Samuel García / 24 Horas El Diario sin Límites
La
colocación accionaria que anunció el Banco Santander de su filial mexicana en
las bolsas de valores de Nueva York y de México será, sin duda, la noticia
bursátil del año en México. Y lo será por el monto estimado de la colocación
accionaria, por la importancia de la firma, por los reflectores que enciende
sobre México y porque reabre la discusión sobre la importancia para el país de
que la banca extranjera cotice en la bolsa local, uno de los temas bancarios
más polémicos de los últimos años.
Para
Santander la operación -que se concretaría en plenas fiestas patrias- no es de
menor importancia. Si bien en el discurso público del banco y de su presidente Emilio
Botín se esgrime la idea de que son los inversionistas quienes reclaman una
operación de esta cuantía, hay otra razón de peso en la decisión que tomó la
jerarquía del Santander desde hace tiempo: El elevado riesgo España ha
cancelado prácticamente cualquier posibilidad de acceso de las matrices a los
mercados locales. Y es que el riesgo España es lineal con el riesgo Santander o
BBVA, de allí que hayan sido sus filiales fuera de España las que han realizado
las emisiones de deuda más importantes en los últimos cinco meses.
A pesar
de que Santander -como otros bancos españoles- han recibido fuertes inyecciones
de liquidez vía créditos blandos del BCE para aliviar las tensiones, los
vencimientos son ineludibles por lo que requieren levantar capitales vía sus
filiales a tasas competitivas.
Pero eso
no es todo. Las grandes firmas españolas no descartan un deterioro de las
finanzas públicas en el corto plazo, como de hecho lo ha pronosticado el área
de Estudios del BBVA. En ese escenario se eleva sustancialmente la posibilidad
de que una o más agencias calificadoras de riesgo le retiren el grado de
inversión a España con el consecuente deterioro adicional sobre la deuda
bancaria.
Santander
lo sabe y ello le llevó a buscar la colocación accionaria de su filial mexicana
-una de sus cajas de “cash” más importantes en América Latina- en el momento
“óptimo” más próximo posible. Y ese momento ha llegado: Mientras que los
riesgos en España crecen, en México los precios de las acciones bancarias
siguen incrementándose por las expectativas de expansión de un mercado
doméstico poco bancarizado. Para darse una idea de lo que esto significa, el
precio de la acción de Banorte -un banco comparable con Santander por su
posición de mercado- ha crecido 58% en lo que va del año, de allí que al
presidente de Santander se le “haga agua la boca”. Pero Botín también sabe que
en un entorno de alta volatilidad como el actual, esta circunstancia puede
cambiar repentinamente como ya le ocurrió con su filial en Gran Bretaña que en
dos ocasiones ha estado a punto de ser colocada, sin lograrlo.
Por eso,
por ahora, México es la filial en la que mejor le suena el timbre de la caja
registradora; y dígame si no. La valuación del nuevo Grupo Financiero
Santander, S.A.B. de C.V se estima entre 14 y 16 mil millones de dólares, un
valor que espera le reditué unos cuatro mil millones de dólares por 25% de las
acciones y que significará la amortización de un buen negocio en México después
de comprar Serfin en mil 560 millones de dólares en mayo de 2000.
Si todo
sale según el ya conocido olfato de Botín, Santander se colocaría en el momento
preciso.
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