¿Por qué otros países pueden y nosotros no? ¿Por qué aquí ninguna de las autoridades es responsable y en otros países sí?
Enrique Del Val Blanco / Excelsior
Uno de los resultados más sorprendentes del caso del banco HSBC es el monto de las sanciones impuestas aquí, fácilmente recuperables con las utilidades que perciben en un año. Además, se apuraron en pagar porque falta la multa que les imponga la autoridad estadounidense, seguramente muy superior.
Sin embargo, lo que llama la atención en el caso mexicano en materia de corrupción es que casi nunca se procede contra los responsables y por tanto es muy raro que alguien sea sancionado o, cuando ocurre, la sanción es pírrica.
Ello ha permitido que la corrupción en este sexenio quizá sea de las más graves que la de cualquier régimen anterior, a pesar de las declaraciones gubernamentales que siempre tienen a la mano la mejor de las disculpas: “es necesario otorgar mayores facultades a los organismos reguladores para hacer su trabajo”.
Veamos algunos casos recientes. Para no variar, los más graves han sido descubiertos en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, incluso si los actos de corrupción no se realizan en ese país. En el caso de la CFE sólo hay un sancionado y la empresa corrupta sigue tan campante haciendo negocios con empresas públicas mexicanas; en Estados Unidos tuvo que pagar una sanción multimillonaria y aquí no se le ha tocado ni con el pétalo de una rosa. En el caso de la Secretaría de la Defensa Nacional, por la reparación de aviones, la empresa también pagó en Estados Unidos y aquí todavía no tenemos conocimiento de algún responsable ni de sanciones a la empresa. En el caso de la comercializadora Wal Mart, la cual corrompió a funcionarios estatales y municipales, tampoco hay ni un sancionado o multas a la empresa, a pesar de que en Estados Unidos ya tuvo que pagar una suma multimillonaria. Y así podríamos seguir con el IMSS, Pemex, etc.
Con el último caso, el del banco HSBC, las autoridades mexicanas, léase la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y la Procuraduría General de la República (PGR) han demostrado su laxitud y su incapacidad para regular las actividades de los bancos. ¡Cómo es posible que hayan enviado a Estados Unidos miles de millones de dólares en efectivo sin que ninguna autoridad se enterara! Aquí, por cierto, no se trata solamente de corrupción de las autoridades mexicanas sino también de las estadunidenses.
La CNBV ahora se defiende con la sanción económica por “operaciones que no cumplen con la ley”, entre ellas que existían más de 50 mil cuentas en paraísos fiscales, herencia, según dice, de cuando el banco estaba todavía en manos de mexicanos, quienes por cierto aparecen en las páginas de sociales como honorables ciudadanos.
El banco HSBC, cuyo nombre completo es The Hong Kong and Shanghai Banking Corporation, nace en el año de 1865 con la venia del imperio británico para comerciar el opio y llevar esta droga fundamentalmente de la India a China. Es decir, casi 150 años después sigue en el negocio de las drogas, ahora lavando el dinero de los cárteles mexicanos.
Según los medios de información, durante los últimos tres meses, empresas han tenido que pagar 10 mil millones de dólares en Estados Unidos y Gran Bretaña por hechos corruptos que realizan en todo el mundo.
Algunos ejemplos de lo anterior son: la empresa farmacéutica GlaxoSmithKline ha debido pagar cerca de tres mil millones de dólares por engañar en su publicidad sobre algunos de sus productos, cosa que seguramente hacen en nuestro país; las empresas Visa y MasterCard han sido sancionadas con siete mil millones de dólares por estar coludidas en el cobro de cuotas a sus clientes, que también lo estarán haciendo en México.
¿Por qué otros países pueden y nosotros no? ¿Por qué aquí ninguna de las autoridades es responsable y en otros países sí? ¿Es, como dicen, que les faltan mayores poderes o que en realidad están coludidos? Éste será uno de los grandes temas del próximo gobierno, si en verdad quiere combatir la corrupción.
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