martes, 21 de agosto de 2012

ASÍ COMENZÓ LA HISTORIA


 Signos y señales
David Colmenares / Eje Central

-La Coordinación entre órdenes de Gobierno
-Centralismo o Descentralización, el dilema
-Federalismo no significa descentralizar
La necesidad de la coordinación gubernamental entre los diferentes órdenes de Gobierno, es inherente a los sistemas federales en el mundo, que por cierto no son muchos –no mas de 25-, pero si los más grandes como Rusia, Brasil, Estados Unidos, Alemania o México.
Chile y España por ejemplo son naciones unitarias, sólo tienen una soberanía, la del Gobierno Central. En estos países los titulares de los poderes en los gobiernos subnacionales son generalmente designados por el poder central y se pueden dar tratos tan impositivos como los que observamos hoy con las Autonomías españolas obligadas a actuar en materia de gasto como lo desea el poder central, aunque aun les quedan pedazos de rebeldía, como es el caso de las que se oponen a restringir los servicios sanitarios a los inmigrantes. Curioso es que donde existen más signos de balcanización es en los países unitarios, sirva de ejemplo lo de Cataluña y el País Vasco en España. Recordemos a Yugoslavia.
En la política hacendaria es más notoria la diferencia entre países federales y unitarios, aunque se dan casos donde hay signos de descentralización como en Chile o de un centralismo extremo en las facultades tributarias, como en México.
En la historia de nuestro País siempre se ha dado  una pugna entre centralismo y descentralización. De hecho en la cuestión fiscal ha existido una tendencia a mantener en manos centrales el cobro de los tributos y sólo participar marginalmente de su producto a los gobiernos locales, a quienes les quedan facultades reducidas. Desde los años 90 se empieza a desconcentrar gasto público, el gasto federalizado.
Se han celebrado tres convenciones nacionales fiscales (1925, 1932 y 1947), y una hacendaria (2004), que han significado avances, aunque la existencia de inercias centralistas y facultades discrecionales en el poder central, así como falta de transparencia y rendición de cuentas efectivas en los gobiernos locales, han impedido pasar de la desconcentración a la descentralización.
En 1925 se logró una separación provisional de las fuentes impositivas entre el Gobierno Federal y los Estados, con avances modestos.
En 1932 se establecen gravámenes federales al comercio exterior, la producción y la explotación de los recursos naturales y se estableció participar en la recaudación de algunos impuestos a estados y municipios.
En 1947 se crea el Impuesto sobre Ingresos Mercantiles (ISIM) y se acordó que los estados cobraran una tasa adicional hasta de 1.2 %, además de recibir un 10 % de participaciones de la recaudación de los impuestos federales.
En 1953 se promulga una Ley de Coordinación Fiscal y en 1971 se coordinan todas las entidades para cobrar la tasa del 10 % sobre artículos suntuarios, que se les participó en 40 %.

Las tasas de participación variaban de impuesto a impuesto: la mínima era de 1 % en los impuestos de producción de hierro, carbón y manganeso, mientras que la máxima era de 50 % en el impuesto a la explotación de pesca. Hubo momentos en que se les participó hasta el 75 % en concesiones mineras a los municipios donde estuvieran los lotes, o del 100 % en el impuesto de la sal para los territorios federales.
Hacia 1979 había impuestos que no se participaban: sobre la renta de las empresas, de personas físicas, generales a la exportación e importación y los establecidos en la Ley General del Timbre. Se participaban la celebración de Convenios en el ISIM, el global a los causantes menores, tenencia, global a las bases especiales de tributación y el de envasamiento de bebidas alcohólicas.
Desde 1978 se trabajo en un nuevo Sistema y una nueva Ley de Coordinación Fiscal. A partir de 1980, desaparecen el ISIM y cientos de impuestos federales y estatales y nace el IVA. Las entidades federativas dejan en suspenso los impuestos concurrentes y empiezan a recibir participaciones de una bolsa que se llama recaudación federal participable, donde no tiene nada que ver donde se cobran los impuestos, y con fórmulas para distribuirlas. Así comenzó la historia.
*Auditor Especial del Gasto Federalizado en la ASF. Ha sido Presidente del Colegio Nacional de Economistas.



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