Se establecerán unas pautas sobre los datos fiscales, de ahorro y deuda privada, y de intercambios comerciales que no se deberán superar
CLAUDI PÉREZ / EL PAÍS
El G-20 sigue tratando de recuperar el impulso inicial. Las reuniones de Washington, Londres y Pittsburgh al comienzo de la crisis tenían que poner en marcha un nuevo orden económico mundial, con más regulación financiera y un reequilibrio de la economía global que no se ha producido. Apenas ha habido reformas para la banca o los paraísos fiscales, pero empieza a haber algún avance en la corrección de los desequilibrios, pese a que China y Alemania, por un lado,siguen ahorrando mucho y países como Estados Unidos y España, por otro,presentan aún elevados déficits comerciales. Reunidos de nuevo en Washington para la cumbre de primavera del FMI y el Banco Mundial, los ministros de Finanzas del G-20 acordaron este viernes preparar una lista con las ovejas negras: países cuyos desequilibrios podrían causar problemas a la economía global, con datos fiscales (déficit público y deuda), de ahorro y deuda privada, y de intercambios comerciales (a través de la balanza comercial y los flujos de liquidez).
Los ministros acordaron ayer las "pautas indicativas" que deberán cumplir los países, según el comunicado del G-20: líneas rojas que no se deben rebasar si una economía quiere evitar ser señalada en la lista negra. El G-20 fija así límites máximos, "que serán mayores para los siete países considerados sistémicos", indicó al final de la cumbre la ministra francesa Christine Lagarde. Los países sistémicos son los demasiado grandes para caer, los que por su tamaño podrían provocar desórdenes en la economía global. Se trata de economías que concentran al menos un 5% del PIB total: probablemente, Estados Unidos, China, Japón, Reino Unido, Alemania, Francia e India. "Las pautas operan como una red que aglutinará a los países que violen [esos máximos] o no los respeten", ha dicho a los periodistas Lagarde.
La presencia de China e India entre ese reducido grupo de países "sistémicos" es un reconocimiento más al cambio de guardia en la economía mundial. El cambio del G-7 por el G-20 fue un primer reconocimiento del empuje de las economías emergentes. El grupo que se encarga ahora de ese concepto tan disperso que es la gobernanza económica mundial sanciona de nuevo ahora la importancia de las economías china e india -si finalmente se confirma esa lista- con su inclusión en esa lista. En la siguiente reunión se acordarán las "medidas correctivas y preventivas" una vez se conozca en detalle la situación de cada país, según un comunicado redactado con el habitual lenguaje obtuso de este tipo de cumbres.
En la reunión -a la que acudió la vicepresidenta y titular de Economía, Elena Salgado, con España en calidad de invitada permanente-, los ministros debatieron de los últimos desafíos para la recuperación: los problemas de Japón, y la agitación en Oriente Medio, relacionada con el alza de precios de la energía. Tras la última reunión en París, la agenda del G-20 incluía también avances en la medición de excesos económicos. La idea es identificar plenamente los problemas en la economía global y luego impulsar maneras de protegerse de crisis futuras y fortalecer el crecimiento global.
Salgado, junto con los titulares de Australia, Sudáfrica y Argentina, presionó para que el objetivo de la creación de empleo apareciera en el comunicado, e intervino para reclamar la implementación de los cambios en la regulación financiera, según un portavoz del Ministerio de Economía. El comunicado "urge a todos los países a activar los principios del Consejo de Estabilidad Financiera sobre compensación", los denominados bonus de los banqueros.
CLAUDI PÉREZ / EL PAÍS
El G-20 sigue tratando de recuperar el impulso inicial. Las reuniones de Washington, Londres y Pittsburgh al comienzo de la crisis tenían que poner en marcha un nuevo orden económico mundial, con más regulación financiera y un reequilibrio de la economía global que no se ha producido. Apenas ha habido reformas para la banca o los paraísos fiscales, pero empieza a haber algún avance en la corrección de los desequilibrios, pese a que China y Alemania, por un lado,siguen ahorrando mucho y países como Estados Unidos y España, por otro,presentan aún elevados déficits comerciales. Reunidos de nuevo en Washington para la cumbre de primavera del FMI y el Banco Mundial, los ministros de Finanzas del G-20 acordaron este viernes preparar una lista con las ovejas negras: países cuyos desequilibrios podrían causar problemas a la economía global, con datos fiscales (déficit público y deuda), de ahorro y deuda privada, y de intercambios comerciales (a través de la balanza comercial y los flujos de liquidez).
Los ministros acordaron ayer las "pautas indicativas" que deberán cumplir los países, según el comunicado del G-20: líneas rojas que no se deben rebasar si una economía quiere evitar ser señalada en la lista negra. El G-20 fija así límites máximos, "que serán mayores para los siete países considerados sistémicos", indicó al final de la cumbre la ministra francesa Christine Lagarde. Los países sistémicos son los demasiado grandes para caer, los que por su tamaño podrían provocar desórdenes en la economía global. Se trata de economías que concentran al menos un 5% del PIB total: probablemente, Estados Unidos, China, Japón, Reino Unido, Alemania, Francia e India. "Las pautas operan como una red que aglutinará a los países que violen [esos máximos] o no los respeten", ha dicho a los periodistas Lagarde.
La presencia de China e India entre ese reducido grupo de países "sistémicos" es un reconocimiento más al cambio de guardia en la economía mundial. El cambio del G-7 por el G-20 fue un primer reconocimiento del empuje de las economías emergentes. El grupo que se encarga ahora de ese concepto tan disperso que es la gobernanza económica mundial sanciona de nuevo ahora la importancia de las economías china e india -si finalmente se confirma esa lista- con su inclusión en esa lista. En la siguiente reunión se acordarán las "medidas correctivas y preventivas" una vez se conozca en detalle la situación de cada país, según un comunicado redactado con el habitual lenguaje obtuso de este tipo de cumbres.
En la reunión -a la que acudió la vicepresidenta y titular de Economía, Elena Salgado, con España en calidad de invitada permanente-, los ministros debatieron de los últimos desafíos para la recuperación: los problemas de Japón, y la agitación en Oriente Medio, relacionada con el alza de precios de la energía. Tras la última reunión en París, la agenda del G-20 incluía también avances en la medición de excesos económicos. La idea es identificar plenamente los problemas en la economía global y luego impulsar maneras de protegerse de crisis futuras y fortalecer el crecimiento global.
Salgado, junto con los titulares de Australia, Sudáfrica y Argentina, presionó para que el objetivo de la creación de empleo apareciera en el comunicado, e intervino para reclamar la implementación de los cambios en la regulación financiera, según un portavoz del Ministerio de Economía. El comunicado "urge a todos los países a activar los principios del Consejo de Estabilidad Financiera sobre compensación", los denominados bonus de los banqueros.
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