martes, 31 de julio de 2012

LA LÓGICA DE GOBERNAR


Andamios
Oscar Pimentel / Eje Central

En pocos meses más se iniciará un nuevo gobierno cuyos retos para fortalecer la gobernabilidad, recuperar la seguridad publica y darle una nueva dirección al desarrollo del país serán sumamente complejos.
Todos los signos de la política interna y de la situación del mundo, apuntan a que viviremos una fase de transición política y económica caracterizadas por la incertidumbre.
La fase postelectoral y de inicio del nuevo gobierno será crucial para el futuro de México. Será un gran desafío para el gobierno que encabezará el Presidente Peña Nieto.
La única certeza evidente es que ya no se podrá gobernar con las mismas orientaciones y practicas políticas con cuales se gobernó en el pasado.
Los propósitos definen los instrumentos. La legitimidad, la gobernabilidad democrática y la eficacia para avanzar en las transformaciones profundas que exige el país, serán condicionantes de una lógica de gobierno que deberá subordinar los compromisos e intereses que no coincidan con estas necesidades.
Al país le urgen definiciones claras y de largo alcance sobre su futuro: políticas de Estado blindadas ante la influencia de los afanes partidistas y los cálculos personales, compromisos colectivos para lograr metas concretas de beneficio común, decisiones clave que atiendan los reclamos más sentidos de la población.
Para el trayecto, el nuevo gobierno requerirá una hoja de ruta que le permita sortear con éxito las muchas dificultades que seguramente habrá de encontrar.
En la democracia no hay eficacia sin acuerdos. Por ello,
la lógica de gobernar demandará un gran esfuerzo de concertación y acuerdos con todas las fuerzas políticas, pero muy especialmente con las propias estructuras del PRI . A estas alturas, y más allá de la judicialización del proceso electoral, es necesario que el PRI comparta los propósitos que orientarán al nuevo gobierno y defina su propia agenda con los cambios internos que son necesarios.
En la nueva dinámica de gobierno, será indispensable una visión política moderna e incluyente, capaz de reconocer el valor de la contribución que pueden hacer los diversos actores políticos en un clima de respeto y pluralidad. Las reformas, que son ya impostergables, dependen en gran medida de esta capacidad para dialogar y concretar compromisos.
Un paso importante habrá de ser la transformación de las instituciones. No solo las modificaciones de las estructuras de la administración pública federal, de por sí indispensables, sino también aquellas que pueden darle una nueva arquitectura a nuestro sistema político y hacerlo más funcional ante las nuevas condiciones que vivimos.
Las declaraciones reiteradas del futuro Presidente de México en el sentido de romper con las ataduras del pasado, así como sus compromisos para combatir la corrupción, impulsar la transparencia y asegurar la rendición de cuentas, entre otros, anticipan una nueva lógica de gobernar que, aun con todas las dificultades e incertidumbres que viviremos los mexicanos en los próximos meses, significan una luz al final del túnel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario