Bajo la Lupa
Alfredo Jalife-Rahme / La Jornada
Todavía sin una tercera "facilitación cuantitativa" (QE3) –es decir, una vulgar impresión masiva de dólares por Ben Shalom Bernanke, el vilipendiado "gobernador" de la Reserva Federal acusado de alta "traición (sic)" por Rick Perry (gobernador de Texas y aspirante presidencial del Partido Republicano)–, si se decanta la presente turbulencia bursátil que tiene al mundo secuestrado (debido al parasitismo económico de Estados Unidos) y al borde de una estanflación, el último refugio global fue la onza de oro (a punto de romper la barrera "impensable" de 2 mil dólares) y la plata, cuyo primer productor estéril mundial es el “itamita México neoliberal”.
A Ben Shalom Bernanke, como a su antecesor, el siempre locuaz Alan Greenspan –con un cuarto de siglo de control conjunto de la Reserva Federal manejada en forma etnocéntrica–, solamente les interesan los beneficios de la banca israelí-anglosajona (los "Trece banqueros" de Wall Street, Simon Johnson dixit), en detrimento del resto de la población de Estados Unidos, ya no se diga del mundo entero.
Una de las supremas enseñanzas de la cleptomaniaca intervención militar de la OTAN en Libia fue la obscena captura de los depósitos bancarios de su anterior aliado Muammar Kadafi, quien ingenuamente privatizó su banca y colocó la riqueza nacional en las arcas de la insolvente banca israelí-anglosajona.
Ya es muy tarde para arrepentirse cuando la depredadora banca de la OTAN, que forma parte de su panoplia bélica, ha dispuesto de la riqueza nacional libia dándose el lujo de crear un insólito banco central "rebelde" bajo su control.
Como decía Napoléon, las finanzas son "el nervio de la guerra", axioma que aplican desde el siglo XIX los banqueros esclavistas Rothschild.
Recientemente en Beirut, a mis interlocutores de las seis petromonarquías del Consejo de Cooperación de los Países Árabes del Golfo les planteé la probabilidad, ahora que está quebrada la banca israelí-anglosajona a los dos lados del Atlántico, de que sus depósitos bancarios –una de las mayores liquideces del planeta, también ingenuamente colocadas– puedan ser objeto de una pignoración por la depredadora banca de la OTAN con el pretexto de las próximas revueltas "democráticas" en la península arábiga.
La geopolítica del gas difiere exquisitamente de la del petróleo (tema nodal de mis conferencias "privadas" en Líbano). Es inevitable que ocurra algo fuerte en el Golfo Pérsico cuando Estados Unidos abandona el petróleo y opta por el gas, con el cuento texano de su menor polución, como si a las depredadoras petroleras anglosajonas les hubiera importado algo durante más de un siglo de control energético global.
En medio del disparo del metal amarillo, Venezuela –que ostenta las mayores reservas de hidrocarburos y oro del mundo (con razón los desinformativos multimedia israelí-anglosajones exorcizan tanto a su presidente)– inició el traslado de una parte de sus depósitos a la banca de sus aliados de Rusia, China y Brasil, así como el retorno de sus lingotes de oro a las más seguras bóvedas en Caracas (RIA Novosti, 18/8/11).
Para que no le permuten gato por liebre, Venezuela regresará su oro en forma "gradual, bajo técnicas específicas que certifiquen que los lingotes físicos depositados son los mismos". ¿Serán capaces de alterar hasta los lingotes los hoy insolventes banqueros israelí-anglosajones?
Benedict Mander, de The Financial Times (17/8/11), explaya que Venezuela "nacionalizará su industria aurífera para impedir la minería ilegal e impulsar las reservas internacionales".
Por cierto, en una reciente conferencia que impartí en un seminario de economía convocada por la secretaría general del PRD, propuse que México, después de crear una nueva banca nacional (sin necesidad de nacionalizar la existente, hoy insolvente), utilice sus pletóricas reservas de petróleo y plata para apuntalar al peso mexicano hoy atado al Titanic estadunidense (www.youtube.com/user/MrJalife).
Benedict Mander aduce que de sus 29 mil millones de dólares de reservas en dólares Venezuela solamente podrá disponer de 5 mil millones (el 17 por ciento); no es tan sencillo retirarlos en una situación normal, menos cuando Exxon Mobil (socia de los mismos bancos israelí-anglosajones) quizá los haya embargado precautoriamente.
De sus 364 toneladas en oro, con un valor de 18 mil millones de dólares, Venezuela cuenta trasladar 211 toneladas (a un valor de 11 mil millones), las cuales, a juicio de Julio Montoya, legislador entreguista (¡cómo abundan!) de la oposición, servirán para garantizar el pago de la deuda que adquirió por 34 mil millones de dólares con Rusia, China y Brasil. ¡Qué forma tan baladí de interpretar una decisión de la mayor transcendencia geoestratégica!
Venezuela nacionalizó los activos auríferos de tres empresas, entre ellas la canadiense Gold Reserve. La única empresa foránea que queda es la rusa Rusoro.
The Wall Street Journal (17/8/11) asevera que Venezuela trasladará 6 mil 300 millones de dólares del Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea –cuyo presidente del consejo de administración es Guillermo Ortiz Martínez– y del londinense banco Barclays (con razón se tambaleó) a otros bancos más seguros de Rusia, China y Brasil.
Cuando el capitalismo global se encuentra agónico solamente un demente puede confiar sus ahorros al fondomonetarista y miembro del G-30 Guillermo Ortiz Martínez, quien aniquiló a la banca "mexicana" por encargo.
La profunda jugada geoestratégica de Venezuela –de ruptura con la caduca unipolaridad financierista (controlada por el sionismo jázaro) en favor de la multipolaridad geoeconómica de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)– es de alto riesgo y la banca de la OTAN no se quedará con los brazos cruzados –si es que no opta por otra alocada aventura militar– como advertí a los multimedia suramericanos que me entrevistaron al respecto (ver Twitter @laradiodelsur; http://t.co/FMFfLJD).
En represalia, la descalificada "calificadora" Standard & Poor’s –vinculada al espionaje de Estados Unidos a través de John Dimitri Negroponte, quien fue vicedirector de su matriz controladora McGraw-Hill– "degradó el crédito de deuda soberana de largo plazo de Venezuela" basado en "una nueva (sic) metodología (sic) más enfocada al riesgo político (sic)" que abulta la "salud incierta" del presidente Chávez (CNBC.com, 18/8/11). ¡De risa!
Desde luego que la geopolítica de Venezuela es distinta a la de México, y tanto las tomas de decisiones como los márgenes de maniobra son diferentes.
En el otrora patio trasero de la extinta Doctrina Monroe, Venezuela se ha atrevido en forma temeraria a salvarse y redimirse con Rusia, Brasil y China (tres gigantes de la multipolaridad), mientras el “itamita México neoliberal” se hunde en el Titanic financierista de la banca israelí-anglosajona y regala impúdicamente a las trasnacionales mineras canadienses y británicas su plata, la cual, con el oro, se ha posicionado como uno de los pivotes del nuevo orden financiero global.
No cuadra que el “itamita México neoliberal” sea estérilmente el primer productor de plata del mundo y Zacatecas, su principal matriz, sea también la principal exportadora de migrantes a Estados Unidos. No son los mexicanos quienes se llevan la plata del país.
Alfredo Jalife-Rahme / La Jornada
Todavía sin una tercera "facilitación cuantitativa" (QE3) –es decir, una vulgar impresión masiva de dólares por Ben Shalom Bernanke, el vilipendiado "gobernador" de la Reserva Federal acusado de alta "traición (sic)" por Rick Perry (gobernador de Texas y aspirante presidencial del Partido Republicano)–, si se decanta la presente turbulencia bursátil que tiene al mundo secuestrado (debido al parasitismo económico de Estados Unidos) y al borde de una estanflación, el último refugio global fue la onza de oro (a punto de romper la barrera "impensable" de 2 mil dólares) y la plata, cuyo primer productor estéril mundial es el “itamita México neoliberal”.
A Ben Shalom Bernanke, como a su antecesor, el siempre locuaz Alan Greenspan –con un cuarto de siglo de control conjunto de la Reserva Federal manejada en forma etnocéntrica–, solamente les interesan los beneficios de la banca israelí-anglosajona (los "Trece banqueros" de Wall Street, Simon Johnson dixit), en detrimento del resto de la población de Estados Unidos, ya no se diga del mundo entero.
Una de las supremas enseñanzas de la cleptomaniaca intervención militar de la OTAN en Libia fue la obscena captura de los depósitos bancarios de su anterior aliado Muammar Kadafi, quien ingenuamente privatizó su banca y colocó la riqueza nacional en las arcas de la insolvente banca israelí-anglosajona.
Ya es muy tarde para arrepentirse cuando la depredadora banca de la OTAN, que forma parte de su panoplia bélica, ha dispuesto de la riqueza nacional libia dándose el lujo de crear un insólito banco central "rebelde" bajo su control.
Como decía Napoléon, las finanzas son "el nervio de la guerra", axioma que aplican desde el siglo XIX los banqueros esclavistas Rothschild.
Recientemente en Beirut, a mis interlocutores de las seis petromonarquías del Consejo de Cooperación de los Países Árabes del Golfo les planteé la probabilidad, ahora que está quebrada la banca israelí-anglosajona a los dos lados del Atlántico, de que sus depósitos bancarios –una de las mayores liquideces del planeta, también ingenuamente colocadas– puedan ser objeto de una pignoración por la depredadora banca de la OTAN con el pretexto de las próximas revueltas "democráticas" en la península arábiga.
La geopolítica del gas difiere exquisitamente de la del petróleo (tema nodal de mis conferencias "privadas" en Líbano). Es inevitable que ocurra algo fuerte en el Golfo Pérsico cuando Estados Unidos abandona el petróleo y opta por el gas, con el cuento texano de su menor polución, como si a las depredadoras petroleras anglosajonas les hubiera importado algo durante más de un siglo de control energético global.
En medio del disparo del metal amarillo, Venezuela –que ostenta las mayores reservas de hidrocarburos y oro del mundo (con razón los desinformativos multimedia israelí-anglosajones exorcizan tanto a su presidente)– inició el traslado de una parte de sus depósitos a la banca de sus aliados de Rusia, China y Brasil, así como el retorno de sus lingotes de oro a las más seguras bóvedas en Caracas (RIA Novosti, 18/8/11).
Para que no le permuten gato por liebre, Venezuela regresará su oro en forma "gradual, bajo técnicas específicas que certifiquen que los lingotes físicos depositados son los mismos". ¿Serán capaces de alterar hasta los lingotes los hoy insolventes banqueros israelí-anglosajones?
Benedict Mander, de The Financial Times (17/8/11), explaya que Venezuela "nacionalizará su industria aurífera para impedir la minería ilegal e impulsar las reservas internacionales".
Por cierto, en una reciente conferencia que impartí en un seminario de economía convocada por la secretaría general del PRD, propuse que México, después de crear una nueva banca nacional (sin necesidad de nacionalizar la existente, hoy insolvente), utilice sus pletóricas reservas de petróleo y plata para apuntalar al peso mexicano hoy atado al Titanic estadunidense (www.youtube.com/user/MrJalife).
Benedict Mander aduce que de sus 29 mil millones de dólares de reservas en dólares Venezuela solamente podrá disponer de 5 mil millones (el 17 por ciento); no es tan sencillo retirarlos en una situación normal, menos cuando Exxon Mobil (socia de los mismos bancos israelí-anglosajones) quizá los haya embargado precautoriamente.
De sus 364 toneladas en oro, con un valor de 18 mil millones de dólares, Venezuela cuenta trasladar 211 toneladas (a un valor de 11 mil millones), las cuales, a juicio de Julio Montoya, legislador entreguista (¡cómo abundan!) de la oposición, servirán para garantizar el pago de la deuda que adquirió por 34 mil millones de dólares con Rusia, China y Brasil. ¡Qué forma tan baladí de interpretar una decisión de la mayor transcendencia geoestratégica!
Venezuela nacionalizó los activos auríferos de tres empresas, entre ellas la canadiense Gold Reserve. La única empresa foránea que queda es la rusa Rusoro.
The Wall Street Journal (17/8/11) asevera que Venezuela trasladará 6 mil 300 millones de dólares del Banco Internacional de Pagos, con sede en Basilea –cuyo presidente del consejo de administración es Guillermo Ortiz Martínez– y del londinense banco Barclays (con razón se tambaleó) a otros bancos más seguros de Rusia, China y Brasil.
Cuando el capitalismo global se encuentra agónico solamente un demente puede confiar sus ahorros al fondomonetarista y miembro del G-30 Guillermo Ortiz Martínez, quien aniquiló a la banca "mexicana" por encargo.
La profunda jugada geoestratégica de Venezuela –de ruptura con la caduca unipolaridad financierista (controlada por el sionismo jázaro) en favor de la multipolaridad geoeconómica de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica)– es de alto riesgo y la banca de la OTAN no se quedará con los brazos cruzados –si es que no opta por otra alocada aventura militar– como advertí a los multimedia suramericanos que me entrevistaron al respecto (ver Twitter @laradiodelsur; http://t.co/FMFfLJD).
En represalia, la descalificada "calificadora" Standard & Poor’s –vinculada al espionaje de Estados Unidos a través de John Dimitri Negroponte, quien fue vicedirector de su matriz controladora McGraw-Hill– "degradó el crédito de deuda soberana de largo plazo de Venezuela" basado en "una nueva (sic) metodología (sic) más enfocada al riesgo político (sic)" que abulta la "salud incierta" del presidente Chávez (CNBC.com, 18/8/11). ¡De risa!
Desde luego que la geopolítica de Venezuela es distinta a la de México, y tanto las tomas de decisiones como los márgenes de maniobra son diferentes.
En el otrora patio trasero de la extinta Doctrina Monroe, Venezuela se ha atrevido en forma temeraria a salvarse y redimirse con Rusia, Brasil y China (tres gigantes de la multipolaridad), mientras el “itamita México neoliberal” se hunde en el Titanic financierista de la banca israelí-anglosajona y regala impúdicamente a las trasnacionales mineras canadienses y británicas su plata, la cual, con el oro, se ha posicionado como uno de los pivotes del nuevo orden financiero global.
No cuadra que el “itamita México neoliberal” sea estérilmente el primer productor de plata del mundo y Zacatecas, su principal matriz, sea también la principal exportadora de migrantes a Estados Unidos. No son los mexicanos quienes se llevan la plata del país.
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