México se encuentra en una encrucijada y las reformas que sean implementadas o no, decidirán si aprovecha la oportunidad histórica de “cambiar de liga”, opinó el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría Treviño.
En
reunión con empresarios mexicanos, dijo que según estimaciones de la
Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un programa
moderado de reformas podría elevar el crecimiento potencial de México a cerca
de 4.0%, en contraste con un 3.0% actual.
Desafortunadamente,
agregó, las agendas más ambiciosas de reforma se han frustrado una y otra
vez por los intereses creados en la mayoría de las áreas, incluyendo el
mercado laboral, la educación o las industrias de red, por mencionar algunas.
Por lo
tanto, estimó que el primer desafío es cambiar la estructura de los incentivos
económicos a fin de promover la competencia, la apertura y la productividad.
En
reunión privada en el Club de Industriales, señaló que se requiere de
acuerdos políticos de gran alcance que pongan fin a la influencia de los
poderes fácticos y que permitan que las reformas no sólo se negocien y se
legislen, sino que además “nos aseguremos de que rindan los frutos previstos”.
Manifestó
que en el pasado se han perdido muchas oportunidades, y las carencias que
muchos mexicanos enfrentan hoy es resultado de dichas oportunidades perdidas,
pero “nunca es demasiado tarde”.
“México
se encuentra en una encrucijada y las reformas que sean implementadas o no
decidirán si México aprovecha la oportunidad histórica de cambiar de liga. De
reposicionarse como un destino privilegiado para hacer negocios, de fortalecer
su papel y su influencia en los círculos económicos y financieros internacionales,
de mejorar el nivel de vida de su población y cerrar la brecha con otros países
de la OCDE”, expresó.
El ex
secretario de Hacienda y de Relacione Exteriores mexicano enumeró algunas de la
reformas para la prosperidad de México en el mediano y largo plazos.
México le
urge, dijo, construir un sistema fiscal robusto, ágil y redistributivo, para lo
cual se necesita una reforma que reduzca la dependencia de los ingresos
petroleros mediante la ampliación de la base del IVA y el ISR.
Asimismo,
que elimine de subsidios regresivos; simplifique el régimen tributario,
fortalezca la administración tributaria y aumente la recaudación estatal y
municipal.
El
secretario general de la OCDE apuntó que se necesita un mayor y mejor
dirigido gasto social; una nueva ley laboral, más moderna, incluyente y
equilibrada, y un sistema educativo de vanguardia, equitativo, con maestros y
escuelas de excelencia.
Además,
requiere crear un sistema nacional de innovación conectado con las cadenas
productivas globales; una reforma energética con una visión intergeneracional,
y una reforma al sistema judicial mexicano, pues necesita instituciones que
promuevan la competencia y la certidumbre jurídica.
Gurría
Treviño consideró además que, a primera vista, el panorama en México es relativamente
alentador, y aunque la OCDE estima que el crecimiento del país superará el 3.5
por ciento este año, “no hay cabida para la autocomplacencia”.
Resaltó
que la situación fiscal de México es sólida, con un déficit modesto y a la
baja, una deuda pública manejable y estable, un sistema financiero bien
capitalizado, bien regulado y supervisado, con flujos importantes de Inversión
Extranjera Directa, con una tasa de desempleo de las más bajas de la OCDE y con
una inflación bajo control.
“Sin
embargo, aunque la estabilidad macroeconómica es un requisito necesario, no es
suficiente para lograr un desarrollo sostenido e incluyente. México enfrenta
grandes desafíos que debe atender cuanto antes. No es momento para la
autocomplacencia”.
Aún
persisten importantes cuellos de botella que han impedido aprovechar al máximo
los grandes activos y elevar la productividad, señaló.
Refirió
que el crecimiento promedio del PIB real de 1996 a 2011 ha sido de 2.8 por
ciento, y en términos per cápita de sólo 1.4 por ciento, y en este periodo la
contribución de la productividad al crecimiento ha sido negativa, con un
promedio de 1.4 por ciento.
Para
elevar la productividad, apuntó Gurría, México necesita realizar reformas en el
frente estructural y social para que sus efectos se refuercen mutuamente y
liberen el potencial de crecimiento de México.
Comentó
que el mundo lleva cinco años inmerso en una de sus peores crisis y la mayoría
de los países de la OCDE enfrenta una deuda pública creciente, un desarrollo
lento o incluso negativo, niveles récord de desempleo, sistemas bancarios
frágiles y una creciente desigualdad.
Afortunadamente,
dijo, no es el caso de México, pero el reto del país es diferente y no menos
importante; ante un débil entorno internacional, el dinamismo económico de
México deberá provenir fundamentalmente de fuentes internas.
“Por lo
tanto, es hora de que México libere su potencial de crecimiento y acelere el
proceso de convergencia con los niveles de vida de los países de la OCDE”,
subrayó.
Fuente: El Economista
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