Alejandro Villagómez / El Universal
Hace tres años, por estos días, el mundo recibía con optimismo los primeros informes que indicaban que varias de las principales economías del mundo estaban iniciando su recuperación después de la fuerte recesión que vivieron desde el 2008 en el marco de una profunda crisis económica y financiera mundial. Sin embargo, sabíamos que la recuperación sería frágil y lenta. El reporte que publicó ayer el FMI sobre sus perspectivas económicas mundiales no hace más que confirmar esta situación. La economía mundial sigue caminando en el filo de la navaja o sobre un campo minado que ante el menor error o choque, provoca una explosión que obliga a detener o disminuir su marcha y replantearse su trayecto.
El Fondo Monetario Internacional
ha reajustado a la baja sus perspectivas de crecimiento mundial para este año y
para el 2013, al ubicarlas en 3.5% y 3.9% respectivamente. Sabemos que muchas
de las economías desarrolladas, particularmente en Europa, se encuentran
nuevamente en recesión como consecuencia de su crisis de deuda y ahora también
financiera. Destacan los casos de España e Italia, pero otros como el reino
Unido o Francia mantienen crecimientos muy bajos. En conjunto, los países ricos
no crecerán más del 1.4% este año y 1.9% el próximo.
Lo que preocupa adicionalmente es
que ahora las previsiones para las economías emergentes tampoco son muy
favorables. En prácticamente todos estos países se registran revisiones a la
baja lo que significa menores tasas de crecimiento. Destaca la situación de los
BRIC, de quienes se esperaba un mayor impulso a la economía mundial. Pero
Brasil, Rusia , India y China han visto un mayor enfriamiento de sus economías,
ya sea porque la demanda mundial para sus productos no ha sido la esperada, o
porque los precios de algunas materias primas que exportan se han caído o
porque enfrentan presiones importantes en ciertas variables, como son sus tipos
de cambio o tasas de inflación.
En suma, el panorama económico
mundial en los próximos años no resulta optimista, e incluso existen diversos
riesgos en el entorno global que pueden complicar aún más la situación. La
crisis europea no ha sido resuelta. Las acciones que se han tomado han
permitido respiros en el corto plazo, pero los problemas de fondo o
estructurales se mantienen en la mayoría de los casos, y aun suponiendo que se
den los pasos correctos para corregirlos, los resultados llevarán tiempo.
Mientras tanto, en un interno de incertidumbre, la volatilidad tiene a crecer y
cualquier choque o ruido que se produce puede tener efectos desproporcionados.
Japón continúa en su ya prolongada “crisis” y la economía norteamericana sigue
arrojando cifras mixtas que dificultan definir tendencias. Pero sobre todo, la
situación del desempleo en muchos de estos países es aún dramática, lo que complica
la situación.
En este entorno destaca la
economía mexicana, cuyo comportamiento económico no ha sido malo en términos
relativos y considerando este adverso panorama mundial. Sin embargo, no debeos
confundir este resultado con nuestra capacidad real interna de sostener un
mayor crecimiento. En realidad esta capacidad es muy limitada y ya sabemos de
los múltiples problemas en nuestro mercado interno. Aunque el FMI mantuvo
nuestra previsión de crecimiento para 2013 en 3.6%, yo considero que los
riesgos a la baja son mayores. Este es el escenario que enfrentará la nueva
administración y de las decisiones iniciales de políticas públicas dependerán
los resultados en los siguientes años de este nuevo sexenio. En este sentido,
los siguientes meses serán claves en este proceso de negociaciones y
decisiones. Esperemos que no volvamos a perder la oportunidad de cambiar.
¿INCLUSIÓN FINANCIERA?
Este es un tema que en fechas
recientes se ha convertido en punto relevante de la política pública en el
mundo y en México. Significa la posibilidad de ampliar los servicios
financieros a la mayoría de la población. Sin embargo esto requiere de
responsabilidad de todos los actores involucrados. El punto que comento es
simple. Hace poco tiempo fueron modificadas las pantallas de los cajeros
automáticos de BBVA, los cuales por cierto no resultan de lectura amigable por
la cantidad de información, pasos, etcétera. El caso es que se llega a una
pantalla en donde del lado izquierdo dice “No deseo donar” y de lado derecho
“continuar”. Puede ser un tema de sicología, pero muchos interpretan el no
deseo donar como la opción default y no presionamos esa tecla y sí la de
continuar. Sin embargo, el “default” de no deseo donar es “si deseo donar”, por
lo que terminamos donando si desearlo. La causa puede ser noble, pero el
mecanismo no me parece bueno. En las últimas semanas he recibido muchos
comentarios en redes de muchos casos que terminaron donando sin darse cuenta.
No hay nada ilegal en la pantalla del cajero, pero creo que si realmente
quieren fomentar la inclusión financiera, éste no es el camino. La gente
termina por huirle a los cajeros y al uso de las tarjetas. Se lo dejo a la
conciencia de los directivos del banco. Por lo pronto lector, si usa cajeros,
lea cuidadosamente cada pantalla, aunque se haga una fila larga y el uso de
estos dispositivos resulte cada vez más ineficiente.
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