Sara Sefchovich / El Universal
La semana pasada inicié el balance del sexenio calderonista. Sigo
ahora. El empleo: según el INEGI, entre 2007 y 2010 se crearon poco más
de un millón de empleos y en 2011 casi 600 mil y el propio presidente
Calderón afirmó hace algunas semanas haber creado 2 millones de empleos y
aseguró que su gobierno fue “el segundo periodo con mayor generación de
empleo formal en la historia del país”. Sin embargo, en diferentes
momentos del sexenio, estas afirmaciones fueron puestas en duda. El
Banco de México sostuvo que las cifras de pérdidas de plazas “superan a
las creadas por la actual administración en los dos años anteriores” y
el IMSS “confesó que la cifra de creación de empleos está inflada en 660
mil plazas y el propio INEGI aseguró que en sólo tres meses
desaparecieron 685 mil empleos en los sectores formales e informales”.
Cifras recientes afirman que 30% de la población económicamente activa
está en la economía informal y 10% en el subempleo.
La infraestructura: el Presidente presumió de haber emprendido “el
programa carretero más grande de la historia”, asegurando que se habían
construido o reparado 21 mil kilómetros de carreteras, pero una
periodista escribió que “no sólo se ha construido la mitad de kilómetros
que el sexenio pasado y hay enormes retrasos en las obras, sino que
ello ha costado el doble de recursos”.
La salud: Calderón afirmó que su gobierno logró la cobertura
universal, gracias a la creación del Seguro Popular y a que durante su
gobierno se construyó la mayor cantidad de infraestructura jamás hecha
por ninguna administración para este sector: mil 100 nuevos hospitales y
2 mil 300 remodelados. Sin embargo, los estudiosos dicen que las
clínicas y hospitales acreditados en el papel para atender a los
pacientes incorporados por ese sistema, en los hechos no tienen
posibilidad de hacerlo “porque las personas que laboran y los espacios
destinados a la consulta externa carecen de los más elementales equipos
de diagnóstico e instrumental”.
También los ciudadanos lo piensan así. En una carta a un diario,
alguien escribe: “Gracias a la presencia de funcionarios, se ha llevado a
cabo la necesaria e inusual limpieza en la unidad e incluso, pensando
por dónde pasarán, se han remodelado el área de gobierno y el auditorio
ya olvidado, desatendidos por mucho tiempo. Los directivos consiguieron
medicamentos prestados, incubadoras y baumanómetros, además de colocar
apresuradamente cortinas para dividir el espacio entre pacientes en el
área de hospitalización. Nada más pasó la revisión y todo desapareció”.
Por lo demás, el servicio en las clínicas y hospitales públicos es
tan lento y tan poco amable (diga lo que diga la publicidad que lo
presenta como agradable y expedito) y como de todos modos los enfermos
no reciben los medicamentos recetados (porque desde hace años hay
carencia de medicamentos en esas instituciones), un estudio demostró que
los ciudadanos prefieren acudir a consultorios particulares y comprar
sus medicinas.
Pemex: la empresa petrolera que fue el orgullo y la principal fuente
de recursos de México, siguió agobiada por la corrupción, ordeñada por
el fisco, sufriendo el robo cotidiano en sus ductos, sin inversión
significativa. Y lo más grave, viendo la declinación de la
productividad: “El problema más serio que enfrenta México es la caída de
producción de petróleo”, escribió un estudioso y otro afirma que “las
reservas probadas han seguido declinando a pesar del discurso oficial en
el sentido de que todo va muy bien”.
De nuevo el espacio se ha terminado sin poder revisar todos los
temas, de modo que voy a concluir hasta la próxima semana. Pero lo
importante, igual que en el artículo anterior, es señalar la dificultad
que existe para los ciudadanos de saber la verdad, porque las versiones
de los hechos son muy diferentes y todos juran que la suya es la cierta.
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