martes, 23 de agosto de 2011

CHINA Y LOS "BRIC" PRESIONAN PARA CAMBIOS EN EL SISTEMA MONETARIO INTERNACIONAL (I)

Jesús Alberto Cano Vélez (*) / Excelsior
Durante los últimos años, los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) estudiaron detalladamente las reglas y procedimientos que determinan el poder que gozan algunos de los países miembros del FMI (Fondo Monetario Internacional), el autor de las reglas del sistema de pagos que existe a nivel internacional, desde su fundación en 1945.
Brasil e India ya eran países miembros del Fondo, desde su inicio y Rusia y China serían de los “recientes entrantes”. El primero formaba parte de las naciones americanas, cercanas a los Estados Unidos, mientras que el segundo pertenecía al Imperio Británico. A las dos potencias mundiales del momento les tocaría la obra de diseñar y promover la creación del nuevo sistema monetario internacional, que habría de reemplazar el patrón oro, que durante las primeras décadas del Siglo XX generó inestabilidad al mundo, en su proceso de desaparecer.
De modo que, apenas terminada la gran guerra, pusieron manos a la obra creadora que habían estudiado en sus largas sesiones en Bretton Woods, New Hampshire, durante los años de la Segunda Guerra Mundial. México participó activamente con un brillante grupo de hombres de Hacienda y Banco de México, liderado por Eduardo Suárez, Secretario de Hacienda de Lázaro Cárdenas.
El economista británico John Maynard Keynes jugaría papel innovador importante. Propuso una institución internacional que concediera créditos urgentes de reconstrucción, sobre la base de colocar pasivos internacionales, de manera semejante a lo que hace un banco central; pero la desconfianza norteamericana a que existiera una entidad multilateral tan poderosa en ese campo, orientó a que se diluyera en TRES entidades, las que ejercerían: el FMI crearía la moneda internacional, el Banco Mundial (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento) concedería los créditos urgidos por la destrucción de la guerra; y el débil GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio) supervisaría el debido comportamiento de los países en el comercio internacional.
Desde ese inicio se fijaron las reglas esenciales: el dólar norteamericano, con plena convertibilidad, estaría en el centro como la moneda internacional que todos utilizarían; y las prácticas comerciales no deberían ser las que existieron durante la gran depresión; ahora se trataba de promover el comercio mundial, sin obstáculos artificiales, porque la tesis básica era que el comercio, sin impedimentos al margen del sistema de precios, lograría elevar el nivel de vida de los países y promovería la eficiencia de las economías.
Pasado el tiempo, muchas cosas cambiaron entre 1945 y hoy. Con la globalización mundial India, China, Brasil y Rusia se integraron al comercio mundial con mucha energía, poder, inmensas poblaciones y el convencimiento de la necesidad de modificar las determinantes de la estructura de poder de los países, en el concierto de las naciones en el FMI.
De ahí que, desde su arribo a los organismos multilaterales --especialmente en el FMI-- empezaron a buscar promover modificaciones en las reglas de operación con que operaban, o sea: la determinación de las cuotas en el FMI, el poder de votación de cada uno de los países miembros, y la gobernanza en ese organismo monetario mundial fueron cuestionadas.
Con el empuje de China e India, Rusia y Brasil lograron resultados muy significativos inclusive para México, a costa de los tradicionales grandes ganadores, que se habían distribuido los beneficios: Estados Unidos, los países de Europa Occidental y los asiáticos, aliados de los EE. UU., como Japón y Corea del Sur.
Las decisiones que se tomaron en los foros, del G-20, terminarán de ser instrumentadas hasta 2012, por la complejidad de los cálculos requeridos, tales como las cuotas de aportación y de beneficios de los países, así como los nuevos poderes de votación (algunos incrementan y otros disminuyen), y las determinaciones de gobernanza (como la designación del titular del organismo).
Lo que surge de esta gran reforma, cuya dimensión es excepcionalmente significativa, es que la distribución de los papeles de los países será más acorde con la importancia cuantitativa de cada país en términos de su producto interno, el tamaño de su comercio internacional, y la capacidad adquisitiva de su producción nacional.
Para América Latina, nos debe dar orgullo que uno de los nuestros crece cualitativamente y adquiere dimensión mundial. Porque durante los 30 años en que México estuvo viviendo los efectos depresivos del neoliberalismo en su economía, por carecer de políticas públicas en materia económica, Brasil decidió tomar el toro por los cuernos y poner a su gobierno a compartir con el mercado la responsabilidad de promover su desarrollo…y lo lograron!
(*) Presidente de El Colegio Nacional de Economistas

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