viernes, 15 de abril de 2011

JORNADA DE ESPANTO EN EL NORTE DE MÉXICO

Doce asesinados en Monterrey, tres niños abrasados en Juárez, 145 cadáveres exhumados de las fosas de Tamaulipas y un macabro hallazgo en Durango

PABLO ORDAZ / EL PÁIS

Desde las 16.05 a las 18.10 del jueves, 12 personas fueron asesinadas en Monterrey, la capital del Estado de Nuevo León, una de las ciudades más vigiladas de México. En otra de las plazas tomadas por policías y militares, Ciudad Juárez, tres hermanos de cuatro, tres y un año de edad murieron abrasados después de que unos desconocidos lanzaran un cóctel molotov por la ventana de su casa. La madre resultó herida. En Tamaulipas, sin duda el Estado donde los criminales ejercen un control prácticamente absoluto, ya son 145 los cadáveres encontrados en 12 fosas clandestinas de San Fernando, la misma localidad donde el pasado verano fueron asesinados 72 inmigrantes centroamericanos. Para rematar una jornada de espanto, en Durango, capital del Estado del mismo nombre, se encontró una fosa con 10 cuerpos completos, tres cabezas y cuatro cráneos. Hay una frase, contenida en una de las crónicas publicadas por los periódicos mexicanos sobre los sucesos de Monterrey, que expresa muy bien hasta qué punto el caos se ha adueñado de la ciudad: "Los cuerpos [de dos de los asesinados] fueron subidos a una unidad del Servicio Médico Forense para evitar que fueron robados". En las dos horas justas que transcurrieron entre las cuatro y las seis de la tarde, un hombre fue ametrallado por unos desconocidos que viajaban en un BMW (16.06), tres jóvenes que ocupaban un Pontiac rojo fueron asesinados a balazos en la colonia 15 de mayo (16.30), otro joven de unos 25 años que vestía ropa deportiva y lucía el pelo rapado fue matado a tiros en la zona centro (también 16.30), dos empleados de un túnel de lavado de coches fueron igualmente atacados y muertos a tiros (16.40) y, finalmente, a las 18.10, un grupo de sicarios atacó a siete jóvenes en la colonia Francisco Villa. Cinco murieron y dos resultaron heridos. Total, 12 muertos en solo dos horas, a plena luz del día, en el corazón de la joya empresarial de México. En Ciudad Juárez, prácticamente en el centro de los 3.000 kilómetros de frontera que separan México y Estados Unidos, ya los asesinatos solo alcanzan el rango de noticia si reúnen alguna circunstancia especial. El continuo rosario de muertes -8.500 desde que el presidente Felipe Calderón llegó al poder a finales de 2006- hace tiempo que forma parte de la cotidianidad. Pero ayer fueron tres niños, tres hermanos, Antonio, Jorge y Joanna, tres criaturas de cuatro, tres y un año de edad los que murieron carbonizados después de que unos desconocidos lanzaran sobre su casa un cóctel molotov. No se conocen más detalles. Solo que la madre, Ángeles Salas, de 31 años, se salvó de las llamas. ¿Quién lo hizo? ¿Por qué...? Estas son preguntas que, en el 98% de los casos, quedan sin respuesta. En otra de las zonas más violentas de México, Tamaulipas, el tamaño del horror crece día a día. Ya son 145 los cadáveres encontrados en 12 fosas clandestinas de la ciudad de San Fernando. A pesar de que cientos de policías y de efectivos de la Marina y del Ejército patrullan la zona, se acaba de descubrir que los autobuses de línea que transitan por la carretera 101 que une la capital del Estado, Ciudad Victoria, con la fronteriza Heroica Matamoros, son asaltados sistemáticamente por grupos de hombres armados que violan a las mujeres y secuestran a los hombres. Se calcula que, además de los más de 35.000 muertos contabilizados desde finales de 2006 -de los que 9.000 aún están por identificar-, otras 5.000 personas continúan desaparecidas. Las fosas que en los últimos días han sido encontradas en Tamaulipas, Durango o Ciudad Juárez ofrecen una pista muy dolorosa de cuál es su destino.

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