ANDRÉS
OPPENHEIMER / EL SIGLO DE TORREÓN
A juzgar
por lo que el presidente de Uruguay José Mujica me dijo la semana pasada en una
entrevista, existe una posibilidad real de que en su país la gente pueda muy
pronto comprar marihuana legalmente a una empresa regulada por el gobierno que
estará a cargo de la distribución y venta de la droga.
Mujica,
de 78 años, envió al Congreso hace unos días un proyecto de ley que tal vez sea
la propuesta más audaz de legalización de marihuana en todo el mundo. La
propuesta propone que el Estado "asuma el control y la regulación de las
actividades de importación, producción, adquisición a cualquier título,
almacenamiento, comercialización y distribución de marihuana".
El
proyecto va mucho más allá de lo que han hecho países como Holanda y Portugal
para despenalizar el uso de marihuana. También va mucho más lejos de propuestas
recientes como las del presidente guatemalteco Otto Pérez Molina y de los
presidentes de Colombia y México para iniciar un debate abierto sobre la
legalización de las drogas.
¿Usted
está proponiendo que el Estado venda marihuana?, le pregunté a Mujica.
"Es
algo un poquito más profundo", respondió. "Se trata de quitarles el
mercado a los narcotraficantes".
Mujica me
explicó que, en la actualidad, los narcotraficantes que venden marihuana en
Uruguay suelen llevar a los jóvenes a consumir drogas más pesadas y peligrosas,
como la pasta de coca. Eso ha generado un importante aumento de la criminalidad
en el país.
"Preferimos
que este mercado de las drogas blandas no sirva de entrada para las llamadas
drogas más duras", dijo Mujica.
Al tomar
a su cargo y regular el negocio de la marihuana en Uruguay, estimado en unos 40
millones de dólares anuales, el Estado se lo quitará a los narcotraficantes, y
los debilitará, aseguró Mujica. Además, el Estado llevaría un registro de todos
los consumidores de marihuana, y les podría dar tratamiento a los más graves
adictos, tal como se hace actualmente en el caso de los alcohólicos, dijo.
Cuando le
pregunté si su idea es que los uruguayos compren marihuana en bares o en
kioscos, Mujica dijo eso es algo que deberá decidir el Congreso. Agregó que su
proyecto de ley tiene un "cincuenta por ciento" de apoyo en el
Congreso, pero que espera que el debate público ayude a que sea aprobado.
¿Y qué
piensa de la crítica de que una empresa estatal que venda marihuana se
convertirá en una burocracia inepta, con grandes posibilidades de corromperse
al entrar en el negocio del narcotráfico?, le pregunté.
Mujica,
que hasta ahora no había aclarado si está a favor de que la empresa encargada
de gerenciar su proyecto sea estatal o privada, dijo que "una empresa
privada es la que va a vender" la marihuana bajo estricto control
gubernamental, tal como ocurre ahora con las ventas de bebidas alcohólicas.
¿Y si
esta ley se aprueba, no convertirá a Uruguay en una meca turística para
fumadores de marihuana?, le pregunté. Mujica respondió que su plan es "un
mecanismo para uruguayos" que estarán registrados y tendrán una ración
mensual, y que los extranjeros no podrán comprar marihuana.
En cuanto
a la crítica de que los precios más bajos de la marihuana producirán un aumento
del consumo -como ocurrió cuando se abolió la prohibición del alcohol en
Estados Unidos en la década de 1930-, Mujica señaló que se trata de un riesgo
que vale la pena correr.
Cuando
Estados Unidos levantó la prohibición del alcohol, "la gente al principio
bebía un poco más...y el hecho es que Estados Unidos siguió viviendo, y hoy en
día es una nación bastante próspera, ¿no?", dijo.
"Lo
que no podemos hacer es seguir haciéndonos los tontos, disimular y mirar para
el otro lado", mientras sigue aumentando el consumo y la violencia
relacionada con el narcotráfico, concluyó Mujica. "Entonces, tratamos de
ensayar otras armas".
Mi
opinión: cuando leí por primera vez el proyecto de ley de Mujica proponiendo
que el Estado "asuma" el control del negocio de la marihuana, mi
primera reacción fue pensar que Uruguay creará una nueva burocracia
gubernamental, repleta de amigos del gobierno, que probablemente terminarán
fumándose los ingresos de las ventas de marihuana o -peor aún-- vendiendo drogas
duras por debajo de la mesa.
Pero si
el plan de Mujica es subcontratar una empresa privada de trayectoria conocida
para gerenciar el negocio bajo regulaciones estatales -tal como ocurre con las
empresas que venden whisky o cerveza-, tal como dijo en la entrevista, quizá no
sea una idea tan loca. Los ingresos podrían usarse para pagar programas de
educación, prevención y tratamiento para combatir drogas más duras.
Lo está
claro es que la guerra contra las drogas no está funcionando, y está dejando
decenas de miles de muertos en todo el hemisferio. Si se hace bien,
experimentar con "nuevas armas" será mejor que no hacer nada.
No hay comentarios:
Publicar un comentario