Alejandro
Gómez Tamez / El Financiero
Al
escribir estas líneas el tipo de cambio spot se ubica en 13.36 pesos por dólar,
nivel que implica una disminución del precio del dólar en términos de pesos de
-6.1% con respecto a la paridad del 5 de mayo de 2012. Esto es porque el tipo
de cambio se ubicaba hace un mes en 14.2288 pesos por dólar y desde entonces ha
bajado en 86 centavos de peso. Este porcentaje podrá no significar gran cosa
para muchos lectores, pero si es relevante cuando se considera que en esa misma
proporción han disminuido los ingresos en pesos por las ventas que se hacen en
dólares por las exportaciones de nuestro país.
Para los
importadores y personas que piensan vacacionar en el extranjero este verano, la apreciación del peso
puede ser una buena noticia ya que los productos importados salen más
baratos y las vacaciones en el extranjero también; pero para el grueso de la
planta productiva nacional no son buenas noticias, ya que como lo hemos señalado
en las últimas dos entregas, un peso fuerte perjudica a la planta manufacturera
nacional al volver los productos locales más caros en relación al resto del
mundo.
Hemos
comentado que de acuerdo a los diferenciales de inflación acumulados entre
México y los Estados Unidos desde 1997, el tipo de cambio peso-dólar de
equilibrio se encuentra en 13.5247 pesos por dólar, lo que implica que un dólar
en 13.36 pesos genera una sobrevaluación del peso de 1.18%. Este porcentaje es
marginal, pero el gran problema para los fabricantes nacionales es que la
tendencia indica que el dólar continuará depreciándose en términos reales y
el peso apreciándose en la medida que el riesgo sistémico a nivel global baja.
De hecho
los grupos de análisis y consultoría que son encuestados cada mes por el Banco
de México, señalaron en su encuesta de junio de 2012 que esperan que el tipo de
cambio se encuentre en un nivel de 13.22 pesos por dólar a finales de este
año y en 13.09 pesos por dólar a final de 2013. De confirmarse estos pronósticos
estaríamos hablando pues de que el peso estará sobrevaluado nuevamente en al
menos un 5% por un periodo largo de tiempo.
Lo
anterior, aunado al hecho de que México crece en su economía a una tasa más
alta que sus principales socios comerciales, hace extremadamente probable que
el superávit registrado en la balanza comercial en el periodo de enero a mayo
de 2012 (el cual asciende a 2,688.1 millones de dólares) se convertirá
en un déficit comercial en lo que resta del año. Esto no es poca cosa ya que bien
podríamos terminar con un déficit comercial mayor al observado el año pasado,
el cual fue de -1,467.7 millones de dólares, con el consecuente daño a la
planta manufacturera nacional en la medida de que lo que se importa son bienes
de consumo final.
Todo
parece indicar que el Banco de México menosprecia el potencial del tipo de
cambio como impulsor de la planta manufacturera nacional. Hemos dicho en múltiples
ocasiones que si el tipo de cambio se encuentra en un nivel competitivo las
exportaciones crecen y las importaciones limitan su crecimiento en beneficio de
la mayoría de empresas nacionales. Y también hemos señalado que el Banxico
puede influir en el tipo de cambio a través de la determinación de la tasa de
interés. Si el banco central aumenta el circulante, entonces bajan las tasas de
interés y eso provoca que el peso se debilite, provocando una menor entrada de
divisas al país, debilitando al peso y todo esto en beneficio de los
productores nacionales.
Y para
ilustrar que lo anterior es cierto vale la pena retomar las declaraciones de Paul
Krugman, Premio Nobel de Economía, quien esta semana señaló en el caso de
España (dado que no es posible que abandone el euro en estos momentos) lo
siguiente:
"Lo
que España necesita es un cambio en la política macroeconómica europea y que el
Banco Central Europeo (BCE) compre bonos para reducir los tipos (de cambio).
España tiene la desventaja de ser demasiado grande para ser rescatada al estilo
de Portugal, pero tiene la ventaja de que si España no tiene éxito, el euro
tampoco".
Lo
anterior nos dice en otras palabras que Krugman sugiere una devaluación del
euro para que España, y la Unión Europea en su conjunto, salgan adelante. Nos
dice que el Banco Central Europeo no tiene los recursos suficientes para
un rescate financiero español, y por lo tanto la mejor alternativa es que
compre bonos (inyectar liquidez en el mercado) de tal forma que el euro se
deprecie para que así sea más competitivo y se reactive la planta manufacturera
europea.
Y es que
en palabra simples y llanas: España si pudiera devaluaría para recobrar la
competitividad perdida, ser más barato, atraer más turismo y reactivar sus
fábricas, contratar gente, disminuir el desempleo y así entrar en un círculo
virtuoso de crecimiento del empleo, mayor recaudación fiscal y más
producción. Pero lamentablemente España no lo puede hacer porque está atada al
euro.
Lamentablemente
parece que el Banco de México no ve esas cosas. No mueve su política económica
para tener un dólar por encima de los 13.53 pesos por dólar (nivel de
equilibrio) para de esa manera tener una moneda competitiva y por consiguiente
una planta productiva en posibilidades de mayor expansión.
Para
finalizar no queda más que señalar que es urgente la modificación
constitucional de manera que el Banxico esté obligado a mantener una
política monetaria que beneficie la creación de empleos y el aumento de la
producción. El modelito de un banco central preocupado estrictamente por la
inflación resulta anticuado cuando hay millones de personas en el desempleo,
como es el caso de México.
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