jueves, 30 de diciembre de 2010

ESPECULACIÓN MUNDIAL CON TRIGO; POSIBLE ALZA AL PAN

Especulación en mercados internacionales y crudeza del invierno, factores de riesgo: Canainpa
Prevén productores aumento en precios de bolillo y pan de dulce
El incremento en 2011 podría ser de 50 centavos, señala el vicepresidente del organismo
Según productores de pan, en este año absorbieron el incremento en el valor de los insumos, pero en 2011 será necesario ajustar precios si continúa la especulación en los mercados internacionales
Juan Carlos Miranda / Periódico La Jornada
La especulación en los mercados internacionales del trigo y otras materias primas amenaza con impactar en los precios del bolillo y del pan dulce en México, que en los primeros meses de 2011 podrían aumentar 50 centavos, informó la Cámara Nacional de la Industria Panificadora (Canainpa).
El vicepresidente del organismo, Antonio Arias, explicó que el valor del producto está determinado en gran medida por los mercados de futuros, tanto de la Bolsa de Chicago como de la de Nueva York (que comercializan alimentos como trigo, maíz, cacao, soya, arroz y azúcar), donde "grandes capitales internacionales" acaparan los productos y generan "falsa escasez", lo que provoca que los precios aumenten.
Otro factor que podría hacer que suban las cotizaciones –abundó– es la manera en que se dé la cosecha invernal de trigo en los principales países productores, como Rusia, China, Estados Unidos, Canadá y Argentina.
"Si las cosechas son malas, y el invierno pinta realmente muy feo, sobre todo en zonas como Rusia, el norte de Europa, Canadá y Estados Unidos, inevitablemente subirá el precio", comentó Antonio Arias en entrevista con este diario.
Resaltó que lo anterior toma especial relevancia si se considera que en el caso del trigo, la producción nacional alcanza apenas para satisfacer 40 por ciento de la demanda interna, mientras el 60 por ciento restante se debe importar.
Poca utilidad
El dirigente sostuvo que los constantes altibajos registrados este año en los precios de los insumos generaron menores utilidades en la industria, debido a que al no ser controlados, los propios panaderos tuvieron que absorber las alzas (como la de 60 por ciento en grasas y harinas) para mantener cotizaciones competitivas.
"Este año prácticamente se han mantenido los precios. Ha sido difícil porque muchos expendedores no los han movido, ya no se puede crear diferencial entre unos y otros, porque los consumidores cuidan su dinero, y si hay gran variación se van a comprar a otro lado".
Agregó que lo anterior ha permitido que en este año los cierres de expendios hayan sido mínimos, además de que se han mantenido los 450 mil empleos que genera la industria.
No obstante, destacó que en los últimos 12 meses ha habido un incremento importante en el número de expendios que trabajan en el mercado informal, por medio de la producción de pan en garajes y localitos en zonas populares, de los que se ha detectado la existencia de entre 7 mil y 8 mil a escala nacional.
Por otra parte, comentó que en comparación con otros países, el consumo de pan en México es relativamente bajo, debido a que mientras aquí se consumen 33 kilos por persona al año, en Chile ingieren 72 kilos; en Rusia 225 y en Turquia 180, lo que obedece a cuestiones culturales, como la preponderancia de la tortilla en la mesa mexicana.
Respecto a las perspectivas del sector para 2011, dijo que intentarán crecer a una tasa de entre 3 y 4 por ciento, pero poniendo especial cuidado en no incrementar los precios al consumidor final.
"No queremos enfocar nuestro avance en el incremento de precios porque sabemos que la población está muy gastada, tiene poco dinero en los bolsillos. El aumento en los salarios mínimos no refleja el alza real de las materias primas o de los insumos en el mercado, y la canasta básica está muy apretada", señaló.

DESEMPLEO AFECTA A 81 MILLONES DE JOVENES

De los más de 211 millones de desempleados que se calcula que hay en el mundo, aproximadamente 81 millones (40%) son jóvenes de entre 15 y 24 años, informó la Organización Internacional del Trabajo (OIT) .
En un estudio sobre la situación del desempleo mundial y su relación con el fenómeno migratorio, la OIT advirtió que la actual crisis económica 'ha golpeado más fuerte a los jóvenes que a la población adulta y ha empeorado su situación en el mercado laboral'.
Por ejemplo, en los países industrializados mientras la tasa promedio de desempleo entre los jóvenes representó este año 13.1%, el promedio entre los adultos fue de 4.8 por ciento.
Además se calcula que 152 millones de jóvenes en el mundo viven en hogares con ingresos menores a 1.25 dólares al día, a pesar de tener un empleo, por lo que muchos migran tanto a áreas urbanas de sus propios países como a otras naciones en busca de mejores opciones económicas.
Tan es así que actualmente los jóvenes representan 15 por ciento de la población migrante entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) , es decir, un poco más de 9.1 millones de personas.
De acuerdo con la OIT, la migración puede representar efectivamente una opción para mejorar la calidad de vida de los jóvenes, su ingreso y su capacitación, e incluso para contribuir al desarrollo de los países emisores, por las remesas.
Tanto la OCDE como el Banco Mundial consideran que los temas de mercado laboral y jóvenes migrantes pueden ser incluidos en los próximos años en las agendas de distintos gobiernos, dada su creciente importancia.
Sin embargo, el éxito de esta migración depende de varios factores, por ejemplo si el migrante es recién llegado al país receptor o bien si es de segunda generación, es decir, nació en el país receptor como hijo de un migrante.
También es importante el dominio que tenga del idioma del país receptor, pues entre mayor dominio de la lengua que se habla en el lugar al que se migra, mejores posibilidades tendrá de competir en igualdad de condiciones en el mercado laboral con la población nativa de la misma edad.
Otro de los factores importantes es el estatus migratorio y la escolaridad que tengan. Si los jóvenes migran de manera legal y cuentan con estudios, tendrán mejores posibilidades de obtener un trabajo decente.
Fuente: El Universal

MIS MEJORES DESEOS PARA 2011

Mauricio Merino / El Universal
Cerrar cada año con los mejores deseos para el que sigue es una tradición sana. Sobre todo cuando las cosas están mal, los buenos deseos pueden servir para darnos aliento e imaginar que estamos de acuerdo en algunas cosas. Desear, por ejemplo, que el 2011 no traiga más baños de sangre para el país, ni más violencia, ni más odio, quizás sea algo que podamos compartir muchos. Y conste que no se trata más que de la expresión de un deseo.
Pero ya sería algo, pues con frecuencia sospecho que ni siquiera estamos deseando lo mismo. Porque una cosa es ganar una guerra sin cuartel contra todos los delincuentes, todos los enemigos y todos los conspirados —tan ardua y tan paranoica como la que libraba el sultán de Delhi, Muhammad Tughlak, según la versión de Elías Canetti, tan exitosamente librada, que acabó con todos sus adversarios reales y potenciales, hasta quedarse sólo consigo mismo—, y otra distinta es desear que vuelva la paz y la seguridad a la convivencia o, al menos, que se nos vaya quitando el miedo que llevamos pegado a la piel desde hace años.
Yo deseo que en el 2011 tengamos razones para volver a creer en las instituciones políticas del país. Ruego que se observe bien el fraseo: no estoy deseando que la gente vuelva a creer en las instituciones de un día para el otro, pues comprendo que no es así como funcionan las cosas; lo que deseo es que haya buenas razones para volver a creer, que es diferente. Es decir, deseo que haya procesos judiciales que nos sorprendan; que algunos ministerios públicos cumplan con su deber de manera impecable y que lo sepamos todos, sin albergar duda ninguna; que, por ejemplo, se resuelvan con éxito los casos emblemáticos de secuestros, desapariciones y asesinatos que nos han conmovido tanto; deseo que atrapen y castiguen a los captores de Diego Fernández de Cevallos, pero también —como él mismo ha dicho ya varias veces— que no vaya a resolverse sólo ese caso y se dejen abandonados los otros, como el del asesinato de Marisela Escobedo y su hija. Deseo, pues, que los funcionarios que encarnan el sistema de justicia de México ofrezcan resultados plausibles. No deseo grandes hazañas, excepto la del cumplimiento de su deber.
Me gustaría que el presidente Calderón cobrara conciencia del tiempo; que se dé cuenta de que el sexenio dura exactamente seis años y que el suyo está de salida; desearía que aspire a dignificar las instituciones que tiene en sus manos y que comprenda que todavía sería viable, si quisiera, construir los cimientos de un buen sistema de rendición de cuentas que es hoy la gran carencia ética y práctica que traba la eficacia y el funcionamiento de todo el gobierno. Pero me detengo enseguida, pues eso ya es desear demasiado. A cambio, formulo un deseo más modesto: que no intente de ninguna manera extender sus designios más allá del 2012.
Deseo también que el proceso electoral comience con buenos augurios, que los partidos no sigan minando la autonomía, ni abusando de la confianza social en el IFE, como si ésta fuera petróleo. Y deseo también que los consejeros —los seis que ya están y los tres que nombrarán algún día— se tomen en serio como autoridades electorales y no permitan que sea el Tribunal, una y otra vez, quien dicte la última línea en todos los casos. A los magistrados les puede encantar la política y lucir bien en los reflectores, pero es deseable recordar que si el Trife ha de tomar la batuta solo, será porque las cosas ya se han salido de cauce.
Deseo que la izquierda no se coma a sí misma antes de comenzar las campañas electorales del 2012; que sus dirigentes históricos, morales e histriónicos comprendan que si tienen alguna oportunidad de ganar, es presentándose unidos bajo una sola candidatura y un solo programa de acción. Aunque no deseo que acaben actuando del mismo modo que el PRI, que ya da por hecho todos los triunfos electorales en los comicios que habrá de aquí al 2024, y cuyo futuro dirigente ya habla y actúa como si, en efecto, ya hubieran ganado. Deseo, en fin, que si lo hacen sea con votos ganados y no comprados —especialmente en el estado de México.
Por mi parte, deseo seguir escribiendo y seguir trabajando en los mismos lugares donde ya lo hago —y, como añadiría Juan Gabriel, con la misma gente—. No sé si deseo más amigos, pues los que tengo me colman. Pero sí deseo más amor, que buena falta nos hace.
Profesor investigador del CIDE

MIGRANTES, FÁCIL CAMBIO DE DISCURSO EN MÉXICO CUANDO LA BRÚJULA NO APUNTA HACIA EL NORTE

México SA
Materia prima de la boyante industria del secuestro en el país
Carlos Fernández-Vega / La Jornada
En materia de migración, todo indica que al gobierno mexicano se le hace muy fácil modificar diametralmente su actitud y su discurso cuando la brújula no apunta hacia el norte. A lo largo de los años, a Estados Unidos –así sea en el plano retórico– le ha "exigido" respeto a los derechos humanos y laborales de los emigrantes nacionales, que leS garantice seguridad y que se siente a negociar un tratado bilateral en este renglón. Sin embargo, cuando en la misma dinámica los reclamos provienen de las naciones centroamericanas, entonces tal gobierno actúa exactamente en sentido contrario y asume una actitud igual de deleznable a la que tanto reclama de las autoridades estadunidenses.
La misma agresión, explotación, persecución y violación de garantías de que son víctimas los mexicanos expulsados de su tierra en el dorado norte se da en México contra los migrantes centroamericanos, con el agravante de que éstos se han convertido en la materia prima de una impune cuan boyante industria: la del secuestro, por el crimen organizado que abierta- mente opera en el país, en la que no poca es la participación y complicidad que tienen las propias autoridades migratorias nacionales. Y el gobierno mexicano siempre reclama, pero el tono depende de la orientación de la brújula. Si apunta hacia el norte, lo hace en tono pausado y sumiso; si apunta hacia el sur, entonces es grotesco y altanero.
Ya se escuchó el tono soberbio de la Secretaría de Relaciones Exteriores –otrora la más guapa del baile– en torno al más reciente atentado contra migrantes centroamericanos (en Oaxaca): ante la protesta del gobierno guatemalteco por el incremento de la violencia contra sus connacionales, la SRE altaneramente respondió que “las acusaciones unilaterales no contribuyen a generar el espíritu de cooperación que requiere este enorme reto… para que la lucha contra el crimen organizado sea eficaz, es indispensable la cooperación de las autoridades de las naciones hermanas de Centroamérica, ya que dichas organizaciones operan en todos los países de la región… El principio de corresponsabilidad debe orientar las acciones de todos los gobiernos de la región para hacer frente a este problema”.
El gobierno chapín, como lo han hecho el salvadoreño y el hondureño, envió ayer una nota diplomática a México para protestar por "las constantes violaciones a los derechos humanos de los migrantes que transitan por territorio mexicano", al tiempo que exigió investigar y procesar a los responsables del secuestro de medio centenar de indocumentados, ocurrido el pasado 16 de diciembre en Chahuites, y de otros plagios en las cercanías de Arriaga, los cuales tuvieron lugar el día 22, pero cuya cifra de víctimas no ha sido precisada (La Jornada).
Lo anterior fue suficiente para que la SRE reaccionara como se indica líneas arriba, sin resolver problema alguno y sin asumir que la vida de los migrantes mexicanos es tan valiosa como la de los centroamericanos o la de los provenientes de cualquier otra zona del planeta. El gobierno mexicano no puede funcionar con dos caretas: exigir por un lado respeto para los connacionales que se ven obligados a abandonar su tierra y, paralelamente, mostrar indolencia ante la violación de los derechos humanos de otros indocumentados que en la mayoría de los casos están de tránsito en el país, porque su mira es –al igual que los mexicanos– el dorado norte. Con qué calidad moral reclama el gobierno mexicano a Estados Unidos por el trato que da a los connacionales, cuando en los hechos procede exactamente igual contra los centroamericanos (de hecho, la administración calderonista demostró fehacientemente lo que le interesa el tema, al solapar a Cecilia Romero, ex comisionada del Instituto Nacional de Migración, garantizándole impunidad total. ¿Esa es una muestra de la "corresponsabilidad" de que habla la Secre- taría de Relaciones Exteriores?).
No es nuevo el delicado asunto de la industria del secuestro contra los migrantes
centroamericanos. Tampoco la documentada participación en ella de algunas autoridades federales y estatales de México, y mucho menos el discurso de la SRE en torno al tema. Tampoco es novedosa la industria que se ha desarrollado en torno al llamado (con exactitud) "tren de la muerte", en el que se transportan los cientos de miles de migrantes centroamericanos. No lo es otra industria boyante: la de los policías que extorsionan a estos indocumentados, menos la relativa al pago de mordidas en las estaciones migratorias para que dejen escapar a cierto tipo de migrantes, ni lo son tantos y tantos otros negocios relacionados con la suerte de los expulsados de su tierra.
El problema, precisamente, es que transcurren los años, cambian las administraciones, aumentan los discursos, crece la corrupción, se incrementa el número de secuestros, se robustece la brutali- dad de las bandas delictivas, se perfecciona la extorsión policiaca, y nada resuelve el gobierno mexicano. ¿Qué esperaba entonces la Secretaría de Relaciones Exteriores de los gobiernos guatemalteco, hondureño o salvadoreño? ¿Agradecimiento, piropos, flores o, como era obvio, una protesta diplomática?
De hecho, hasta en las buenas acciones el gobierno mexicano se muestra extremadamente lento, porque, dicho sea de paso, el cura recientemente adoptado y protegido por Margarita Zavala, la esposa del inquilino de Los Pinos, ha sido amenazado y hostigado por las bandas de secuestradores desde hace mucho; incluso sobre el particular hay varios puntos de acuerdo en el Senado de la República para que las autoridades tomen cartas en el asunto. Pero nada. Las denuncias públicas de Alejandro Solalinde, el director del albergue Hermanos en el Camino, datan de muchos años atrás y nadie, absolutamente nadie, ha metido la mano, ni siquiera para lo más elemental: garantizar seguridad y protección al denunciante, ya no se diga a los migrantes centroamericanos agredidos.
Que por su pasividad y sumisión no le hagan caso en el norte en el tema migratorio, no justifica que el gobierno mexicano haga lo mismo con los migrantes centroamericanos.
Las rebanadas del pastel
En lugar de corregir, en Los Pinos hicieron berrinche por uno de los cables divulgado por Wikileaks y publicado en El País, que describe “la dramática situación en la frontera de México con Guatemala (…), territorio donde narcotraficantes y contrabandistas de armas pelean por sus respetos y las avionetas cargadas con cocaína aterrizan a plena luz del día… mientras Estados Unidos tiene 30 mil agentes en la línea fronteriza con México, sólo 125 policías mexicanos protegen los límites con Guatemala… la policía mexicana es ineficaz o corrupta, y la población, abandonada secularmente por el Estado, ha decidido aceptar la protección de grupos criminales tan poderosos como Los Zetas”.

SEGUNDA DÉCADA: LA AGENDA

John Saxe-Fernández / La Jornada
En pocas horas empieza la segunda década del siglo XXI, cuando se asentarán perfiles básicos sobre si es posible una transición, "no-terminal", de una civilización dependiente de los combustibles fósiles, a otra centrada en fuentes renovables de energía, en el ahorro, eficiencia y acceso global y equitativo a su uso.
Aunque en esta era de la cohetería balística intercontinental y del armamento termonuclear el reto es lograr esa transformación sin una tercera guerra mundial (TGM) y sin que se produzca un devastador deterioro climático-biológico irreversible, la experiencia histórica indica que la "racionalidad" requerida para ello se ha visto mediatizada por lo que C. Wright Mills llamó "la irresponsabilidad organizada", en pos de ganancias por la vía de la especulación financiera, las soluciones expeditas del intervencionismo, las guerras y la diplomacia de fuerza.
Recuérdese que las cúpulas de la industria eléctrica, del gas, petróleo, carbón, automotriz y el sistema bancario/financiero tienen gran peso en la gestión doméstica y externa de las naciones industrializadas, lideradas por Estados Unidos en dependencia, consumo y derroche energético.
La hegemonía sobre los instrumentos de Estado por parte de esos consorcios, si bien no es total o definitiva, obstaculiza la fluidez para adoptar medidas efectivas ante el acelerado deterioro ambiental por la emisión de gases de efecto invernadero (GEI), al tiempo que auspicia la vía militar por el control de los cada vez más escasos campos gigantes de petróleo convencional, desatando catástrofes humanas en Irak y Afganistán; aumentando la tensión y el conflicto en el mundo y en Oriente Medio, sede de la mayor reserva petrolera mundial y, como ilustran los documentos de Wikileaks, gestando el caos a diestra y siniestra al militarizar, mercenarizar y degradar el derecho internacional y las relaciones interestatales.
Se propician así los vínculos entre las guerras de conquista, la intervención/ocupación militar y los precipitantes de una TGM: " los hombres del petróleo no quieren la guerra", apuntó certero C. Wright Mills en Las causas de la tercera guerra mundial (Ballantine, 1963), “...pero sus intereses son de tal naturaleza que ellos se la jugarán más que cualquier otra industria. No son ‘mercaderes de la muerte’; son mercaderes de petróleo. Pero no simple y llanamente ‘petroleros’: también son hombres políticos. Son parte de los capitalistas de línea dura en la toma de riesgos”.
Así, aunque bienvenida cualquier limitación del armamento nuclear, la continuidad con Obama de las guerras y ocupaciones de Bush-Cheney en Irak y Afganistán y en otras naciones y regiones, incluyendo el asedio y codicia por el petróleo iraní, venezolano y africano, persiste y aumenta el riesgo de TGM, aún con un START renovado. Ello –inter alia– por el acoso de EU a Rusia e Irán, con despliegues antibalísticos en las narices del Kremlin, que fragilizan la disuasión y la ecuación estratégica: de desatarse una TGM el planeta será inhabitable.
En lo referido a la irreversibilidad del deterioro climático y de la extinción de especies en curso, los retos y obstáculos son elevados. Los que emiten la tajada mayor de GEI posponen medidas efectivas en favor de diseños especulativos con el clima y de despojo empresarial/militar de las forestas nativas (REDD). Ello, cuando amenaza la "irreversibilidad del calentamiento" por la inminente desintegración del hielo en Antártida y Groenlandia, según advierte el Instituto Goddard de la NASA (Monthly Review, diciembre de 2010).
También se detecta "una súbita aceleración en la extinción de especies porque el movimiento del cambio climático es mayor al desplazamiento que las especies puedan realizar como respuesta". Según el director de Goddard, "el futuro del planeta lo determinará de muchas maneras lo que podamos hacer en los años por venir. No es asunto para la próxima generación: para cuando los jóvenes lleguen a la adultez, la situación podría estar fuera del control".

BUEN DESEO: !PEMEX LIBERADO¡

Francisco Suárez Dávila / El Universal
El Pemex que surge de la expropiación cardenista de 1938 es uno de los grandes proyectos mexicanos del siglo XX. La primera empresa estatal petrolera que logra administrar el recurso frente al deliberado boicot extranjero. Técnicos mexicanos desarrollaron en los 70 los grandes campos de Chiapas y Tabasco que nos situaron en los primeros lugares mundiales en producción y reservas. La gran capacidad de ejecución que entonces evidenció le permitió ser un motor del desarrollo nacional, impulsando polos regionales, puertos industriales y complejos petroquímicos. Nuevamente, en los 90, los técnicos mexicanos activaron el gran yacimiento de Cantarell.
Pero el Pemex del siglo XXI es más bien otra muestra del rezago nacional: Cantarell se sobreexplotó para dar recursos tributarios que se dilapidaron. Pemex, como caja del gobierno, ha servido más a la política fiscal que a la petrolera; se ha llegado al absurdo de que Pemex se endeuda para pagar impuestos. No se han hecho nuevas refinerías, después de interminables discusiones sobre dónde ubicar la nueva, la de Tula, no se ha construido. Importamos gasolinas, la petroquímica no es rentable, el Instituto del Petróleo se dedicó a organizar cursos de inglés, la corrupción es endémica en gobierno, sindicato, y empresa, pero ahora sin capacidad de ejecución. Los proveedores son mayoritariamente empresas extranjeras, la insuficiencia, envejecimiento, falta de mantenimiento de la infraestructura —como ductos— es un riesgo a la seguridad energética, ahora agravado por el narcoterrorismo. El pico de producción de 2004 de 3.8 millones de barriles diarios es ahora un millón menor.
La reciente seudorreforma logró algo difícil de imaginar: "amarrar" aún más a Pemex; su capacidad de actuar como empresa está limitada, ya no sólo por Hacienda, la interventora de su caja, sino por la Secretaría de la (Dis)Función Pública y la de Energía, que por su historial inútil bien podría desaparecer. "Arriba" de los órganos corporativos normales se ha creado una superestructura con nuevas comisiones reguladoras; "abajo", una pléyade de comisiones por función y por sector. Pemex está a la vez sobrerregulado y deficientemente regulado. Como avance, se le liberaron algo de recursos fiscales; inclusive la inversión tiene trato presupuestal especial. En suma, el sector petrolero es institucionalmente uno de los más rezagados del mundo.
Se requiere un consenso nacional, como deseo de año nuevo, para liberar a Pemex, enviar buena parte de la malograda reforma al archivo histórico, hacer una reforma constitucional, redefinir la rectoría del Estado con un sentido moderno que dé las salvaguardas necesarias, configurar a Pemex como una empresa pública de clase mundial, siguiendo el ejemplo de la Empresa Estatal Noruega o Petrobras. Esta empresa debe pagar una Renta Petrolera Nacional y los impuestos empresariales normales, así se le corrige su quebrado balance. Con ello, puede emitir acciones con participación privada minoritaria para financiarse.
La nueva empresa pública debe hacer alianzas estratégicas con empresas internacionales para perforar en aguas profundas o extraer gas o crudos pesados con nuevas tecnologías. Los contratos incentivados son un avance, pero puede ser conveniente autorizar "contratos riesgo"; debe permitirse inversión privada, preferentemente nacional, como lo ha hecho Brasil, en refinerías y distribución de gasolina y gas; los excedentes petroleros deben colocarse en un fondo de reserva con el doble propósito de compensar altibajos en el precio, y para fines de desarrollo nacional, incluso, nuevas fuentes de energía.
Se revertiría una causalidad perversa: no hay reforma fiscal porque Pemex genera los recursos, la llamada "enfermedad holandesa". Si Hacienda pierde captación tributaria, lo que Pemex gana, no le queda más que hacer una reforma. Así el mundo folklórico mexicano comienza a reordenarse. Hacienda recauda, Pemex tiene recursos para explorar y explotar las materias primas estratégicas, permite actividad privada nacional en las secundarias, se asocia con empresas punta de lanza para desarrollar tecnologías. Corporativamente, el Estado mexicano determina las líneas estratégicas, el director general dirige, el consejo aprueba políticas y supervisa. Todo ello requiere, como lo ha escrito atinadamente Adrián Lajous, una nueva arquitectura institucional, una previa y cuidadosa regulación secundaria, y una política de precios racional.
Para ello se requiere preparar a la opinión pública y al Congreso; líderes de izquierda y derecha entienden la necesidad del cambio. El país no puede quedar atrapado en el siglo XX, en un pilar fundamental para su desarrollo.
Catedrático de la Universidad Iberoamericana

LOS ENREDOS MONETARIOS

David Ibarra / El Universal
Todavía se piensa o se quiere pensar que las concepciones económicas representan una guía confiable para sustentar la acción de los gobiernos sin mayor referencia a criterios políticos o sociales. Como demuestra la reciente crisis global, los paradigmas en que se sustentan las políticas públicas son imperfectos, en parte por responder a planteamientos ideológicos exagerados y, en parte, por estar insertos en procesos incesantes de adaptación a circunstancias cambiantes.
Lo dicho es singularmente aplicable a los bancos centrales y a sus políticas siempre inmersas en pretensiones desbordadas y mudanzas significativas. El último cuarto del siglo pasado vio el desplazamiento del manejo macroeconómico de los ministerios de hacienda a los bancos centrales, al asumir la estabilidad de precios el papel central entre los propósitos socioeconómicos de los gobiernos. Empleo, crecimiento, equidad distributiva pasan a ocupar un lugar secundario en la orientación de las políticas públicas. Son los años de oro del monetarismo y el eclipse de la visión keynesiana que había salvado al Primer Mundo de la Gran Crisis de los años treinta.
Antes de ese periodo, los bancos centrales se distinguían por las funciones que desempeñaban —emisión monetaria, prestamista de última instancia, banquero del gobierno, supervisor del crédito, etcétera—, más que por determinar las grandes metas nacionales. Cuando se les otorga independencia —más respecto a los gobiernos que respecto al sector privado— y se les autoriza a fijar por sí mismos o quizás en combinación con los gobiernos la meta superior de inflación, se está delegando a un cuerpo tecnocrático, no electo democráticamente, la decisión macroeconómica vertebral de los países. En México, por ejemplo, mientras las decisiones sobre el gasto público o los impuestos son objeto de intensos e interminables debates en las cámaras legislativas, las relacionadas con la inflación pasan desapercibidas pese a sus enormes repercusiones sobre la producción, el empleo, la balanza de pagos o el fisco. Más aun, se pasa igualmente por alto la discusión sobre la selección de los precios a vigilar, los plazos de cumplimiento de las metas antiinflacionarias o la selección de los instrumentos monetarios para alcanzarlos.
Con esa amplia discrecionalidad de acción, los bancos centrales han intentado —con fracasos y algunos aciertos— controlar la inflación por los más diversos caminos, casi siempre sacrificando el crecimiento e inclusive la democracia participativa. En unos intentos, impusieron límites al crédito o a la expansión de la oferta monetaria, dados sus efectos sobre los precios; en otros, tomaron como ancla antiinflacionaria el tipo de cambio y, en unos terceros, ligaron el signo monetario propio al de otra moneda reputada como estable. La mayor parte de esos ensayos resultaron insatisfactorios o costosos en empleo, dada la multiplicidad y volatilidad de los intereses y de los fenómenos nacionales e internacionales que influyen sobre la inflación. Recuérdese aquí las crisis cambiarias repetitivas que asolaron a México cuando se usó de ancla inflacionaria al tipo de cambio.
El penúltimo intento que ya tenía pretensiones de definitivo llevó a muchos gobiernos a fijar directamente metas inflacionarias, y a restringir paralelamente otras políticas públicas que pudiesen contravenirles, conforme a una especie de consenso monetario cuyos términos podrían sintetizarse como sigue:
1. La política monetaria se sitúa en manos de un banco central independiente, lo más aislado posible del tráfago político. 2. Se fijan metas de inflación con un horizonte predeterminado de tiempo, como ancla nominal del sistema de precios. 3. Se utilizan ajustes en la tasa de interés de corto plazo del propio banco central para el control directo de la demanda e indirecto de los precios. 4. Se limita o prohíbe el crédito del banco central al gobierno. 5. La política monetaria se orienta exclusiva o muy principalmente al control de los precios de los bienes y servicios intermedios y de consumo. 6. Se relega a un segundo plano cualquier otra meta económica o social.
Derivado de lo anterior, se angostan los alcances de la política fiscal y se subordina la política social a los dictados económicos. Curiosamente, se producen también decisiones limitativas del intervencionismo de los bancos centrales, asociados íntimamente a la gestación de la debacle global. Una, se refiere al abandono paulatino de las funciones de supervisión y control del sistema bancario y financiero, para delegarlo a instituciones creadas ad-hoc; otra, a acotar la política antiinflacionaria a la evolución de ciertos precios al detalle, que excluyen los precios de los activos, aun a riesgo de la gestación de burbujas, como las producidas en el mercado inmobiliario y en las bolsas de valores, y una tercera, dejar en el olvido la cuestión fundamental de la estabilidad global y nacional de los sistemas financieros y del crédito. Aquí juegan factores claves de complicación como la interdependencia económica universal, los contagios desestabilizadores entre sistemas financieros o la presencia de políticas nacionales encontradas, que estorban la corrección de los desajustes comerciales o la armonización de políticas cambiarias.
La Gran Recesión, como ahora se ha bautizado a la crisis reciente, puso abruptamente de relieve la insuficiencia del canon monetarista en armonizar las dos estabilidades fundamentales de todo sistema económico: la del empleo y la de los precios. Las viejas reglas paradigmáticas quedan en ruinas. Frente al fantasma de la inflación, se alza hoy el espectro inverso de la deflación que ya causó destrozos en Japón, y arriesga la recuperación norteamericana, frente a la cual, el manejo monetario tiene severas limitaciones. Contrariamente al propósito de acotar el intervencionismo estatal, los gobiernos del Primer Mundo han emprendido sin rubor el rescate de empresas, a instituciones en peligro de quiebra. La reducción del activismo fiscal, criterio monetarista imprescindible, ha sido rebasado con gastos que sitúan los déficits de los países industrializados en cifras casi nunca vistas; la negativa tradicional de los bancos centrales a monetizar los déficit públicos o a otorgar crédito directo a empresas privadas, fue violentada con los rescates y el llamado quantitative easing de la Reserva Federal de los Estados Unidos, del Banco de Inglaterra o del Banco Central Europeo.
El canon monetarista extremo necesita de reparación mayor. Aún se mantienen formalmente las metas de inflación, aunque esta última registre niveles bajísimos. En los hechos, el control de los flujos del crédito —que se quieren robustecer hoy por hoy— ha tomado el papel dominante de la política monetaria, apoyado en la acción fiscal heterodoxa. De nueva cuenta, los bancos centrales tendrán que reanudar la búsqueda de enfoques más completos, de clarificar sus metas, de seleccionar mejor los instrumentos de acción e incluso de aceptar la sujeción o la complementariedad al orden fiscal para atender coordinadamente el complejo íntegro de las prelaciones públicas: inflación, empleo, crecimiento.
Es posible que en circunstancias singulares el control de la inflación se constituya en la cuestión central a resolver. En la generalidad de los casos hay, sin embargo, muchos otros propósitos sociales de igual o superior jerarquía que exigen atención ordenada y simultánea. En la crisis que se vive, los gobiernos ya aprenden a evitar la contradicción institucionalizada de conservar, de un lado, la obsesión antiinflacionaria y, de otro, sin coordinación ni instrumentos apropiados, perseguir estrategias en favor de la recuperación y la equidad social.
Analista político

EL SECTOR AGROALIMENTARIO, UN PILAR DE FUTURO

JESÚS SERAFÍN PÉREZ / EL PAÍS
A nadie se le escapa el papel fundamental de la alimentación para la vida y la salud de las personas. Necesidad, placer, cultura y convivencia se unen en la mesa. Esta pequeña ceremonia cotidiana, en su aparente sencillez, muestra que la alimentación es capaz de armonizar, como pocas actividades humanas, el interés individual y el colectivo. Curiosamente, la economía pone también en contacto estos dos intereses y, dentro de ella, el sector agroalimentario destaca por generar riqueza alrededor de una actividad imprescindible. Pero esta industria no solo produce bienes para el consumo, sino que mantiene una estrecha relación con una serie de elementos de gran valor vinculados a la identidad de un país, como el patrimonio natural, el paisaje y la gastronomía.
En su dimensión estrictamente económica y ateniéndonos a las cifras, la relevancia del sector en España es notable. Con unas 30.000 empresas y medio millón de trabajadores, representaba a cierre de 2009 el 8% del PIB general y el 14% del PIB industrial, conformando el primer sector manufacturero de nuestra industria y siendo clave en la proyección exterior de nuestro país y en su balanza comercial, con un valor de las exportaciones que asciende a 15.000 millones de euros. Por dimensión, por ocupación, por fuerza productiva y exportadora y por su valor estratégico, el sector agroalimentario constituye uno de los principales motores del país. Son argumentos que permiten afirmar que la salud y vitalidad de nuestra economía dependen, en parte, de él.
En un tiempo de grave crisis global, que afecta especialmente a España, debemos de ser capaces de movilizar nuestros mejores activos con el fin de estabilizar la situación y, posteriormente, completar con garantías este camino hacia el avance de la productividad, como ya están haciendo algunos países de la zona euro.
En este contexto, la lógica aconseja apostar por aquellas actividades que han demostrado solidez ante la adversidad de los dos últimos años.
Si observamos con atención el comportamiento del sector agroalimentario en lo que llevamos de crisis, nos daremos cuenta de que, aunque no ha sido inmune a ella, puesto que ha experimentado un decrecimiento del 3,4% en cuanto a valor de la producción con respecto al año anterior, ha logrado mantenerse con éxito. Esto se explica por distintas razones entre las que cabe señalar, de entrada, sus características intrínsecas y su comportamiento anticíclico que le hacen menos vulnerable que otros sectores industriales en situaciones adversas. Otros factores que han contribuido a esta resistencia son la calidad y seguridad en la producción, el mantenimiento del empleo y la importancia de la demanda exterior. Quizá todo esto no hubiese bastado sin una determinada actitud. Ante la incertidumbre, nuestros empresarios han apostado por la prudencia y la estabilidad. Finalmente, merece la pena subrayar que el sector ni ha precisado ni solicitado ningún tipo de ayuda gubernamental durante este tiempo.
Por tanto, no es casual que el Ministerio de Industria haya señalado al sector agroalimentario como una de las siete áreas estratégicas de nuestra economía sobre las que pivotará la recuperación, según contempla el Plan Integral de Política Industrial 2020 (PIN 2020), y que incluye también a la automoción, el sector aeroespacial, la biotecnología, las nuevas tecnologías, la industria orientada a la protección ambiental y las energías renovables. En este mosaico de sectores es evidente que no todos presentan el mismo grado de desarrollo y es indiscutible que habrá que potenciar nuevos sectores tractores de una economía española que necesita alejarse de la crisis lo más pronto posible. Sin embargo, puesto que todos los sectores citados se consideran estratégicos, sería contraproducente que el apoyo a unos fuera en detrimento de otros. Cada uno de ellos está llamado a jugar su propio papel en el objetivo común.
Siguiendo esta filosofía -que será la única que nos devolverá a la vía del crecimiento y del bienestar-, el apoyo a cada sector estratégico debe tener muy en cuenta sus dinámicas y especificidades. En este sentido, para que el sector agroalimentario despliegue todo su potencial hay que afrontar de modo prioritario algunas cuestiones abiertas que ahora actúan de lastre. Así, por ejemplo, es imprescindible acometer una mayor simplificación normativa para evitar la proliferación de legislaciones diferentes en los niveles europeo, nacional y regional.
También es necesario establecer un nuevo marco de relaciones entre todos los agentes de la cadena de valor -sector primario, industria y distribución- que proporcione un mayor equilibrio y transparencia en la cadena alimentaria, supervisando y eliminando las prácticas desleales. Hoy en España diez grandes grupos controlan la comercialización del 90% de los productos de más de 30.000 empresas y de un millón de agricultores, produciéndose una clara posición de dominio, no exclusiva de nuestro país, sino que tiene dimensión europea... La unanimidad es general en torno a esta inquietud. Desde que la Comisión Europea lanzó en 2009 su Comunicación sobre la mejora en el funcionamiento de la cadena agroalimentaria se ha profundizado en su análisis y se han identificado los cuellos de botella que impiden su desarrollo. Pero no solo eso. Todas las instituciones comunitarias -los Consejos de Ministros de Competitividad y Agricultura, el Parlamento Europeo y el Comité Económico y Social-, en diferentes declaraciones públicas, han dejado constancia del problema y la necesidad de articular una solución.
La constitución el pasado día 16 de noviembre, en Bruselas, del Foro de Alto Nivel sobre la Mejora del Funcionamiento de la Cadena Alimentaria, que continuará los trabajos y desarrollará las recomendaciones del Grupo de Alto Nivel para la Competitividad del Sector Alimentario, supone un paso más muy importante en la búsqueda de la transparencia en un marco de relaciones equilibradas que permita el máximo de juego a la libre competencia en beneficio de todo el conjunto, incluido (especialmente) el consumidor, que también se ve afectado por esta situación en términos de variedad de la oferta, innovación de producto, elección de establecimiento e incluso precio.
En la medida en que se resuelvan estas cuestiones, el sector agroalimentario se convertirá en un referente aún más sólido -si cabe-, y podrá profundizar en aspectos decisivos para el futuro como son la internacionalización de nuestras empresas y el fomento de la actividad I+D+i. Respecto al primero, y sin dejar de prestar atención a nuestro mercado natural, la Unión Europea, hay que fijarse en países en desarrollo como China, India, Taiwan, Brasil, México o Singapur, donde las clases media y alta están cambiando sus patrones de consumo y muestran cada vez más interés por los productos importados. En cuanto a la investigación, no cabe duda de que la ventaja competitiva de España solo puede basarse en una economía del conocimiento que otorgue valor añadido a la producción. Avanzar en este aspecto requiere un esfuerzo adicional por parte de todos los actores, que debe expresarse en un gran pacto entre el poder público y las empresas.
A pesar de que la crisis está castigando duramente a nuestro país, la buena noticia es que contamos con instrumentos y recursos adecuados para salir de ella. Como sucede con las enfermedades complejas, y esta crisis lo es, el tratamiento solo puede basarse en la combinación de distintos elementos. En definitiva, la clave es sumar y no se puede prescindir de ningún remedio: además de las repetidas y deseadas reformas estructurales; estímulo de la confianza de los ciudadanos para reactivar el consumo; apuesta decidida por nuevos modelos donde se tenga en cuenta el mercado global y el conocimiento. Y de manera destacada, el respaldo firme por parte de los poderes públicos a sectores como el de la alimentación y bebidas cuya solvencia, demostrada en momentos difíciles, supone un auténtico aval de confianza para hacer frente a los retos del porvenir inmediato y un elemento tractor seguro en la recuperación económica. -
Jesús Serafín Pérez es presidente de la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) y de la Confederación Europea de Industrias Agroalimentarias (CIAA).

NUEVA YORK CONTRA ERNST & YOUNG

El proceso legal que el Estado de Nueva York finalmente entabló contra Ernst & Young, el auditor de Lehman Brothers, ha deparado pocas sorpresas. La empresa de contabilidad de los Cuatro Grandes ha tenido problemas desde marzo, cuando el apasionante informe sobre la quiebra de Lehman Brothers encargado por un tribunal a un analista forense puso de manifiesto el fracaso de aquellos a la hora de destapar lo que este consideraba chanchullos contables. Lo que más llama la atención es que la empresa de contabilidad no haya alcanzado un acuerdo antes de llegar a esta situación.
Lehman había aplicado un truco llamado acuerdo de recompra 105 para sacar temporalmente activos de sus balances al acercarse el final de cada trimestre. Antes de su hundimiento, el banco transfería hasta 50.000 millones de dólares en valores de renta fija a fin de mostrarles a los inversores unos coeficientes de apalancamiento menores al final del trimestre. Ahora, Andrew Cuomo, el fiscal general de Nueva York, sostiene que Ernst &Young "facilitó directamente un importante fraude contable". Y quiere 150 millones de dólares -las cuotas que la empresa cobró a Lehman entre 2001 y 2008- más daños para arreglar las cosas.
En circunstancias normales, es de suponer que Cuomo estaría dispuesto a alcanzar un acuerdo por menos que eso. Ni siquiera los 150 millones de dólares parecen una gran carga para una empresa que ingresó 21.300 millones de dólares en el primer semestre del año. También es menos de la mitad de los 335 millones de dólares que Ernst & Young pagó a Cendant en 1999 cuando resolvió una disputa legal sobre 500 millones de dólares de ingresos supuestamente falsos en una empresa cliente que Cendant compró.
Puede que el fiscal general saliente no le haya dado a Ernst & Young la opción de pactar. O quizá la empresa confíe en que la demanda judicial contra ella no se sostenga. O puede que esté esperando una mayor benevolencia por parte de Eric Schneiderman, que asumirá el cargo de fiscal general en enero. Sea cual sea la razón que más se aproxime, E&Y probablemente pueda permitirse correr algún riesgo.
Una de las razones es que se trata de un caso civil, no de un caso penal como el que acabó con la empresa de Arthur Andersen tras el escándalo de Enron. Y cualquier posible daño a la reputación probablemente ya esté hecho.
Fuente: El País

lunes, 27 de diciembre de 2010

LA PRODUCCIÓN DE CRUDO EN 2010, LA MÁS BAJA EN LA DÉCADA: COMISIÓN NACIONAL DE HIDROCARBUROS

Pasó de 3 millones 12 mil barriles diarios en 2000, a 2 millones 576 mil en este año
Refinería de Petróleos de Mexicanos en Tula, HidalgoFoto Alfredo Domínguez
Israel Rodríguez / Periódico La Jornada
En este 2010 que está por concluir la producción de crudo será la más baja registrada en la última década, de acuerdo con informes de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH). El desplome en la explotación de petróleo desde finales de 2000, año en que iniciaron gestión los gobiernos panistas, la caída acumulada es de 14.5 por ciento.
De esta manera, la producción pasó de un promedio diario de 3 millones 12 mil barriles en 2000, a 2 millones 576 mil observados entre enero y hasta el 19 de diciembre de 2010. Unos 436 mil barriles diarios menos.
Pero si se considera el máximo nivel de producción obtenido en 2005, durante la administración de Vicente Fox, cuando se alcanzó un récord de extracción de 3 millones 383 mil barriles al día, la debacle es de 807 mil barriles diarios, equivalente a una caída de 24 por ciento, solamente en el último quinquenio.
Sin embargo, pese a que durante los últimos diez años de administraciones panistas se obtuvieron los mayores excedentes petroleros en la historia moderna de la industria, la riqueza petrolera del país ha sido desaprovechada para generar crecimiento económico.
De acuerdo con el último informe de resultado de la fiscalización superior de la Cuenta Pública 2008 de la Auditoría Superior de la Federación (ASF), reveló que de 2001 a 2008 el gobierno federal obtuvo excedentes, la mayor parte petroleros, por un billón 281 mil 902 millones de pesos, unos 100 mil millones de dólares.
De ese monto total, 71 por ciento se utilizaron en ampliaciones presupuestarias a dependencias y entidades que se destinaron principalmente a gasto corriente.
En el más reciente Informe de Resultados de la Cuenta Pública 2008, se destacó que esa cifra acumulada de recursos excedentes es similar al endeudamiento del sector público que fue de un billón 262 mil 562 millones.
El informe del órgano fiscalizador de la Cámara de Diputados, que lleva un desfase de casi dos años entre las aplicaciones del gasto y las revisiones, destaca que con los ingresos excedentes por un billón 281 mil 902 millones de pesos se pudo haber reducido el nivel de endeudamiento.
La revisión de los excedentes del sexenio de Vicente Fox y los dos primeros años de Felipe Calderón, ambas administraciones panistas, destacó que 51.7 por ciento, equivalente a 663 mil 156 millones de pesos, provinieron de los ingresos petroleros; y 48.3 por ciento, unos 618 mil 746 millones de pesos, de ingresos no petroleros.
Respecto de 2008, segundo año de gobierno del presidente Calderón, subrayó que los ingresos por excedentes ascendieron a 315 mil 476.2 millones de pesos, es decir, 12.4 por ciento más de lo programado en la Ley de Presupuesto.
De ese monto, se aplicaron 25.5 por ciento en infraestructura; 21.6 para erogaciones con destino específico de dependencias y entidades; y 16.3 por ciento para ampliaciones al gasto corriente en entidades de control presupuestario directo.
Los informes oficiales oportunos de la CNH dan cuenta de la constante debacle en la producción de crudo durante la última década. En 2000 la producción nacional de crudo fue de 3 millones 12 mil barriles diarios; en 2001 fue de 3 millones 127 mil barriles; en 2002, 3 millones 176 mil; en 2003, 3 millones 371 mil; en 2004, 3 millones 383 mil; en 2005, 3 millones 333 mil; en 2006, 3 millones 256 mil; en 2007, 3 millones 77 mil; en 2008, 2 millones 791 mil; en 2009, 2 millones 602 mil y en el periodo enero y noviembre de 2010 registra un promedio de 2 millones 576 mil barriles diarios.

DE LA CONCENTRACIÓN DE INGRESOS

La mayoría de los mexicanos hemos ido perdiendo capacidad adquisitiva, con la disminución de los salarios reales.
Jesús Alberto Cano Vélez / Excelsior
La realidad del país evidencia un estancamiento económico, de poco más de un tercio de siglo, con su etapa más grave en los últimos diez años de creciente desigualdad social, desempleo masivo, incertidumbre y una creciente pobreza de la que no teníamos antecedentes desde los años de avance social posrevolucionario, en el siglo XX.
En estos lustros la mayoría de los mexicanos hemos ido perdiendo capacidad adquisitiva, con la disminución de los salarios reales en casi toda la gama de la estructura de ingresos –por decíl– especialmente en la parte de los ingresos más bajos. De manera que los mecanismos de seguridad social también han ido perdiendo eficacia, en la medida en que cada vez más trabajadores se ven expulsados al sector informal, desprotegido.
Se refleja también en el explosivo éxodo de mexicanos hacia otros países en busca de empleo, primordialmente en los Estados Unidos de Norteamérica.
En forma paralela se ha diagnosticado una clara tendencia hacia la concentración de los ingresos en pocas manos, con el consecuente otro lado de la moneda, que es el crecimiento de la pobreza entre una proporción mayor de la población.
Las medidas sociales implantadas en casi todo el siglo XX posrevolucionario también han ido perdiendo relevancia, en la medida en que las “reglas del juego económico” han ido cambiando, dejando cada vez a más a gente con menor protección social.
La economía es una disciplina social que estudia la forma en que las sociedades se las arreglan para definir el funcionamiento de su actividad económica, incluyendo la forma en cómo se dividen los beneficios de la riqueza que la economía genera.
De ahí las luchas históricas que se dieron en los siglos XIX y XX, y los conflictos entre el socialismo y el capitalismo, que creíamos muchos ya concluidos, habiéndose logrado esquivar los extremos salvajes de ambos planteamientos ideológicos.
Luego también, no hay duda de que la evolución social de los países requiere constantes ajustes en sus leyes para solucionar los problemas que en el diario caminar se van generando en las sociedades.
Es evidente que el estancamiento político del último tercio de siglo ha impedido reformas muy necesarias para que la maquinaria social y económica nacional pudiera ir generando soluciones políticas, en ambientes de paz y de concordia, sin requerir confrontaciones sociales.
Muchos de nosotros en el Colegio Nacional de Economistas hemos sido críticos del avance del neoliberalismo en nuestro país, empujado y fortalecido por los intereses de Estados Unidos en México.
Inclusive, el neoliberalismo podría funcionar mejor en México, en cuanto a sus resultados, si la economía de nuestro país contara con sistemas de ajuste económico automáticos –como dice la teoría– simplemente con la lucha de intereses de todas las partes involucradas en los procesos económicos, cada uno cuidando su beneficio. En esa confrontación surgiría una especie de síntesis en la que no tendría que haber muertos de hambre ni estúpidamente ricos. Luego también, se necesitarían acciones sociales para compensar la desventaja de nacimiento de los que llegaran al mercado laboral o económico sin la cultura y capacitación para defender sus derechos ante el “mercado”.
Pero el peor de los mundos es una economía de libre mercado, sin la intervención del Estado y en la que conviven monopolios y oligopolios poderosos, que entorpecen el funcionamiento de la oferta y la demanda, sobre el que basaron sus argumentos Adam Smith y los demás clásicos, en su momento histórico.
Luego también no es posible que, habiendo un sistema impositivo, basado en la equitativa aportación de todos los actores en la economía, haya grandes generadores de ingresos y utilidades que aporten poco o nada, simplemente por la imposición de sus “razones políticas” con el ejercicio de su poder político y económico, al margen de la ley.
México cambió su inspiración social y económica en los últimos 35 años, al dejar que las instituciones que promovían una tendencia hacia la igualdad –si bien nunca cumplida cabalmente– fueran rebasadas por los poderes fácticos que se fueron creando. Y en ello mucho tuvo que ver el Consenso de Washington, que constituyó el relanzamiento, en ese país, de las teorías liberales del capitalismo clásico.
Presidente Nacional del Colegio Nacional de Economistas*






INSENSIBILIDAD SOCIAL

Iván Restrepo / La Jornada
La diplomacia de México recibió muchos reconocimientos por su desempeño para lograr que la reciente cumbre del clima, celebrada en Cancún, no terminara en el choque de trenes que todos esperábamos.
El costo de dicha reunión lo justificaron diciendo que el nombre de esa ciudad sería un imán para atraer turistas y borrar la mala imagen que por diversas causas el país tiene en el exterior. Lamentablemente, pronto ese imán perdió su efectividad con el asesinato de la señora Marisela Escobedo frente al palacio de gobierno de Chihuahua, así como por la condena que la Corte Interamericana de Derechos Humanos acaba de hacer al gobierno nacional por las torturas que el ejército infringió a los dirigentes ecologistas Rodolfo Montiel y Teodoro Cabrera. Y por lo que acaba de suceder a 40 migrantes centroamericanos en el sur de Oaxaca. El hecho fue inicialmente desmentido por el Instituto Nacional de Migración, mientras la secretaría de Relaciones Exteriores consideró poco amistosa la protesta de los gobiernos de El Salvador, Honduras y Guatemala en defensa de sus conciudadanos. Para remate, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos documenta que este año han sufrido toda clase de atropellos más de 20 mil migrantes de Centroamérica lo mismo de parte del crimen organizado que de las fuerzas policiacas y agentes del Instituto Nacional de Migración. Y además, quienes protegen a los que cruzan el territorio nacional rumbo a Estados Unidos, como el sacerdote Alejandro Solilande, son amenazados de muerte.
Este nuevo secuestro masivo hizo recordar la muerte en San Fernando, Tamaulipas, de 72 migrantes a manos de la delincuencia organizada, misma que mereció la más enérgica condena en México y el mundo. Otra protesta se enderezó contra la responsable de los asuntos migratorios de nuestro país: la señora Cecilia Romero, militante de vieja data del Partido Acción Nacional. Su destitución fue pedida en los medios de comunicación, pero ella se aferró al puesto lo más que pudo hasta que finalmente tuvo que renunciar. Pronto se enlistó para disputar la presidencia de su partido, aunque no tenía posibilidad alguna de lograrla. La premiaron nombrándola secretaria general. Allí cobra ahora con cargo a nuestros bolsillos.
Al respecto una reflexión: algunos columnistas políticos señalan las cualidades humanas y políticas que adornan a doña Margarita Zavala, esposa del licenciado Felipe Calderón. Llegan a sugerir que por sus virtudes merece ser candidata del PAN a la Presidencia de la República en 2012. No me explico entonces por qué doña Margarita, con todo el poder que tiene en su partido, convalidó el nombramiento de la señora Romero, luego de su lamentable paso por la dependencia encargada de los asuntos migratorios.
Tal parece que si algo distingue al partido de la moral y las buenas costumbres ahora que detenta el poder es su falta de sensibilidad social. Lo mismo en la muerte de decenas de mineros en Pasta de Conchos que en la de 49 niños en la guardería ABC del Seguro Social, en Hermosillo, o el asesinato de inocentes en la guerra contra las bandas de delincuentes. Una muestra más la tenemos con la tragedia de San Martín Texmelucan. Se anunció una indemnización de poco más de 100 mil pesos por cada una de las víctimas. Eso equivale a la quinta parte de lo que devenga al mes un ministro de la Corte o del bono que cobran algunos funcionarios por los riesgos que corren, a pesar de estar rodeados de un ostentoso aparato de seguridad que paga la ciudadanía.
A la falta de sensibilidad se agrega pensar que la ciudadanía cree todos los mensajes que lanzan desde las alturas. Como que se va ganando la guerra contra los enemigos de México. O que el señor Diego Fernández de Cevallos tiene tal capacidad de recuperación mental y física que, luego de su condenable secuestro, se da el lujo de aparecer en un montaje mediático digno de mejor suerte: lozano y fresco al volante de su Mercedes (cabello perfectamente cortado, barba moldeada, uñas relucientes y cejas pintadas) cual si viniera de hacer ejercicio en el club que Madonna acaba de abrir en Bosques de las Lomas.
Con tales mensajes y actitudes todo el año parece Día de los Inocentes.


ONU. INDICADORES DE DESARROLLO HUMANO (SEGUNDA Y ÚLTIMA)

Reporte Económico
David Márquez Ayala
En las dos décadas anteriores —apunta el Informe 2010— el desarrollo humano ha avanzado considerablemente en muchos aspectos. La mayoría de las personas disfruta hoy de una vida más prolongada y más saludable, y puede acceder a más años de educación, así como a una amplia gama de bienes y servicios... Los avances se observan no sólo en salud, educación e ingresos, sino también en la capacidad de la gente para elegir a sus líderes, influir en las decisiones públicas y compartir conocimientos.
Leer más:

CUANDO LOS ZOMBIS GANAN

PAUL KRUGMAN / EL PAÍS
Cuando los historiadores contemplen retrospectivamente el bienio de 2008 a 2010, creo que lo que más les desconcertará será el extraño triunfo de las ideas fallidas. Los fundamentalistas del libre mercado se han equivocado en todo, pero ahora dominan la escena política más aplastantemente que nunca.
Obama ha tratado sistemáticamente de acercar posturas dando pábulo a mitos de derechas
¿Cómo ha ocurrido esto? ¿Cómo es que, después de que los bancos descontrolados llevaran la economía al borde del desastre, hemos terminado con Ron Paul, que dice que "no cree que necesitemos reguladores", a punto de asumir el mando de una comisión clave de la Cámara de Representantes que supervisa a la Reserva Federal? ¿Cómo es que, después de las experiencias de los Gobiernos de Clinton y Bush (el primero subió los impuestos y presidió durante un periodo de crecimiento espectacular del empleo; el segundo bajó los impuestos y presidió durante una época de un crecimiento flojísimo incluso antes de la crisis), hemos terminado con un acuerdo bipartidista para adoptar aún más recortes de impuestos?
La respuesta que da la derecha es que los fracasos económicos de la Administración de Obama demuestran que las políticas de un Estado grande no funcionan. Pero la respuesta debería ser: ¿qué políticas de Estado grande?
Porque el hecho es que el estímulo económico de Obama -que en sí mismo supuso casi un 40% de recortes fiscales- fue demasiado prudente para cambiar el rumbo de la economía. Y esto no es juzgar a posteriori: muchos economistas, entre ellos un servidor, advertimos desde el principio de que el plan se quedaba muy corto. En otras palabras: una política en virtud de la cual el empleo público realmente se redujo, por la que el gasto gubernamental en bienes y servicios creció más despacio que durante los años de Bush, difícilmente puede constituir una prueba del funcionamiento de la economía keynesiana.
Ahora bien, puede que el presidente Obama no pudiera conseguir más teniendo en cuenta el escepticismo del Congreso respecto al Estado. Pero aunque eso fuera cierto, solo demuestra el control permanente que tiene una doctrina fallida sobre nuestra política.
También merece la pena señalar que todo lo que la derecha dijo sobre por qué la política económica de Obama fracasaría era erróneo. Durante dos años, nos han advertido de que los préstamos gubernamentales dispararían los tipos de interés; en realidad, los tipos han fluctuado en función del optimismo o el pesimismo respecto a la recuperación, pero se han mantenido sistemáticamente bajos según criterios históricos. Durante dos años, nos han advertido de que la inflación, incluso la hiperinflación, estaba a la vuelta de la esquina; en vez de eso, la desinflación ha continuado, y la inflación básica -de la que están excluidos los precios inestables de los alimentos y la energía- se encuentra ahora en su nivel más bajo en 50 años.
Los fundamentalistas del libre mercado se han equivocado sobre los acontecimientos del extranjero tanto como sobre los de Estados Unidos (y han sufrido unas consecuencias igual de escasas). "Irlanda", afirmaba George Osborne en 2006, "constituye un magnífico ejemplo del arte de lo posible en la elaboración de políticas económicas a largo plazo". ¡Ja! Pero Osborne es ahora el responsable de la economía de Reino Unido.
Y en su nuevo cargo se ha propuesto emular las políticas de austeridad que Irlanda puso en práctica después de que su burbuja estallase. Después de todo, los conservadores de ambos lados del Atlántico se han pasado buena parte del último año aclamando la austeridad irlandesa como un éxito rotundo. "El enfoque irlandés funcionó entre 1987 y 1989; y está funcionando ahora", declaraba el pasado junio Alan Reynolds, del Instituto Cato. ¡Ja!, otra vez.
Pero esos fracasos no parecen tener importancia. Tomando prestado el título de un libro reciente del economista australiano John Quiggin sobre esas doctrinas que no deberían haber sobrevivido a la crisis pero que lo han hecho, seguimos -quizás más que nunca- gobernados por una "doctrina económica zombi". ¿Por qué?
Seguramente, parte de la respuesta resida en que la gente que debería haber tratado de dar muerte a las ideas zombis ha intentado transigir con ellas en vez de matarlas. Y esto es especialmente cierto en el caso del presidente, aunque no sea el único.
La gente tiende a olvidar que Ronald Reagan solía dar su brazo a torcer en materia política (lo más curioso es que terminó aprobando varias subidas de impuestos), pero nunca titubeaba sobre las ideas, nunca daba marcha atrás respecto a la postura de que su ideología era acertada y de que sus adversarios estaban equivocados.
En cambio, el presidente Obama ha tratado sistemáticamente de acercar posturas dando pábulo a mitos de derechas. Ha elogiado a Reagan por restaurar el dinamismo estadounidense (¿cuándo fue la última vez que oyeron a un republicano elogiando a Roosevelt?), ha adoptado la retórica del Partido Republicano sobre la necesidad de que el Gobierno federal se apriete el cinturón aun en una época de recesión, y ha ofrecido congelaciones simbólicas del gasto y los salarios federales.
Nada de esto ha impedido que la derecha lo tache de socialista. Pero ha contribuido a dar alas a las ideas malas, de maneras que pueden causar un daño bastante inmediato. Ahora mismo, Obama está aclamando el pacto de los recortes de impuestos como un impulso para la economía, pero los republicanos ya están hablando de recortes del gasto que contrarrestarían cualquier posible efecto positivo del acuerdo. ¿Y cómo puede oponerse convincentemente a esas exigencias, cuando él mismo ha adoptado la retórica de apretarse el cinturón?
Sí, la política es el arte de lo posible. Todos comprendemos la necesidad de negociar con nuestros enemigos políticos. Pero una cosa es alcanzar acuerdos para acercarnos a nuestros objetivos, y otra es abrirles la puerta a las ideas zombis. Cuando uno hace eso, los zombis acaban comiéndose su cerebro y, muy posiblemente, también su economía.
Paul Krugman es profesor de Economía en Princeton y premio Nobel de Economía en 2008.

EE UU, TRES AÑOS EN EL FANGO

De los 50 Estados de la Unión, 46 seguirán en números rojos en 2011. El fin de las ayudas federales puede agravar el problema y retrasar la recuperación

SANDRO POZZI / EL PAIS

Lo que el paquete fiscal no resuelve. Así titulaba Goldman Sachs su análisis sobre la prórroga de incentivos tributarios para las rentas altas aprobados en la era Bush. En efecto: el balón de oxígeno que reciben Estados y ciudades para afrontar su crisis de liquidez se está desinflando conforme el plan de estímulos económicos de la Administración Obama pierde intensidad. Y eso puede plantear un grave problema si la economía sigue estancada.

Washington ha movilizado desde la primavera de 2009 unos 175.000 millones de dólares para ayudar a los Gobiernos estatales y locales a afrontar la fuerte degradación de sus arcas por el desplome de los ingresos, el colapso del mercado inmobiliario y, sobre todo, por una tasa de paro que se mantiene por encima del 9,5% desde hace año y medio. Según el Centro de Prioridades Políticas y Presupuestarias, solo dos del medio centenar de Estados que integran la Unión cerrarán 2010 con superávit en sus cuentas. Eso se traduce en un déficit combinado cercano a los 191.000 millones de dólares, equivalente al 29% de sus presupuestos. Es el mayor desequilibrio en los registros, y 46 seguirán con números rojos en 2011.

Los fondos federales se acaban y desaparecerán por completo a mediados de 2011, a finales del actual ejercicio fiscal. Goldman Sachs calcula que, en el mejor de los escenarios, los Estados tendrán que lidiar con un desfase de 82.000 millones de dólares. La Conferencia Nacional de Congresos Federales lo eleva a 111.000 millones. Y con los fondos del Gobierno central menguando, eso llevará más subidas de impuestos y recortes en programas públicos.

El Estado de Nueva York es un ejemplo del efecto devastador de la recesión en los ingresos públicos. El desfase en las cuentas se estima en 8.500 millones para el ejercicio 2011, que arrancó en abril. Para reducirlo, el Gobierno estatal ha establecido un rígido techo de gasto y lleva dos años recortando ayudas públicas a las escuelas y servicios sanitarios, así como los sueldos y las plantillas de funcionarios.

El caso más sonado es el de California, la mayor economía del país, con un agujero de 17.900 millones. El drama fiscal llegó a tal punto que para reducir gastos liberó a presos antes de que cumplieran condena. También es complicada la situación en Illinois, Michigan, Nevada y Pensilvania. Hay 11 Estados que corren el riesgo de ser rescatados por el Gobierno federal para evitar la bancarrota, según CMA Datavision.

Es algo que no ocurre desde la Gran Depresión, aunque no en lo local. La ciudad de Nueva York lo vivió en 1975, cuando el presidente Gerald Ford se negó a prestarle asistencia. Y es el camino que la ciudad californiana de Vallejo tomó en mayo de 2008 para poder reestructurar su abultada deuda. Harrisburg, capital de Pensilvania, lo evitó la pasada primavera de milagro.

La ciudad de Jefferson, en Alabama, no está mucho mejor. Y Central Falls, en Rhode Island, es incapaz de pagar sus facturas. San Diego, en California, también se plantea renunciar a sus obligaciones en materia de pensiones. Y para evitar lo peor, Miami recortó sueldos y pensiones, elevó las multas de tráfico y subió el impuesto para la recogida de la basura.

Standard & Poor's (S&P) indica que la situación tiende a estabilizarse conforme la economía mejora. Y aunque seguirá habiendo casos extremos, al igual que Goldman Sachs cree improbable el colapso que sí vaticina Meredith Whitney. Esta analista, que ganó su reputación cuestionando las finanzas de Citigroup, defiende que hasta 100 ciudades podrían sucumbir. Whitney duda de que el Gobierno federal vaya a salir al rescate de Estados y municipios por motivos políticos. "¿Quién en Nebraska va a querer que su dinero sirva para salvar a Florida?", se pregunta la experta, que traza un paralelismo con las tensiones que vive Europa derivadas de las medidas de austeridad impuestas desde Bruselas.

El problema mayor es, según el Instituto de Política Económica, el paro. En octubre, uno de cada cinco Estados tenía tasas superiores al 10%. Y más empleados públicos corren el riesgo de perder su trabajo si no se recuperan los ingresos necesarios para financiar los servicios básicos. Uno de cada siete trabajadores en EE UU lo hace para su Estado o para un municipio. Se calcula que desde 2008 se ha perdido el 2% del empleo en el sector, frente al 5% del privado.

"Es cuestión de adoptar decisiones difíciles", señalan desde S&P. Desde la perspectiva global, la agencia de calificación de riesgo apunta, sin embargo, que la mayoría de los Estados en EE UU "están menos endeudados comparados con otros gobiernos regionales" en el extranjero. Esto se debe en parte a que están obligados por ley a tener un presupuesto en equilibrio.

Eso no quita, señalan, que ciertos gobiernos necesiten reducir más algunos servicios y elevar la presión fiscal, sobretodo si deja de llegar la ayuda federal. La esperanza es que empiecen a encontrarse en una situación más cómoda en la segunda mitad de 2011, cuando el sector inmobiliario y el gasto local empiecen a mejorar. Se verá en primavera, cuando se definan los presupuestos de 2012.

La duda está en si estos recortes adicionales, necesarios para restaurar el equilibrio, y la ausencia de nuevos estímulos pueden entorpecer la recuperación económica en Estados como Nueva York. Por no dejar de mencionar que en 2011 empezará a notarse en las pensiones y la salud pública el impacto de las jubilaciones entre la generación del baby boom posterior a la II Guerra Mundial. Las críticas no van dirigidas solo al pacto fiscal de Barack Obama con los republicanos. También miran a la Reserva Federal. Los analistas de Wells Fargo consideran que su segunda ronda de compra de deuda pública debería haber saltado en ayuda de los Gobiernos estatales y locales. -

sábado, 25 de diciembre de 2010

TELMEX BAJARÁ TARIFAS DE TELÉFONO FIJO A CELULAR

Esta reducción es resultado del acuerdo logrado entre Telmex, Telcel y Telefónica para disminuir gradualmente las cuotas de interconexión del 2011 al 2014
Angelina Mejía / El Universal
Las tarifas que cobrará Telmex, a partir del primero de enero del 2011, a sus clientes que llamen desde sus líneas fijas a celulares con el esquema "el que llama paga" bajarán 10.6%, para ubicarse en 1.35 pesos por minuto.
Esta reducción es resultado del acuerdo logrado entre Telmex, Telcel y Telefónica para disminuir gradualmente las cuotas de interconexión del 2011 al 2014.
Hasta ahora sólo estas tres empresas han llegado a ese convenio, por lo que por el momento, la nueva tarifa de 1.35 pesos por minuto solo aplicará en llamadas de teléfonos fijos de Telmex a líneas móviles de Telcel y Telefónica, las cuales tienen mas de 90% del mercado.
Como resultado de este acuerdo, en el 2014 las tarifas en este tipo de llamadas llegará a un peso por minuto.
"Este precio representa una reducción acumulada en más de 10 años superior a 60% en términos nominales y mayor a 80% en términos reales, ya que el precio original de "el que llama paga" en ese entonces era de 2.50 pesos por minuto", dijo Telmex.
En tanto, Telcel informó que para alcanzar este acuerdo, se realizó un análisis y valoración técnica de los modelos de costos de interconexión de los operadores, empleando el utilizado por la Cofetel, al cual se le realizaron los ajustes a las variables económicas que actualmente tiene nuestro país, la industria y los operadores.
"Este proceso contó con la revisión, análisis y verificación de expertos independientes con reconocimiento en la materia a nivel mundial, los cuales pudieron avalar la metodología, información de los operadores, variables utilizadas y el resultado del modelo", indicó Telcel.





DISCRECIONALIDAD CON RECURSOS PÚBLICOS

Discrecionalidad con recursos públicos
Ernesto Villanueva / Proceso
A Juanita De Jesús, con mi solidaridad
En entregas anteriores me he referido a este tema y he criticado y propuesto reformas respecto a los donativos gubernamentales (edición 1758) y los fideicomisos con recursos públicos (1767). La situación, sin embargo, sigue empeorando trimestre tras trimestre. Veamos.
Primero. Es importante recordar que, por la propia naturaleza jurídica del fideicomiso, se necesita un esfuerzo mayor para ejercer escrutinio social y exigir rendición de cuentas sobre el gasto público que ejercen directamente los poderes del Estado y sus organismos autónomos. Este asunto no es menor. Hasta el 30 de septiembre pasado existían 367 fideicomisos o análogos en el ámbito federal con fondos que ascendían a 384 mil 129 millones de pesos. El destino de esa cifra multimillonaria no requiere de mucha explicación: 121 mil millones 240 millones de pesos eran para el pago de pensiones, distintas a las otorgadas por el IMSS, el ISSSTE y otros sistemas de seguridad social; 22 mil 551 millones correspondían a “prestaciones laborales” de los servidores públicos, adicionales a los sueldos previstos en el Presupuesto de Egresos; 28 mil 808 millones se hallaban reservados para “subsidios y apoyos” (rubro en el que todo cabe) y 70 mil 293 millones de pesos eran para “apoyos financieros”.
De la misma manera, se han generado mecanismos para evitar el cumplimiento de la Ley de Adquisiciones en Materia de Seguridad. El Fideicomiso para la Plataforma de Infraestructura, Mantenimiento y Equipamiento de Seguridad Pública y Aeronaves tiene fondos que llegan a 4 mil millones de pesos. ¿Usted creería como acto de fe que el secretario Genaro García Luna invertirá esos recursos con toda pulcritud pensando en el bienestar de México? ¿No será razonable pensar que haya alguna posibilidad –así sea muy remota– de que la opacidad puede permitir corrupción e impunidad al amparo de la “seguridad”?
Segundo. En materia de donativos que se otorgan con recursos públicos, la discrecionalidad prevista en la ley permite asignar parte del erario sin ningún mecanismo de evaluación, pertinencia y oportunidad. Esta circunstancia coadyuva a desnaturalizar la función del Estado. Un análisis del tercer informe trimestral del gasto público de 2010 permite, de entrada, observar que organizaciones sociales y grupos de interés reciben donativos y ayudas millonarias.
Así, por ejemplo, el Instituto Mexicano del Seguro Social subsidia a la Asociación de Apoyo a Jubilados y Pensionados del MUNJP, A.C., a la cual le donó en el tercer trimestre de este año 5 millones 210 mil pesos para “apoyar las funciones propias de la asociación”; en tanto que el ISSSTE sigue manteniendo relaciones inadecuadas con su sindicato, al cual le donó durante el mismo periodo 4 millones de pesos para “apoyar actividades de seguridad social”, además de otorgar un donativo de 3 millones 500 mil pesos a la Asociación Nacional de Servicio Voluntario, A.C., que preside la esposa del director general del propio ISSSTE. ¿No existe aquí en principio un conflicto de interés?
Por su parte, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) mantiene su política de apoyar a quienes tienen muchas otras formas de financiar sus actividades. En 2009 asignó un donativo de 24 millones de pesos a Radiodifusoras y Televisoras de Occidente, A.C. (agrupación que organiza a los industriales de la radio y televisión de Jalisco), y en este 2010 dicho apoyo ascendió a 35 millones de pesos. Asimismo, Conaculta ha donado este año 10 millones de pesos a Sumando Amor, A.C., con el aparente fin de emplearlos en la remodelación de la antigua Basílica de Guadalupe.
“Sumando Amor es una asociación civil legal y transparente que busca recaudar fondos en dinero, ayuda en especie y esfuerzo por parte de la sociedad mexicana”, expresó en un boletín fechado el 12 de octubre de 2007 el Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México. ¿Por qué debe Conaculta regalar dinero que no es suyo a empresarios y a la Iglesia católica? ¿Dónde quedó la separación de la Iglesia y el Estado consagrada en la Constitución?
Tercero. La falta de un adecuado control de donativos y fideicomisos propicia tráfico de influencias, conflictos de interés y muchas otras formas de corrupción. De ahí, por tanto, la urgencia de que se reforme la ley para que en materia de donativos se establezcan comisiones dictaminadoras y criterios de asignación, seguimiento y evaluación de proyectos. Además, en materia de fideicomisos con recursos públicos debe eliminarse el secreto fiduciario, de tal suerte que más temprano que tarde esta figura legal pierda su sentido cuando estén en juego recursos de la sociedad. Sólo así se podrían dar, en este campo, pasos efectivos en materia de transparencia que ahora no existen.

TEATRALIDAD

Política y estilos
Rosaura Cruz de Gante*/ El Financiero en línea
Los “twiteros” se han dado gusto estos días, opinando sobre el secuestro de Diego Fernández de Cevallos. Pocos, muy pocos son los que creen en el plagio; la mayoría se mofa y hace escarnio de “El Jefe”.
La teatralidad de Diego, que para eso se pinta solo, y las extrañas circunstancias en que ocurrió su liberación, han provocado los más disímbolos comentarios.
Diego apareció manejando su propio auto, bañadito, el pelo cortado en peluquería y las cejas entintadas. Claro, la barba luenga para que se notara que estuvo cautivo los 7 meses que transcurrieron de mayo a diciembre.
Llegó a su casa de Lomas Virreyes y ofreció una “improvisada” conferencia de prensa en la banqueta. Después, a los pocos minutos de haber entrado a la residencia, salió con un ramo de rosas rojas, abordó su carro y fue a ver a su “novia” (¿Pues no que estaba casado?), a quien abrazó como quien abraza a un político y le plantó un beso en la mejilla.
Si embargo…. resulta que su liberación no fue el día 20 de diciembre, sino un mes atrás, o sea el 20 de noviembre. El portal de El Financiero revela que Diego fue soltado precisamente el día en que se celebró el Centenario de la revolución. Que lo llevaron a Houston para su atención médica y psicológica, y de ahí lo regresaron dando gracias a Dios y a la Virgen y perdonando a sus plagiarios.
Diego: el gran actor, el villano, el virrey, el abogado influyente, el millonario, regresaba a casa pregonando, también que no va a ser candidato del PAN a la presidencia de la República, pero apoyará al que resulte…claro, en ese partido.
Sólo unas horas después Ebrard, con ironía, le contestó que él no se da por muerto. Que todos, dijo Marcelo, se han dado por muertos, pero él, ¡no!
¿Realmente secuestraron al jefe Diego? Es la pregunta que muchos nos hacemos. ¿Y si lo plagiaron efectivamente, qué tanto dinero ha amasado que pagó por su rescate 30 millones de dólares (¡360 millones de pesos!)?
Imagínense cuánto más no tendrá. ¿De dónde?
Mientras, la mayoría de los mexicanos apenas si tiene para comer. Qué ironías de la vida.
El rescate de Diego nos reveló que las fortunas de este tipo de políticos y negociantes, se hacen a la sombra del poder. Eso es lo que provoca rabia, más cuando nos damos cuenta que los ciudadanos comunes y corrientes somos los que sostenemos la estructura que ellos utilizan para enriquecerse impunemente.
Diego ya está en casa. Onésimo Cepeda confesó que está feliz, y dice que si a él le hubieran pasado la “charola”, hubiera cooperado. Qué risa.
Diego puede ufanarse que su secuestro acaparó la atención de medios nacionales e internacionales, y que podría servirle al PAN para pedirle a coro ser su candidato a la Presidencia.
Como los mexicanos llegamos al colmo de la sensiblería, es posible
Como en toda super producción hollywodense, el final no pudo ser más feliz.
Sin embargo, Diego no ha mostrado siquiera la cicatriz de la herida que le produjeron, supuestamente, con sus tijeras al momento de oponer resistencia la noche en que lo plagiaron.
Y a todo esto, ¿el secuestro fue dentro de la casa de su hacienda, o dentro de su camioneta? Esto es un enigma propio para la “araña”.
En fin…
Por lo pronto, ¡feliz navidad y buen 2011!
Hasta el próximo año.


Periodista egresada de la UNAM
Consultora en Estrategias de Comunicación.
Becaria de la OEA en el diplomado “Ética Periodística en las Américas”
Ex presidenta del Club Primera Plana

TRISTE REALIDAD DEL CINE MEXICANO

México SA
Oligopolio vs creadores nacionales
México, 578 mdd en taquilla
Carlos Fernández-Vega / La Jornada
¿Qué fue de aquel floreciente cine mexicano y su época de oro? Y no es nostalgia, sino parte de la cruda realidad nacional: se lo engulló la corrupción, la falta de financiamiento, la privatización, la transculturación y la extranjerización disfrazada de globalización, y a estas alturas del partido poco queda de aquella boyante industria nacional, a pesar del gran talento existente y los mayores esfuerzos que realizan no pocos productores, guionistas, directores y actores, quienes exprimen las piedras para contar con recursos y sudan la gota gorda para sacar adelante sus creaciones y exhibir su obra en la oligopolizada cadena de distribución, si algún día lo permiten.
Triste realidad en un país de creadores, que deben enfrentar todo tipo de adversidades y desventajas en un ambiente dominado por las producciones hollywoodescas, de la mano del oligopolio en la cadena de distribución y exhibición. "La escasez de financiamiento, la gran competencia de las producciones de Hollywood, la falta de iniciativas conjuntas y asociativas entre los integrantes de la industria mexicana, la debilidad normativa y legal que rige esta industria, la falta de políticas públicas integradas que promuevan la producción cinematográfica, y las restricciones a la distribución e internacionalización, inhiben la producción de esta industria".
A esa conclusión llega el informe La Industria cinematográfica en México y su participación en la cadena global de valor (Jorge Mario Martínez Piva, Ramón Padilla Pérez, Claudia Schatan Pérez y Verónica Vega Montoya), elaborado por la Cepal y la Red Mercosur (www.eclac.org/mexico/publicaciones/xml/8/42088/2010-74-Serie_122-L.981-Ind._cinematog._M%C3%A9xico.pdf, para quienes de-seen leer sus 53 páginas), el cual también subraya que "si bien es prometedora, la industria cinematográfica en México enfrenta enormes desafíos que tienen que ver con una difícil convivencia entre las producciones de capital extranjero y la inserción de la cinematografía mexicana en el mercado nacional e internacional; la concentración de los medios de distribución; la concentración de los medios de exhibición, y las limitaciones de financiamiento para esta actividad".
Difícilmente analizado fuera del ámbito de la cultura, el tema de la industria cinematográfica mexicana es abordado en el marco económico-financiero por dichas instituciones, que destacan los nocivos efectos que también en este sector estratégico ha provocado la cadena privatización-extranjerización: “A finales de los 70 y principios de los 80, este sector fue desmantelado al quitarle el apoyo del Estado y tras la liquidación del Banco Nacional Cinematográfico. De esta forma, desapareció la estrategia nacional que se había labrado desde 1939 con Lázaro Cárdenas… Durante algunos años la industria cinematográfica mexicana se volvió completamente privada y caracterizada por bajos costos y menor calidad. A partir de 1989 y hasta 1993, se liquidaron, fusionaron y vendieron diversas empresas paraestatales (…) y entre 1989 y 1997 se presentó una caída constante de la producción cinematográfica nacional (de más de 90 películas al año a tan sólo nueve)”.
Sólo a raíz de que el Estado retomó (no con el mismo vigor) el financiamiento de producciones cinematográficas nacionales es que comienza a registrase avance en el sector, "a pesar de no lograr todavía los niveles de la época de oro (136 producciones en 1957). La composición del financiamiento ha cambiado significativamente: a principios de los 90, menos de 20 por ciento del total eran fondos públicos; en 2008 éstos representaron 80 por ciento. Cuando se habla de una producción mexicana, nos referimos a que 100 por ciento del capital es de origen nacional. En 2008 la industria mexicana produjo 70 películas, 57 apoyadas por fondos públicos y el resto con capital totalmente privado".
En México la política pública de apoyo a la industria cinematográfica ha pasado por diversas etapas: “en la época de sustitución de importaciones y fuerte presencia del Estado en la actividad económica, fue considerada una industria estratégica y apoyada con amplios recursos financieros y organizacionales. En los 90 se contrajo el apoyo público, en línea con el nuevo modelo económico de laissez faire, que otorga a las fuerzas de mercado un papel central. En años recientes las políticas públicas de apoyo al sector se han reactivado, en particular en materia de fondos de apoyo para la creación. Estos han sido efectivos para incrementar el número de producciones, pero pocas de ellas han sido rentables. Dichos fondos son pequeños como para apoyar producciones comerciales que compitan directamente con el cine estadunidense predominante, y también para contar con recursos que promuevan y comercialicen las películas”.
El sector público debe desempeñar un papel activo. "Se sugiere diseñar, ejecutar y evaluar políticas que lleven a vigorizar la capacidad de los productores mexicanos para realizar obras de mayor calidad y potencial de ser comercializadas en el exterior, pues actualmente un número reducido de ellas se exporta con éxito y también un número reducido es rentable en términos económicos. Se reconoce que las políticas públicas deben tomar en cuenta que, además de los beneficios económicos directos para los productores, la industria cinematográfica tiene una gran cantidad de efectos directos e indirectos en materia de empleo, inversión y adquisición de bienes y servicios, además de su valor intangible como mecanismo para fortalecer valores, cultura e identidad nacional, así como de difusión cultural y promoción en el extranjero".
En distribución y exhibición de películas, el oligopolio conformado por 20th Century Fox, Disney, Sony, Warner Brothers, Universal y Paramount acapara 90 por ciento del total mundial. En 2009, éstas representaron 73 por ciento de los ingresos de taquilla en México (578 millones de dólares). Además, los gustos de los espectadores moldeados según el estilo de Hollywood y el potencial de ganancia para las empresas exhibidoras hacen que las distribuidoras de cine extranjero independiente o de cine mexicano se repartan tan sólo 27 por ciento restante de los ingresos de taquilla del cine en México, país que en 2009 se ubicó en el quinto lugar mundial en términos de asistencia, con 180 millones de boletos vendidos, sólo por debajo de India, Estados Unidos, China y Francia. En el mismo año, Cinépolis atrajo 57.3 por ciento de los espectadores mexicanos, Cinemex 15.1, MM Cinemas 12.5 y Cinemark 6.8.
Las rebanadas del pastel
Felices fiestas y nos encontramos el próximo lunes. ¡Salud!

HOMENAJE A G.A. COHEN (1941-2009) / II

Economía Moral
El socialismo ¿por qué no?, se titula su último libro
Julio Boltvinik /La Jornada
Aunque se trata de un pequeño libro de bolsillo (Why not socialism?, Princeton University Press, 2009, 83 pp.), el último que publicó en vida, y aunque en 2001 había ya publicado un ensayo con el mismo nombre, del cual el volumen es una versión modificada, simbólicamente es muy interesante que su último tomo sea sobre el socialismo, cerrando así el círculo iniciado en su primer libro que, como comenté en la entrega anterior fue La teoría de la historia de Karl Marx. Una defensa. Varios amigos y lectores me escribieron para informarme que sí existe una edición en español (publicada en España), pero no he podido encontrarla en Internet. El socialismo ¿por qué no? comprende cinco capítulos. En el primero Cohen muestra que en los viajes de campamento (campamento de aquí en adelante) casi todos preferimos una forma de vida socialista. En el segundo hace explícitos los principios de igualdad y comunidad que prevalecen en él. En el tercero plantea si esos principios llevados a escala social, hacen deseable el socialismo. En el cuarto, si el socialismo es viable. El libro termina con una pequeña coda.

Cuando vamos de campamento no hay jerarquías entre nosotros y nuestro propósito común es pasarla bien. Las instalaciones y equipos de que disponemos (aunque algunos sean privados) están bajo control colectivo. Hay alguna forma de división del trabajo. En estos contextos, la mayor parte de las personas, incluso la mayor parte de los anti-igualitaristas aceptan y dan por sentadas normas de igualdad y reciprocidad, dice Cohen. Añade que, aunque podríamos imaginar un campamento basado en reglas de mercado, la mayor parte de la gente lo repudiaría, lo que ejemplifica con eventos hipotéticos: a) Harry es muy bueno pescando, pero exige, por su contribución, comer sólo del mejor pescado. Los demás reaccionan airadamente y le señalan que no tienen por qué compensar la buena fortuna que lo hizo buen pescador. B) Sylvia encuentra un manzano y solicita ser recompensada con menos trabajo o más espacio en la tienda de campaña. Los demás rechazan su actitud. Cohen añade otros dos ejemplos similares. En todos ellos, los demás rechazan y se burlan de la codicia de los involucrados. Se pregunta entonces si no es la forma socialista obviamente la mejor para organizar un campamento.

Los principios que según Cohen prevalecen en el campamento son los de igualdad radical (o socialista) de oportunidades y el de comunidad. El segundo restringe la operación del primero que tolera algunas desigualdades de resultado. Distingue tres tipos de igualdad de oportunidades: a) La igualdad burguesa de oportunidades que caracteriza (al menos en las aspiraciones) a la era liberal: elimina restricciones socialmente construidas (formales e informales) de status, como el de ser siervo, negro o, podríamos añadir, mujer. b) Igualdad liberal de izquierda que elimina, además de los anteriores, los obstáculos de las circunstancias sociales de nacimiento y crianza de los individuos que los sitúan en desventaja (no elegida). Un ejemplo de políticas para crear este tipo de igualdad, son las orientadas a compensar, desde temprana edad, a los niños en condiciones carenciadas. c) Igualdad socialista de oportunidades, corrige además de las anteriores, las desventajas innatas de los individuos que, como las anteriores, no fueron elegidas por ellos. Por ello, si prevalece esta forma de igualdad de oportunidades, las diferencias de resultado reflejarán solamente, dice, diferencias de gusto y elección (especialmente entre trabajo y ocio) que no constituyen desigualdades porque suponen un disfrute similar de la vida.

Sin embargo, más adelante añade un largo e interesante pasaje, que parece contradecir lo que acaba de señalar, y en el cual explica que hay tres formas de desigualdad consistentes con el principio de igualdad socialista de oportunidades. El primer tipo es el que había referido antes, sólo refleja diferencias de gusto/elección, y no es problemático. El segundo es lo que llama elección lamentable en las que por descuido o poco esfuerzo se llega a una situación de desventaja y el individuo se arrepiente de sus elecciones previas. Cohen piensa que esta forma de desigualdad generaría, por sí misma, relativamente poca desigualdad. La verdaderamente preocupante forma de desigualdad es la tercera, que refleja lo que los filósofos llaman suerte de opción. Aparte de la apuesta directa, de la cual el jugador no se arrepentiría, la más importante es el elemento de suerte de opción presente en las desigualdades de mercado que reflejan apuestas de dónde poner su dinero o su trabajo. (Como se aprecia en la gráfica, quienes habían puesto su trabajo en la industria manufacturera o en la construcción en México en 2007, tuvieron mucho mayor probabilidad de perderlo, que quienes lo habían puesto en el comercio). Cohen enfatiza que, mientras uno puede abstenerse de hacer apuestas directas, uno no puede evadir las apuestas de mercado en una sociedad de mercado, pues "el mercado, uno podría decir, es un casino del cual es difícil escapar, y las desigualdades que produce están contaminadas, por ello, con la injusticia". Aunque las desigualdades segunda y tercera no serían condenadas por la justicia, son, sin embargo, repugnantes para los socialistas cuando ocurren en una escala suficientemente grande, dice Cohen, pues contradicen el principio de comunidad. Por tanto, el principio socialista de igualdad de oportunidad tiene que ser suavizado por el de comunidad, si la sociedad ha de desplegar el carácter socialista que hace atractivo el campamento, añade.

Explica el sentido de comunidad que usa: comunidad es que a la gente le importen los otros, y si es necesario y posible, que cuide de ellos. Nuestro autor desarrolla en detalle las diferencias entre la reciprocidad comunitaria y la reciprocidad de mercado. La primera es un principio anti-mercantil de acuerdo con el cual yo te sirvo, no por lo que puedo obtener a cambio al hacerlo, sino porque tu necesitas o quieres mi servicio, y tu, por la misma razón me sirves a mí. En cambio, en el mercado el motivo inmediato de la actividad productiva es típicamente una mezcla de codicia y miedo, en proporciones que cambian con la posición de la persona en el mercado y el carácter personal. En el mercado, sirvo a otros ya para obtener algo de ellos que deseo –esa es la motivación de la codicia– o para asegurarme que algo que busco evitar sea evitado –esa es la motivación del miedo.

En la comunidad se niega el carácter instrumental de las relaciones de mercado. Se me ha agotado el espacio y los capítulos 3 y 4 y la coda del libro de Cohen son muy interesantes, por lo que dedicaré a ellos la siguiente entrega. Vaya como adelanto una frase ahí citada de una canción que Cohen cantaba en Yidish de niño en la escuela: “Si nos consideráramos uno al otro un vecino, un amigo, un hermano, sería un mundo maravilloso, maravilloso”.

BEN BERNANKE: LA FED TIENE QUE APUNTALAR LA RECUPERACIÓN

Dos años han transcurrido desde que la crisis financiera más grave desde la década de 1930 asestara un importante revés a la economía mundial. Junto a gobernadores responsables y extranjeros, la Reserva Federal respondió con medidas contundentes y creativas destinadas a ayudar a estabilizar el sistema financiero y la economía.
Entre las respuestas de la Fed, estuvo la dramática relajación de la política monetaria, reduciendo hasta prácticamente cero los tipos de interés a corto plazo. La Reserva también compró más de un billón de dólares en títulos de deuda pública y valores de respaldo hipotecario estadounidenses, lo que ayudó a reducir los tipos de interés a un plazo mayor, como los tipos de la deuda privada y las hipotecas.
Estas medidas ayudaron a atajar la caída libre de la economía y despejaron el terreno para la reanudación del crecimiento económico a mediados de 2009.
A pesar de los avances que se han hecho, cuando el comité de política monetaria de la Reserva -el Comité Federal del Mercado Abierto (FOMC)- se reunió para examinar la situación económica, no podemos quedar satisfechos. Los objetivos de la Fed -su mandato de simultaneidad impuesto por el Congreso- son promover un elevado nivel de empleo y una inflación baja y estable.
Empleo flojo
Desafortunadamente, el mercado laboral sigue bastante débil: la tasa nacional de paro roza el 10%, una cifra considerable de personas sólo puede encontrar empleos a tiempo parcial y una importante fracción de los parados lleva en paro seis meses o más. El elevado coste del desempleo incluye intensas presiones sobre las finanzas familiares, más embargos hipotecarios y la pérdida de experiencia laboral.
Hoy, la mayor parte de las tasas de inflación que excluyen los factores volátiles se sitúan algo por debajo del 2%, o algo menos del tipo que la mayoría de los funcionarios de la Fed consideran el más consistente con el crecimiento económico saludable a largo plazo. Aunque la inflación baja es en general buena, una inflación demasiado baja puede revestir riesgos para la economía; especialmente cuando ésta lucha por despegar. En el caso más extremo, la inflación muy baja puede convertirse en deflación (precios y salarios en caída libre), lo que puede contribuir a que haya largos períodos de estancamiento económico.
Hasta en ausencia de tales riesgos, la inflación baja y en descenso indica que la economía dispone de considerable margen extra, lo que significa que hay espacio para que la política monetaria sustente avances adicionales del empleo sin arriesgarse a que la capacidad productiva de la economía sea incapaz de alcanzar una creciente demanda agregada.
Apoyo a la economía
El FOMC decidió que, con el paro elevado y la inflación muy baja, hacía falta más apoyo a la economía. Con los tipos a corto plazo todo lo bajos que pueden llegar, la FOMC accedía a materializar ese apoyo comprando valores adicionales a mayor plazo, igual que hizo en 2008 y 2009. El FOMC pretende adquirir 600.000 millones de dólares en valores de deuda a largo plazo hacia mediados de 2011 y seguirá desembolsando cantidades superiores a la deuda generada por sus compras de títulos para suavizar futuros tipos, como lleva haciendo desde agosto.
Este enfoque alivió las condiciones económicas en el pasado y hasta el momento parece eficaz. La bolsa registró avances y los tipos de interés a largo plazo descendieron cuando los inversores empezaron a anticipar la medida más reciente. La tesitura financiera más fluida promoverá el crecimiento económico.
Por ejemplo, los tipos hipotecarios más reducidos abaratarán la vivienda y permitirán que más compradores revisen sus hipotecas. Los tipos del bono corporativo más bajos estimularán la inversión. Y las cotizaciones más elevadas empujarán el consumo y ayudarán a mejorar la confianza, que también puede desatar el gasto. El mayor gasto conducirá a sueldos más elevados y a mayores rentabilidades que, dentro de una tendencia favorable, apoyarán más la expansión económica.
Si bien se ha utilizado con éxito en Estados Unidos y en otros sitios, las compras de valores a un plazo mayor no son una herramienta de política monetaria tan familiar como las bajadas de los tipos a corto plazo. Es una razón de que la FOMC se haya mostrado cauta, equilibrando los efectos benéficos y su coste antes de actuar. Vamos a examinar con regularidad el programa de compras para garantizar que funciona según lo previsto y para evaluar si hacen falta ajustes a medida que las condiciones económicas cambian.
Aunque las compras de activos son relativamente menos familiares como herramienta de política monetaria, ciertas inquietudes con este enfoque son exageradas. Los críticos, por ejemplo, se han mostrado inquietos porque ello conduzca al excesivo aumento de la masa monetaria y, en última instancia, eleve significativamente la inflación.
El uso previo por nuestra parte de este enfoque político tuvo escasa repercusión sobre la masa monetaria en circulación o sobre cualquier otra medida general de la oferta monetaria, como los depósitos bancarios. Tampoco redundó en una inflación mayor. Hemos hecho todos los preparativos necesarios, y confiamos en disponer de las herramientas para relajar estas políticas en el momento oportuno. La Reserva hará uso de las dos vías de su mandato simultáneo y adoptará todas las medidas necesarias para mantener baja y estable la inflación.
La Fed no puede solventar todos los problemas de la economía por su cuenta. Para eso, hará falta tiempo y los esfuerzos conjuntos de muchos factores, incluyendo al Banco Central, el Congreso, la Administración, los agentes de regulación y el sector privado. Pero la Reserva Federal tiene la obligación particular de contribuir al estímulo del empleo y mantener la estabilidad de los precios. Las medidas adoptadas deberían ayudarnos a satisfacer ese deber.
Fuente: elEconomista.es