Reuters
La crisis
de deuda de la Eurozona nació en Grecia. Casi tres años y dos rescates después,
Europa debe decidir si da más ayuda al país o corta amarras con él. A pesar de
todas sus complejidades, los problemas de Grecia se resumen esencialmente en
tres preguntas: ¿Puede volver a crecer? ¿Cuál es el tamaño de su deuda? ¿Cuándo
será suficiente su crecimiento para pagar lo que debe?
Planteado
así de simple, uno podría preguntarse por qué los políticos tardan tanto en
encontrar una solución. Pero como siempre, el problema es la letra pequeña,
y en el caso de Grecia, la letra pequeña es especialmente minúscula.
Por eso,
los esfuerzos continuos de la Comisión Europea, del Banco Central Europeo y del
Fondo Monetario Internacional -conocidos como la troika- para resolver
el crecimiento de Grecia a largo plazo y las perspectivas de reducción de la
deuda son tan decisivos.
Todo el
mundo, desde la canciller alemana, Angela Merkel, al presidente del BCE, Mario
Draghi, y el primer ministro, Antonis Samaras -que ha pedido dos años más para
cumplir con los objetivos de recortes- esperan ansiosos el resultado del
informe de la troika, que se espera para finales de septiembre o
principios de octubre.
Si
concluye que Grecia se está moviendo en la dirección adecuada y que el
potencial para crecer y reducir su deuda está mejorando lentamente, todo el
mundo respirará aliviado, aunque siga habiendo muchos obstáculos.
El momento de la verdad
Si, como
parece más probable dado lo que se oye de responsables comunitarios, determina
que Grecia no está haciendo suficiente y que no hay una perspectiva realista de
conseguir cortar sus deudas en la próxima década, entonces puede que llegue el
momento de la verdad.
Ante los
planes para que los fondos de rescate y el BCE protejan a España e Italia
interviniendo para reducir sus costes de financiación, podría parecer
perverso permitir que Grecia se estrellase y saliera del euro, desatando
una oleada de contagio que podría impulsar la crisis a otros niveles.
En
cambio, es probable que haya una confusa carrera para ayudar a Grecia de modo
que no parezca que sea el contribuyente alemán el que pague la factura, algo
que es probable que rechazara el Bundestag.
Samaras
ya insinuó esta posibilidad tras reunirse con Merkel la semana pasada. "No
estamos pidiendo más dinero. Estamos pidiendo bocanadas de aire para esta inmersión que estamos
haciendo", afirmó.
"Lo
que Grecia puede esperar de Alemania es que no haremos juicios prematuros sino
que esperaremos a pruebas fiables, lo que para mí es el informe de la troika",
agregó la canciller.
Montaña
Aunque no
es posible predecir el resultado del informe de los llamados "hombres de
negro" cuando vuelvan a Atenas a principios de septiembre para una segunda
visita más a fondo, sus parámetros generales están claros. La valoración más
decisiva será si la deuda del país con respecto al Producto Interior Bruto
puede bajar a menos del 120% en 2020, desde alrededor del 160 por ciento.
El FMI ha
identificado el 120% como el límite máximo de la montaña de deuda helena, y que
dice que por encima de esa cifra es insostenible dada las malas perspectivas de
crecimiento del país y su necesidad para cambios económicos estructurales
enormes y exigentes.
Pero dado
que el PIB se ha contraído los últimos cuatro años y este se espera que caiga
otro 7% - sustancialmente más del 5% esperado - el país afronta una cuesta cada
vez más empinada.
Esto
ofrece una potencial escapatoria, ya que los términos del rescate acordados
este año ofrecen margen para una reevaluación si su recesión es más profunda de
lo esperado. Sin embargo, el Ministerio alemán de Finanzas dijo la semana
pasada que esa cláusula no es legalmente vinculante.
Al mismo
tiempo, los intentos de Atenas de reducir la deuda rebajando drásticamente el
déficit presupuestario y llevando a cabo un amplio programa de privatizaciones
han dado hasta ahora pocos resultados.
El
Gobierno ha prometido unos recortes presupuestarios más profundos que
ahorrarían otros 11.500 millones de euros en 2013 y 2014, pero la duda es si se
aplicarán totalmente -un obstáculo con el cual Atenas ha tropezado
repetidamente en el pasado, alejándola de los objetivos.
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