis de ese tipo en cuanto
suben los precios de las materias primas agrícolas”, reconoce el directivo de
la FAO.
Las perspectivas del sector para
el periodo 2012-2021, elaboradas por la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) y por la FAO para el G-20 y que acaban de ser
presentadas en París, subrayan que “los precios de las materias primas
alimentarias permanecerán previsiblemente en una tendencia alcista a lo largo
de la próxima década, sostenidos por una demanda firme y por un crecimiento
desacelerado de la producción global”. El informe augura que el crecimiento de
la producción agrícola se frenará hasta una media del 1,7% anual a lo largo de
la próxima década, frente a la media del 2% de los últimos años.
En un entorno de crisis económica como el actual,
el de los cereales es el primer repunte significativo de precios de los últimos
meses y puede obligar a los Gobiernos de los países emergentes a tomar medidas
rápidamente. Los economistas de BNP Paribas creen que el alza de los precios
alimentarios ocupa un puesto destacado en los actuales riesgos de la economía
global. Los datos de producción de agosto indicarán la gravedad del problema.
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