sábado, 13 de agosto de 2011

UNA SOLUCIÓN INCÓMODA

Juan Ramón Caridad / elEconomista.es
Mientras el mundo mediático se centra en justificar todo a partir de las notas de las vituperadas agencias de rating, se sigue ignorando la mayor a ambos lados del Atlántico. En Europa, el mercado refleja que el problema de la crisis no es griego ni luso: es de todos.
Las interconexiones bancarias hacen que sea tan alemán como español, tan finlandés como italiano. Hasta que no pongan encima de la mesa un plan global donde se ofrezca refinanciación a largo plazo a cambio de cesiones de competencias fiscales y se diseñe una nueva garantía paneuropea para la deuda existente, es lógico que los especuladores del mercado (gente que tiene dinero y no se atreve a prestarlo) sigan castigando a las bolsas y mercados de crédito.
Hoy el señalado es un banco francés y, de paso, se castiga a otro alemán. Mañana serán otros, pero estamos todos en el mismo barco, aunque hablemos idiomas distintos. La solución es incómoda, castigará las cuentas de los bancos y reducirá el margen de maniobra de los políticos nacionales, pero los que elegantemente apuntan que la solución de Europa es más Europa están sugiriendo que vamos hacia una unión fiscal. Salvo milagro, las economías no crecerán a la velocidad que necesitan para pagar lo que deben, y los que pongan la pasta para financiar los excesos de determinadas economías querrán controlar las cuentas de verdad.
En cuanto a Estados Unidos, es curioso ver cómo justo cuando se cuestiona la solvencia del Tío Sam, los americanos compran más Treasuries. ¿Compran dólares si lo que creen es que las cuentas del Estado van camino de la quiebra?
Siendo conscientes de que la Fed tiene una máquina buenísima para imprimir todo el dinero que haga falta, lo preocupante no es si el Tesoro paga o no. Lo que da miedo, y puede generar una recesión que ningún indicador económico respalda, es que las luchas políticas en año preelectoral, las declaraciones cruzadas y las ingerencias mediáticas en temas técnicos financieros de los servidores de lo público sean tan cotidianas como perjudiciales.
La economía está politizada, ¿quién la despolitizará?, el político que la despolitice, un gran político será.
Juan Ramón Caridad. Director general de Swiss & Global Iberia.

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