miércoles, 13 de abril de 2011

INVERSIÓN EXTRANJERA DEBILITADA

Rogelio Ramírez de la O / El Universal
Aunque la inversión extranjera en papeles gubernamentales o “dinero caliente” ha aumentado, la inversión directa, que consiste en recursos destinados a planta y equipo, ha caído a un nivel bajo y preocupante. En 2010 la inversión neta sólo fue de cinco mil millones de dólares, cuando en 2007 fue de 21 mil 500 millones.
La reducción es no sólo por una caída en las entradas de inversiones, sino también por una mayor salida de inversiones mexicanas en el exterior. Estas cifras sugieren que nuestra economía es mucho menos sólida que hace apenas algunos años y también menos sólida que otras.
Así, por lo menos en la tarea de hacer a México atractivo para la inversión y el empleo, el gobierno ha tenido menos éxito que gobiernos anteriores y que otros gobiernos. Cuando en México esta inversión cayó desde 2007, en Brasil aumentó de 27 mil 500 millones de dólares a 37 mil en los mismos años.
La principal explicación de los flujos de inversión extranjera directa es el crecimiento. El de México ha sido entre 2007 y 2010 sólo 1.0% por año, causando que el ingreso por habitante cayera más de 4% acumulado en este cuatrienio. Muy inferior al aumento que tuvo el PIB de Brasil, de 4.5% por año y el acumulado del ingreso por habitante de 15%. Un mundo de diferencia.
Los inversionistas extranjeros buscan ante todo mercados en crecimiento. Sobre todo en el momento actual, cuando hay un gran exceso de capacidad productiva global. Un ejemplo basta: China tiene capacidad para producir 700 millones de toneladas de acero, cuando su propio mercado es apenas de 450 millones.
Las empresas, aunque tengan muchos fondos disponibles, han hecho que sus proyectos productivos sean cada vez más escasos, escogiendo sólo los mercados de alto crecimiento y tornándose más cautelosas. A tal punto las inversiones extranjeras en proyectos de manufactura se han tornado escasas que incluso Estados Unidos busca atraerlas ofreciéndoles ventajas.
Igualmente, las empresas mexicanas han aumentado sus inversiones en el exterior. Muchas empresas con sobrantes de recursos que buscan invertirlos en mercados que por su crecimiento les ofrezcan buenos rendimientos.
México ya está creciendo desde 2010, pero apenas este año llegará al nivel de producto de 2008 y el empleo quedará aún por debajo. La capacidad de compra de la masa salarial es hoy menor y eso se refleja en los resultados de dichas inversiones. Más aún, en el largo plazo (los últimos 30 años) México no ha crecido más que 2.3% anualmente, con lo que queda prácticamente estancado el ingreso por habitante. No es ninguna sorpresa que a muchas empresas mexicanas, muchas de ellas monopólicas, el país les haya quedado chico y de ahí la salida de sus recursos para invertir en Sudamérica y Estados Unidos.
Hay otros dos factores que afectan el ánimo de las empresas. Uno es la pérdida de confianza en las entidades reguladoras. Un ejemplo es la disputa entre Telmex y las dos televisoras, la cual sólo muestra la ausencia del regulador de última instancia, es decir, de un gobierno efectivo. Si esto pasa a grandes empresas, las pequeñas y medianas no tienen mayor cosa que esperar de lo que quisieran que fuera un Estado de derecho.
El otro factor es la inseguridad. Una cifra no despreciable de la salida de inversiones incluye a muchos pequeños y medianos empresarios que se han ido a EU por la inseguridad. De ahí al discurso oficial de una economía sólida hay otro mundo de diferencia: la inversión extranjera directa y el ambiente para invertir aquí van a decir mucho sobre el gobierno.
Analista económico

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