Luis Soto / El Financiero
Funcionarios de la Secretaría de Agricultura informaron que los "trinquetes" azucareros, perdón, los negocios y cualquier asunto relacionado con el "polvito blanco" lo ven y deciden los integrantes del "Task Force" que opera en Los Pinos desde hace varios años, a cargo del señor licenciado Gerardo Ruiz Mateos. Aquéllos, empezando por el secretario Francisco Mayorga, sólo "reciben instrucciones", precisaron.
Por su parte, ejecutivos del Servicio de Administración y Enajenación de Bienes (SAE), organismo que se encargará de la desincorporación de nueve fábricas productoras del mencionado polvito, llamado también azúcar, comentaron que resulta medio sospechoso que el secretario Mayorga haya adelantado a la agencia Reuters que los interesados en los negocios pueden tener acceso al cuarto de datos y "empezar a hacer sus ofrecimientos".
¡Ah, ca...ray!, exclamaron. Todavía ni siquiera transfieren las unidades al SAE y ya está corriendo las invitaciones para que pasen a ver "las tripas de los nueve ingenios", agregaron. Bueno, el posible contubernio del secretario Mayorga con el jefe del "Task Force" de Los Pinos para vender en una operación "fast track" las fábricas en cuestión no tendría nada de extraño, pues finalmente aquél es su jefe, y si no "coopela", pues le dan cuello. Además, no es la primera vez que el titular de la Sagarpa actúa así. Desde hace varios meses adelantó la "jugada maestra" que pretendían hacer los responsables de esos negocios en Los Pinos.
El 8 de febrero pasado, Mayorga Castañeda afirmó que "las dificultades jurídicas que por más de diez años se habían registrado por la expropiación de los ingenios de Caze impedían su licitación, pero que mediante un proceso de negociación independiente de los juicios se buscaría una salida". En ese entonces, el mismo secretario aseguró que ya había un proceso de negociación con un grupo de inversionistas y que se contaba con el aval del propietario de Caze, Enrique Molina Sobrino (a quien supuestamente ya le habían entregado su "bono de indemnización" por 1,200 millones de pesos). A esas afirmaciones, Molina comentó al columnista, palabras más, palabras menos: Para resolver este asunto primero tienen que pasar por la DEA, ¿Por la DEA?, preguntarán los bisoños. Sí, por la "dea...cómo". ¿O sea que el gobierno "no le ha llegado al precio, señor Molina?, preguntó el columnista. ¡Me quieren dar una miseria por mis ingenios, pero se la van a "pelar"!, dijo el ex "Sugar King"; hay un "juicio de reversión" y les guste o no tendrán que esperar el fallo, subrayó.
El lunes pasado la Secretaría de la Función Pública emitió el Acuerdo de desincorporación de los nueve ingenios de Caze, advirtiendo (en el artículo 4 del referido documento) que "con el objeto de evitar una contingencia al gobierno federal durante el proceso de licitación debe de acreditarse que ha concluido el juicio de reversión que interpuso Enrique Molina". ¿Por qué entonces el secretario Mayorga se adelanta y declara que la desincorporación de las fábricas se realizará antes del 1 de diciembre? ¿Realmente cree el funcionario que en cuatro meses se resolverá a favor del gobierno federal el "juicio de reversión"? ¿Podrán en cuatro meses resolver lo que pudieron hacer en 11 años?
En sus declaraciones del martes, Mayorga aseguró que con la puesta en venta de las referidas factorías, México completará el largo camino de reprivatización que se inició tiempo después de haber tomado control de 27 de los más de 50 ingenios del país para salvarlos de la quiebra en 2001. ¡Algo más falso no habíamos escuchado!, exclaman los especialistas. Para empezar, agregan, no se reprivatizaron los ingenios sino que se los regresaron a sus antiguos propietarios debido al fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación que declaró inconstitucional el 16 de febrero de 2006 el acto expropiatorio de 2001.
Respecto a las afirmaciones del secretario de Agricultura, de que la venta (de los nueve ingenios) debe hacerse inmediatamente, por lo cual "ya los postores pueden tener acceso a la información que está en un cuarto de datos y empezar a hacer sus ofrecimientos", y que existe interés de empresas guatemaltecas, estadounidenses y diferentes alianzas, de empresas extranjeras con empresas mexicanas o grupos, para la compra de las fábricas, ejecutivos del SAE aclaran: Al menos hasta el día de ayer, no nos habían informado cómo iba a estar el "trinquete", perdón, la desincorporación. Nos enteramos por el Diario Oficial de la Federación, confesaron.
Sobre este penoso caso, un lector comenta: No es fácil entender a fondo el asunto de las negras historias del "polvito blanco" -especialmente para quienes somos legos en la materia-, pero sí queda claro que "Hay algo podrido en Dinamarca", según la famosa frase de la obra Hamlet, de William Shakespeare, aunque en este caso habría que decir que hay algo podrido en... ¿en dónde, en dónde?
¡Ah!, y también queda clarísimo que la Secretaría de la Función Pública sigue siendo la "tapadera" institucional que siempre fue, desde que la inventó en 1983 el presidente de la "Renovación moral de la sociedad" con el nombre de Secretaría de la Contraloría General de la Federación; dependencia que después, a partir de 1994, realizó sus actividades bajo la denominación de Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo, y que finalmente, en 2003, se convirtió en Secretaría de la Función Pública.
Qué lástima que el presidente Felipe Calderón no logró el propósito -anunciado en septiembre de 2009- de mandar al ca...nal del desagüe a ese elefante blanco que para puras vergüenzas ha servido a la sociedad... aunque, la verdad sea dicha, a los gobernantes les ha sido de gran utilidad para esconder la basura debajo de la alfombra y disfrazar los trinquetes con uno que otro pase dizque mágico, a la manera de los prestidigitadores que muestran las manos al público y dicen: "Nada por aquí, nada por allá", o de los merolicos de plazuela que timan a los incautos a la voz de: "¿Dónde quedó la bolita, dónde quedó la bolita?".
Rafael Morgan Ríos, secretario de la Función Pública, orgullo de Culiacán, ¿Pirata o Capitán Morgan? ¡Por supuesto que no! ¡Mago Morgan! Prestidigitador non. ¡Qué grande eres, magazo!, exclama el lector.
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