ANTONIO REYES / El SEMANARIO SIN LIMITES
La banca europea corre el riesgo de entrar en una nueva crisis de liquidez que podría ser letal para la economía mundial
Después de las complicadas semanas que ha vivido financieramente el mundo, la situación en Europa comienza a agravarse aún más, por razones de su comportamiento económico y por el riesgo de liquidez que comienzan a presentarse para los bancos.
Las cifras de crecimiento económico trimestral abril-junio de la zona Euro han resultado peores a las que se estimaban originalmente y han evidenciado que el comportamiento económico era ya adverso antes de la crisis reciente de la deuda Europea y la de Estados Unidos. Tales cifras de bajo crecimiento no se veían desde que se sufrió la quiebra de Lehman Brothers en 2008, y presagian, per-se, meses futuros más complejos de lo vaticinado
El Producto Interno Bruto de la zona euro en el segundo trimestre fue de apenas 0,2%. En Alemania y Francia, las economías grandes de Europa los resultados fueron más adversos. El crecimiento alemán resultó ser 0.1%, en contraste con el 1.3% del primer trimestre.
En Francia, la oficina estadística gala anunció la semana pasada que tuvo un 0%, frente al crecimiento de 1% alcanzado en el primer trimestre.
Estas cifras enuncian un resultado económico europeo objetivamente frágil, dentro de un ambiente en el que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) y otras medidas anunciadas en julio para rescatar a los países con problemas de deuda y para apoyar la liquidez de los bancos siguen sin operar.
Efectivamente, el problema de liquidez de los bancos europeos puede complicar aún más la situación del viejo continente y devenir en una crisis bancaria con resultados catastróficos para la economía mundial, más graves que los enfrentados con la recesión a partir de 2008.
Cada vez más los bancos europeos enfrentan problemas para acceder a los mercados, tanto por el castigo de las bolsas; por su concentración de fondos en el Banco Central Europeo, en lugar de prestar; y por su alta exposición a las deudas soberanas, especialmente de Grecia, España, Portugal, Irlanda e Italia. Se piensa que el mercado interbancario puede rápidamente secarse y agudizar la falta de liquidez de los bancos ante la retirada de los fondos monetarios estadounidenses. Los fondos han estado reduciendo sus posiciones en el sector financiero europeo de forma acelerada, por lo que el economista en jefe del Banco de Suecia, Lars Frissell, dijo que no hace falta mucho tiempo para ver un colapso del mercado interbancario (El País, 21/8/11).
Tal aserto no resulta alarmista, si se tiene en cuenta que, a finales de julio, los inversores norte-americanos habían reducido en 9% su exposición a la deuda bancaria europea respecto a junio y 20% con respecto al mes de mayo. Especialmente los fondos han reducido su exposición a la banca alemana, 22.5% de caída medida en dólares; a la francesa, 7.2% menos, y la británica, con una contracción de 7%. Los fondos han abandonado totalmente sus posiciones en la banca española e italiana, que fueron dos de los países más afectados por la crisis soberana europea el mes de julio.
Los bancos que más dependen de estos fondos son el holandés Rabobank, con 6.6%, y el BNP Paribas que concentra 4.3% de la “inversión” total.
Como en un presagio a si mismo cumplido, el retiro de los fondos estadounidenses en perspectiva de una posible crisis bancaria de la zona euro comienza realmente a alentarla, al tiempo que las previsiones económicas recesivas, ya evidentes, hacen pensar en un tsunami europeo que puede hundir a todo el sistema financiero internacional. Recordemos que de los problemas de liquidez a la insolvencia sólo hay un paso o una simple apreciación; pero ello, por ahora, es otro tema.
La banca europea corre el riesgo de entrar en una nueva crisis de liquidez que podría ser letal para la economía mundial
Después de las complicadas semanas que ha vivido financieramente el mundo, la situación en Europa comienza a agravarse aún más, por razones de su comportamiento económico y por el riesgo de liquidez que comienzan a presentarse para los bancos.
Las cifras de crecimiento económico trimestral abril-junio de la zona Euro han resultado peores a las que se estimaban originalmente y han evidenciado que el comportamiento económico era ya adverso antes de la crisis reciente de la deuda Europea y la de Estados Unidos. Tales cifras de bajo crecimiento no se veían desde que se sufrió la quiebra de Lehman Brothers en 2008, y presagian, per-se, meses futuros más complejos de lo vaticinado
El Producto Interno Bruto de la zona euro en el segundo trimestre fue de apenas 0,2%. En Alemania y Francia, las economías grandes de Europa los resultados fueron más adversos. El crecimiento alemán resultó ser 0.1%, en contraste con el 1.3% del primer trimestre.
En Francia, la oficina estadística gala anunció la semana pasada que tuvo un 0%, frente al crecimiento de 1% alcanzado en el primer trimestre.
Estas cifras enuncian un resultado económico europeo objetivamente frágil, dentro de un ambiente en el que el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (EFSF) y otras medidas anunciadas en julio para rescatar a los países con problemas de deuda y para apoyar la liquidez de los bancos siguen sin operar.
Efectivamente, el problema de liquidez de los bancos europeos puede complicar aún más la situación del viejo continente y devenir en una crisis bancaria con resultados catastróficos para la economía mundial, más graves que los enfrentados con la recesión a partir de 2008.
Cada vez más los bancos europeos enfrentan problemas para acceder a los mercados, tanto por el castigo de las bolsas; por su concentración de fondos en el Banco Central Europeo, en lugar de prestar; y por su alta exposición a las deudas soberanas, especialmente de Grecia, España, Portugal, Irlanda e Italia. Se piensa que el mercado interbancario puede rápidamente secarse y agudizar la falta de liquidez de los bancos ante la retirada de los fondos monetarios estadounidenses. Los fondos han estado reduciendo sus posiciones en el sector financiero europeo de forma acelerada, por lo que el economista en jefe del Banco de Suecia, Lars Frissell, dijo que no hace falta mucho tiempo para ver un colapso del mercado interbancario (El País, 21/8/11).
Tal aserto no resulta alarmista, si se tiene en cuenta que, a finales de julio, los inversores norte-americanos habían reducido en 9% su exposición a la deuda bancaria europea respecto a junio y 20% con respecto al mes de mayo. Especialmente los fondos han reducido su exposición a la banca alemana, 22.5% de caída medida en dólares; a la francesa, 7.2% menos, y la británica, con una contracción de 7%. Los fondos han abandonado totalmente sus posiciones en la banca española e italiana, que fueron dos de los países más afectados por la crisis soberana europea el mes de julio.
Los bancos que más dependen de estos fondos son el holandés Rabobank, con 6.6%, y el BNP Paribas que concentra 4.3% de la “inversión” total.
Como en un presagio a si mismo cumplido, el retiro de los fondos estadounidenses en perspectiva de una posible crisis bancaria de la zona euro comienza realmente a alentarla, al tiempo que las previsiones económicas recesivas, ya evidentes, hacen pensar en un tsunami europeo que puede hundir a todo el sistema financiero internacional. Recordemos que de los problemas de liquidez a la insolvencia sólo hay un paso o una simple apreciación; pero ello, por ahora, es otro tema.
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