Samuel García
/ 24 Horas el Diario sin Límites
El ex
director financiero de Pemex, Ernesto Marcos, alguna vez dijo que la
petrolera es uno de los símbolos de la identidad cultural mexicana, “la
nacionalización del petróleo está íntimamente asociada a nuestra identidad de
país. Es casi un mito religioso”, declaró para un artículo publicado poco
después de aprobada la reforma de Pemex en 2008.
Esta idea
la comparten cientos de políticos en el poder, especialmente de la vieja
guardia de origen priista que siguen militando en el partido o que se separaron
para fundar nuevos institutos políticos especialmente “de izquierda”.
Pemex es
un mito histórico conveniente para muchos que se han beneficiado, y se
benefician, de las rentas que produce; como si fuera un barril sin fondo,
inacabable.
Sin
embargo, con sincera devoción religiosa o con espíritu fariseo, lo cierto es
que Pemex es una empresa petrolera que depende de la explotación de crudo para
vivir, que asume altos riesgos, que requiere atraer grandes inversiones, y que
debe competir inteligente y eficazmente en los mercados globales de energía. No
hacerlo condena su futuro a pesar del mito.
Como
decía Marcos, el halo cuasi religioso que ha rodeado a Pemex no ha permitido
ver de qué está hecha la petrolera hasta que en los últimos años cundieron los
temores por la pronunciada caída en la extracción de crudo y el agotamiento de
las tan lucrativas rentas del pasado. La amenaza de que “México será un importador
de petróleo” resquebrajó parcialmente el fabricado mito del todopoderoso Pemex.
A la
estatal Pemex le ha estado vedado cotizar en los mercados de valores por lo que
nunca hemos sabido, exactamente, cuánto vale. Y menos aún cuando cada trimestre
la paraestatal reporta multimillonarias pérdidas por la agresiva extracción de
rentas que sufre vía impuestos especiales.
Se nos ha
dicho que Pemex vale mucho, que es de todos los mexicanos, y por eso es casi un
objeto religioso. Intocable. Pero, ¿cuánto vale Pemex en el mercado?
Hace un
par de días Juan José Suárez Coppel, el actual director de la petrolera,
soltó la cifra no revelada: Pemex alcanzará un valor de mercado que va de 120 a
150 mil millones de dólares después de que se limpie su balance y se le
capitalice para enfrentar sus pasivos laborales. Sin hacerlo, su valor es
menor.
Eso
implica que el “nuevo Pemex” tendría un valor máximo de 150 mil millones de
dólares que es 2.8 veces menor que el que tiene Exxon Mobil, la mayor petrolera
del mundo, en el mercado y que asciende a 416 mil millones de dólares.
También
sabríamos que Pemex es más pequeña que Microsoft, Samsung, Pfizer, Google,
Procter and Gamble o Johnson & Johnson. Y cuatro veces más pequeña que
Apple, la empresa con el mayor valor de mercado del globo.
El “nuevo
Pemex” sería comparable con el valor bursátil del banco inglés HSBC, con la
petrolera brasileña Petrobras, con la tabacalera Philip Morris, con la japonesa
Toyota, con la cervecera Anheuser-Busch Inbev que acaba de comprar Corona, o
con los supermercados Wal-Mart. Todas estas empresas tienen un valor de mercado
que va de 124 a 155 mil millones de dólares al día de ayer.
De ese
tamaño sería el “nuevo Pemex”, la empresa petrolera estatal que hay que acabar
de desmitificar y verla como lo que es: una empresa petrolera con alto
potencial. Nada más.
No hay comentarios:
Publicar un comentario