Luis Foncerrada Pascal / El UniversalPeña Nieto planteó varios desafíos y carencias que resolver: crimen, educación, salud, pensiones, certeza jurídica, caída de la producción de Pemex, infraestructura, telecomunicaciones, exceso de regulación, corrupción, desperdicio del gasto, subsidios sin sentido, programas regresivos, un coeficiente de distribución que no mejora y una pobreza que urge reducir.
La solución es impensable sin racionalizar el gasto y sin un gasto público adicional anual de no menos de cuatro o cinco puntos del PIB, para que no quede todo en buenos deseos. Éste es el reto de la administración. Mejorar el gasto e incrementar el ingreso sin restar productividad y competitividad a la economía. Veamos la situación de las finanzas federales, gasto e ingreso federal. Los Estados requieren otras soluciones que no planteo hoy. Gastar mejor es una condición fundamental. Hoy se da la oportunidad para eliminar programas y subsidios irracionales que benefician solamente a los deciles de ingresos altos. El momento es ahora, de aquí a diciembre, para rediseñar el presupuesto, cortar y recanalizar con decisión y con audacia. Si el capital político desaparece en meses, todo quedará igual. Se requiere una decisión firme del Ejecutivo sobre la corrección del gasto. El PAN y el PRD ya no pueden ignorar la oportunidad, hay que incluirlos en el éxito. En el terreno de los ingresos hay aún más por hacer. La competitividad, la inversión y el empleo no están desvinculados de los impuestos, cuáles y cómo se cobran. La situación de las finanzas públicas es frágil. Por cuarto año consecutivo no sólo tendremos un déficit público, sino también un déficit primario, el que resulta de restar al ingreso el gasto sin los intereses de la deuda: nos endeudamos para pagar intereses. En cualquier contabilidad eso es quiebra, exceso exagerado de gasto frente a una clara falta de ingresos. Con una complicación adicional, 33% del ingreso viene del petróleo, sujeto a vaivenes de precio y a la caída de la plataforma de producción. Además hay otra reducción de ingresos ya legislada para el 2013, el ISR se reduce en un punto, a 29%. La deuda no es una opción, es un truco temporal que reduce los márgenes de acción en el futuro y minimiza inminentemente los recursos disponibles para el sector privado. Grecia en el presente y México en 1982 son buenos ejemplos de este absurdo. El saldo histórico de los recursos utilizados por el sector público supera al del sector privado, ya, en 10 puntos del PIB. Para mantener la deuda pública constante como proporción del PIB, el endeudamiento del 2013 no puede ser de más de un punto y medio del PIB. ¿Qué hacer? Una verdadera reforma fiscal y no otra miscelánea: simplificar radicalmente la tributación, desaparecer el ISR y el IETU y otras cinco contribuciones e impuestos (Seguro Social, SAR, Infonavit, IDE y Nómina). Sustituir todo por un solo impuesto de tasa única, que gravaría el valor que agregan las empresas y las personas físicas, la tasa sería menor a la del ISR y se incrementaría la recaudación porque se amplía la base y, con un buen diseño, mejoraría la progresividad. Un paso serio a la modernidad, a la simplificación radical y a una fiscalización muy eficaz del SAT. Se incrementaría la productividad, la competitividad, la inversión y sin duda el empleo. Adicionalmente hay que generalizar e incrementar el IVA con una canasta básica para proteger a los deciles de menores ingresos. Sólo así se podrá iniciar la solución a los retos que existen. Sólo así podremos establecer una base fiscal para incrementar la tasa de crecimiento y sostenerla. Otras opciones tímidas, como incrementar el ISR, sólo quitar el IETU o inventar otros impuestos, sólo resultarían en otra miscelánea inútil y limitada, todo seguiría igual, perderíamos la gran oportunidad de crear empleos y se reduciría la competitividad. Requerimos un cambio, el político se está dando, requerimos el fiscal. Es el más importante para crecer, no lo hagamos depender de la reforma política ni de ninguna otra, no hay tiempo. No podemos posponer el crecimiento.
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