Francisco Suárez Dávila / El Universal
"Intentar resolver una crisis nacional con remedios prescritos sólo para alcanzar la 'estabilidad' es cómo tratar las crisis de la pubertad con medicinas designadas para curar la senilidad".
J. Kubitschek, presidente de Brasil (1956-1960)
La Convención Nacional Bancaria se ha convertido en un rito festivo anual. En este caso, hubo dos presencias importantes: la de Ortiz Mena, a quien se le dio un reconocimiento póstumo y, la de Lula, en vivo y a todo color. Paradójico homenaje a personajes que diseñaron una banca diametralmente opuesta a la elogiada en la reunión.
¿Qué representa la banca de Ortiz Mena? En sus Memorias narra cómo concluyó la mexicanización de bancos extranjeros que sobrevivían, "promoviendo que inversionistas nacionales adquirieran paquetes accionarios"; cómo impulsa la banca de desarrollo en todas sus manifestaciones "para desempeñar un papel relevante en el financiamiento de sectores de vital importancia" y cómo estableció una política de asignación selectiva del crédito de la banca privada.
¿Qué representa la banca de Lula? Sí, desde luego al Petrobras que debería emular Pemex. Pero no se mencionó la estructura de la banca brasileña; la banca de desarrollo, 31% del sistema; la privada brasileña, 41%, y la extranjera, 25%. BNDS, su gran banco de desarrollo, presta más que el Banco Mundial y el BID juntos, apoyó en la crisis a la tercera parte de las empresas. Contribuyó a que su economía se recuperara más, y más rápido, que México. El crédito a la actividad productiva es de 33% del PIB. México, menos del 20%, ocupando un lugar cercano al 100 entre países.
Se sigue confirmando lo nocivo que es para México tener un secretario de Hacienda que tiene aspiraciones presidenciales; no sólo aumenta subsidios electoreros y rechaza la propuesta de Manlio que homologa el IVA, sino que se "subió al ring" innecesariamente contra Moreira, para arremeter contra las cifras inflacionarias de los gobiernos del PRI. ¿Cómo va a negociar con el partido que denuesta cuestiones en que necesita su voto? En su memoria muy selectiva olvidó reconocer que Zedillo le entregó al PAN una economía que había superado la crisis con un 6% de crecimiento en 2000 y una banca ya saneada, la de hoy. Tampoco comentó que en la década panista del "estancamiento estabilizador" México tuvo un crecimiento mediocre de 1.5% anual, que nos coloca en el lugar mundial 150. Bienvenido nuestro crecimiento del 4% actual. Confirma que, así como un secretario de Agricultura si llueve es exitoso aun sin hacer nada, el de Hacienda también lo es si crece la producción industrial de Estados Unidos. El Banco Mundial nos analiza recientemente como una macroeconomía "estelar", pero como un "misterio" que no genera ni crecimiento ni empleo.
Contra la reforma de la banca de desarrollo propuesta por el PRI-PRD se esgrimen por Hacienda y sus corifeos, argumentos miopes o de mala fe. La iniciativa se descalifica sobre su parte más intrascendente, la creación de un consejo satanizado como el Gosplan Soviético, pero que debe ser sólo consultivo, similar a un comité que Ortiz Mena creó en 1959 para coordinar los bancos de desarrollo. Esto podría eliminarse.
Lo importante es que la Ley "racionaliza", consolidando "fonditos" dispersos por todo el sector público, capturados por intereses clientelares y las secretarías que los sirven (el Fondo PYME en Economía). Legaliza dos instituciones: Nafin y Bancomext, que no pueden estar bajo un solo director; este último, nuestro Eximbank, más que nunca debe fortalecerse en forma independiente para encabezar la diversificación comercial de nuestro país, con la acción integrada del crédito, el seguro y la promoción, ésta ilegalmente desplazada a la entelequia de ProMéxico. Nada se dijo del magno apoyo que dio Bancomext a Mexicana, con garantía de aviones muy sobrepreciados.
Para ver hacia el futuro, la banca de desarrollo no debe estar relegada al segundo piso, subordinada a garantizar y redescontar a la banca comercial extranjerizada. Debe realizar toda la gama de operaciones: créditos de primer y segundo piso, garantías, asistencia técnica, capital de riesgo en instituciones fuertes que cuenten con un fondeo propio similar a los Cetes. Sobre todo, la banca debe configurar programas y financiar proyectos de gran envergadura. Financiera Rural debe convertirse en banco para apoyar a un sector prioritario. Estos son cambios estructurales verdaderos.
¿Y, la banca mexicana, elogiada por las autoridades? Ciertamente es financieramente sólida. Sobrecapitalizada al 16%, porque presta poco; eso cuesta. Pero no necesita prestar. Su rentabilidad proviene de pagar tasas negativas a los ahorradores domésticos, cobrar tasas leoninas a los consumidores, otorgar 50% de sus créditos al gobierno y a estados sobreendeudados, cobrar elevadas comisiones. Así genera una alta proporción de las utilidades de sus matrices internacionales "emproblemadas".
En suma, Hacienda dice no a una banca de desarrollo nacional fuerte; sí, con complacencia a una banca extranjerizada, que poco contribuye al desarrollo nacional. Ni Lula, ni Ortiz Mena estarían de acuerdo con sus tesis.
"Intentar resolver una crisis nacional con remedios prescritos sólo para alcanzar la 'estabilidad' es cómo tratar las crisis de la pubertad con medicinas designadas para curar la senilidad".
J. Kubitschek, presidente de Brasil (1956-1960)
La Convención Nacional Bancaria se ha convertido en un rito festivo anual. En este caso, hubo dos presencias importantes: la de Ortiz Mena, a quien se le dio un reconocimiento póstumo y, la de Lula, en vivo y a todo color. Paradójico homenaje a personajes que diseñaron una banca diametralmente opuesta a la elogiada en la reunión.
¿Qué representa la banca de Ortiz Mena? En sus Memorias narra cómo concluyó la mexicanización de bancos extranjeros que sobrevivían, "promoviendo que inversionistas nacionales adquirieran paquetes accionarios"; cómo impulsa la banca de desarrollo en todas sus manifestaciones "para desempeñar un papel relevante en el financiamiento de sectores de vital importancia" y cómo estableció una política de asignación selectiva del crédito de la banca privada.
¿Qué representa la banca de Lula? Sí, desde luego al Petrobras que debería emular Pemex. Pero no se mencionó la estructura de la banca brasileña; la banca de desarrollo, 31% del sistema; la privada brasileña, 41%, y la extranjera, 25%. BNDS, su gran banco de desarrollo, presta más que el Banco Mundial y el BID juntos, apoyó en la crisis a la tercera parte de las empresas. Contribuyó a que su economía se recuperara más, y más rápido, que México. El crédito a la actividad productiva es de 33% del PIB. México, menos del 20%, ocupando un lugar cercano al 100 entre países.
Se sigue confirmando lo nocivo que es para México tener un secretario de Hacienda que tiene aspiraciones presidenciales; no sólo aumenta subsidios electoreros y rechaza la propuesta de Manlio que homologa el IVA, sino que se "subió al ring" innecesariamente contra Moreira, para arremeter contra las cifras inflacionarias de los gobiernos del PRI. ¿Cómo va a negociar con el partido que denuesta cuestiones en que necesita su voto? En su memoria muy selectiva olvidó reconocer que Zedillo le entregó al PAN una economía que había superado la crisis con un 6% de crecimiento en 2000 y una banca ya saneada, la de hoy. Tampoco comentó que en la década panista del "estancamiento estabilizador" México tuvo un crecimiento mediocre de 1.5% anual, que nos coloca en el lugar mundial 150. Bienvenido nuestro crecimiento del 4% actual. Confirma que, así como un secretario de Agricultura si llueve es exitoso aun sin hacer nada, el de Hacienda también lo es si crece la producción industrial de Estados Unidos. El Banco Mundial nos analiza recientemente como una macroeconomía "estelar", pero como un "misterio" que no genera ni crecimiento ni empleo.
Contra la reforma de la banca de desarrollo propuesta por el PRI-PRD se esgrimen por Hacienda y sus corifeos, argumentos miopes o de mala fe. La iniciativa se descalifica sobre su parte más intrascendente, la creación de un consejo satanizado como el Gosplan Soviético, pero que debe ser sólo consultivo, similar a un comité que Ortiz Mena creó en 1959 para coordinar los bancos de desarrollo. Esto podría eliminarse.
Lo importante es que la Ley "racionaliza", consolidando "fonditos" dispersos por todo el sector público, capturados por intereses clientelares y las secretarías que los sirven (el Fondo PYME en Economía). Legaliza dos instituciones: Nafin y Bancomext, que no pueden estar bajo un solo director; este último, nuestro Eximbank, más que nunca debe fortalecerse en forma independiente para encabezar la diversificación comercial de nuestro país, con la acción integrada del crédito, el seguro y la promoción, ésta ilegalmente desplazada a la entelequia de ProMéxico. Nada se dijo del magno apoyo que dio Bancomext a Mexicana, con garantía de aviones muy sobrepreciados.
Para ver hacia el futuro, la banca de desarrollo no debe estar relegada al segundo piso, subordinada a garantizar y redescontar a la banca comercial extranjerizada. Debe realizar toda la gama de operaciones: créditos de primer y segundo piso, garantías, asistencia técnica, capital de riesgo en instituciones fuertes que cuenten con un fondeo propio similar a los Cetes. Sobre todo, la banca debe configurar programas y financiar proyectos de gran envergadura. Financiera Rural debe convertirse en banco para apoyar a un sector prioritario. Estos son cambios estructurales verdaderos.
¿Y, la banca mexicana, elogiada por las autoridades? Ciertamente es financieramente sólida. Sobrecapitalizada al 16%, porque presta poco; eso cuesta. Pero no necesita prestar. Su rentabilidad proviene de pagar tasas negativas a los ahorradores domésticos, cobrar tasas leoninas a los consumidores, otorgar 50% de sus créditos al gobierno y a estados sobreendeudados, cobrar elevadas comisiones. Así genera una alta proporción de las utilidades de sus matrices internacionales "emproblemadas".
En suma, Hacienda dice no a una banca de desarrollo nacional fuerte; sí, con complacencia a una banca extranjerizada, que poco contribuye al desarrollo nacional. Ni Lula, ni Ortiz Mena estarían de acuerdo con sus tesis.
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