miércoles, 4 de julio de 2012

¿LA MAYOR LIMPIEZA DE LA HISTORIA? ASÍ SE GESTÓ EL ESCANDALO LIBOR EN REINO UNIDO


Kathryn Cooper ©The Sunday Times /elEconomista.es

Cuando Bob Diamond, el entonces consejero delegado de Barclays, se levantó para dar un discurso en noviembre, sabía que el público esperaba cierta contrición. Fue directo al grano, comenzando con una anécdota sobre un asesor de la Casa Blanca que le había preguntado si los bancos podían ser buenos ciudadanos. Su respuesta fue que "para recuperar la confianza diezmada por los acontecimientos de los tres últimos años es necesario que los bancos sean mejores ciudadanos".
Fue una contestación valiente viniendo del banquero de Massachusetts al que Peter Mandelson describió en una ocasión como "el rostro inaceptable del capitalismo", y más aún porque en aquel momento ya se sabía que Barclays, junto a otra veintena de entidades financieras, estaba siendo investigado por la manipulación del mercado de los préstamos interbancarios, valorado en 353.000 millones de libras (441.000 millones de euros).
"Hora de hacer limpieza"
Hasta ayer Diamond, de sesenta años, se aferraba a su puesto ante la indignación generalizada tras la multa histórica de 290 millones de libras (358 millones de euros) impuesta a Barclays por los organismos reguladores de Gran Bretaña y Estados Unidos por "falta grave".
Los grupos empresariales más amigos de los bancos se han unido a los gritos con el mismo mensaje: "Ha llegado la hora de hacer limpieza de los culpables de este follón. Hace falta savia nueva", asegura Simon Walker, director general de Institute of Directors.
Barclays (BARC.LO) no es el único en la línea de fuego. RBS (RBS.LO) podría ser multado con 150 millones de libras (185 millones de euros) por abusos similares del libor (el tipo de interés interbancario de Londres) y HSBC (HSBA.LO), Citigroup (C.NY) y UBS también se han visto implicados en la debacle que un abogado predecía la semana pasada que acabaría convirtiéndose en "el mayor escándalo de litigación corporativa de la historia".
La multa puso fin a una semana aciaga para los bancos que comenzó con la crisis continuada del software en RBS y terminó con el anuncio de la autoridad de servicios financieros (FSA), el órgano regulador de la City, de que los cuatro grandes (RBS, HSBC, Barclays y Lloyds (LLOY.LO)) eran culpables de la venta abusiva de productos de tipo de interés complejo a 28.000 pequeñas empresas.
Investigación
El Gobierno británico ha ordenado un estudio del mercado del libor que examinará la posibilidad de una investigación criminal de los responsables y publicará un informe este verano. El líder laborista, Ed Miliband, ha pedido una investigación pública más amplia de las prácticas bancarias y respalda la creación de un código deontológico que extermine a los altos cargos en caso de infracción.
Sin embargo, David Cameron se opone a las peticiones de una investigación exhaustiva porque el Gobierno ya está modificando la ley que distingue entre los bancos minoristas y sus operaciones de inversiones "casino". Aun así, los cambios no surtirán efecto hasta 2019 y muchos quieren adelantar el proceso. Importantes conservadores como Lord Lamont, exministro de Hacienda, y el diputado David Davis también quieren que la coalición vaya más allá.
Políticos, reguladores y grupos de consumidores se muestran indignados por el hecho de que tres años después de precipitar la crisis global del crédito, los bancos no se hayan reorganizado todavía. El ministro de Economía, George Osborne, ha descrito el escándalo de "acusación vergonzosa" de la cultura bancaria, mientras Mervyn King, el gobernador del Banco de Inglaterra, ha dicho que "algo muy grave pasó en el sector bancario británico y debemos corregirlo".
¿Cómo se pueden transformar los bancos en buenos ciudadanos como quería supuestamente Diamond? ¿Los cambios necesarios de cultura se conseguirán con más regulación, amenazas de litigios de quienes aseguran haber sufrido las consecuencias financieras de la fijación de tipos, o está todo en manos del consumidor?
James Sinclayr Taylor, un abogado de 64 años del norte de Londres y cliente de Barclays desde hace décadas, es uno de los que han decidido tomarse la justicia por su mano y, consternado por el escándalo del libor, la semana pasada pasó su cuenta al banco Co-operative. "La noticia cristaliza mi opinión de que los bancos se han vuelto profundamente antisociales", explica. "Viven en un mundo aparte, sin el mínimo interés por sus clientes particulares".
Las páginas que ayudan a cambiar de banco, como Move Your Money, han notado un aumento en la actividad desde el inicio del escándalo. Es una reacción singular ante algo tan arcano como el tipo intercambiario de Londres y que pocos fuera de la City conocían hasta hace bien poco.
Sin embargo, el tipo (o, mejor dicho, la serie de tipos vinculados a los que los bancos se prestan entre sí) es de suma importancia para el sistema financiero británico e internacional porque apuntala el nivel de interés que pagamos por todo, desde la hipoteca a las tarjetas de crédito, pasando por el préstamo del coche.
Al contrario que el tipo bancario, el libor, cuyo uso se generalizó a finales de los ochenta, no lo fija un organismo oficial como el Banco de Inglaterra sino la empresa de comunicación Thomson Reuters cada día con las cifras que le suministran los propios bancos en un proceso opaco supervisado por BBA. Eso fue lo que facilitó que algunos interesados tratasen de manipularlo en beneficio propio.
La FSA insiste en que no hay pruebas de que Barclays lograra distorsionar el mercado (aunque es culpable de intentarlo) y el regulador no cree que los consumidores y las empresas británicas se hayan visto perjudicados.
Los abogados de EEUU, sin embargo, ya han interpuesto demandas civiles por valor de miles de millones contra los bancos en nombre de empresas y autoridades locales entre las que se incluyen la sociedad de valores Charles Schwab y el ayuntamiento de Baltimore. Alegan "daños considerables" tras contratar productos de tipo de interés basados en un mercado que ahora se sabe manipulado.
Sandy Chen, un analista de Cenkos Securities en la City, calcula que Barclays podría enfrentarse a demandas de 70.000 millones de libras (87.500 millones de euros) en daños y RBS a 80.000 millones de libras (100.000 millones de euros), unas cifras que eclipsan las multas impuestas la semana pasada.
Con ese telón de fondo, la respuesta británica a la crisis parece floja y tal vez sea inevitable que los políticos y grupos de consumidores exijan mayores medidas. Opinan que el enfado público contra los bancos ha alcanzado un punto de inflexión tras la larga lista de escándalos, desde las comisiones excesivas por descubierto hasta los seguros de protección de pagos.
Los cuatro grandes bancos han asignado más de 12.000 millones de libras (15.000 millones de euros) en total para cubrir las demandas por la venta ilícita para la protección de pagos, un seguro pensado para proteger a los clientes en caso de perder su empleo pero que casi nunca acaba indemnizando. Ahora tendrán que extraer más millones para compensar a los pequeños empresarios que se dejaron convencer con productos de cobertura de tipo de interés.
Venta ilícita
Mike Hockin, director de London & Westcountry Estates, una inmobiliaria de Plymouth, asegura haber sido víctima de la venta ilícita. Explica que, en 2008, el director de su oficina bancaria de RBS le animó a contratar un préstamo para empresas fijado al 6,4% durante diez años, sobre la base de que los tipos de interés estaban a punto de "dispararse al 7%". Al cabo de varias semanas, los tipos empezaron a caer hasta alcanzar su mínimo histórico del 0,5% durante más de tres años.
Hockin creía que el préstamo tenía una cláusula de rescisión a tres años, pero RBS se negó a concedérsela, endosando a la empresa unos pagos de intereses de 3,4 millones de libras (4,25 millones de euros) al año, casi el doble de lo que deberían haber sido. Cuando RBS subió el tipo a 7,5% en agosto del año pasado, los pagos se volvieron imposibles y el negocio pasó a administración judicial. "En julio de 2008 nos empujaron a un producto de canje de cobertura bajo la amenaza de la subida de los tipos. Estamos convencidos de que fue venta desleal", asegura.
Hockin no sabe aún si recibirá indemnización, aunque seguramente no le compensará los tres años de batalla contra RBS y la crisis nerviosa que ha sufrido mientras tanto. RBS no ha querido hacer comentarios sobre un caso individual.
El Gobierno asegura que ya ha tomado medidas drásticas para resolver los problemas del sector. A partir del año que viene, la FSA se dividirá en dos organismos, con una nueva Autoridad de Conducta Financiera con más poderes para actuar en cuanto considere que una entidad financiera es culpable de venta ilícita.
La FSA defiende que las medidas de la semana pasada sobre la venta ilícita de productos de tipo de interés demuestran su nuevo enfoque. Aun así, la investigación sólo ha durado algunos meses frente a los varios años que tuvieron que pasar para solucionar el caso de los seguros de pagos.
El bufete de abogados Hausfeld, cuya matriz americana ha interpuesto una demanda en nombre del ayuntamiento de Baltimore, asegura estar en trámites de defender a litigantes británicos. "Nos encontramos en una fase muy temprana", explica Lianne Craig, socia del bufete, "pero ya hemos empezado a hablar con posibles demandantes y aseguradoras que han sufrido pérdidas y podrían estar interesados en interponer una demanda".
Aunque cada vez son menos los expertos que continúan defendiendo el statu quo, algunos, como Sir Roger Carr, presidente de la Confederación de la Industria Británica, advierten de una caza de brujas. "La manipulación de la fijación del libor es deplorable y socava la confianza internacional en la integridad de la City", explica. "Hay que luchar contra los puntos débiles y culpar a los responsables, pero sin olvidar la importancia de la banca en la economía británica y siendo conscientes de que a nadie le interesa deshacerse del trigo con la paja si el trigo es bueno".

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