domingo, 1 de julio de 2012

VOTAR Y PODER

Francisco Valdés Ugalde / El Universal

Votar es una de las instituciones que dan fundamento a la convivencia social contemporánea.
Ha sido una conquista reciente en la historia humana y ha costado millones de vidas. De 10 mil años de historia propiamente documentados, únicamente 400 corresponden a la prominencia del voto. Grecia clásica y otros episodios aparte, sólo desde el siglo XVII el voto ha sido una institución perdurable, incremental y acumulativa. Votar es la forma democrática menos mala de elegir gobernantes. La democracia representativa es la forma que ha perdurado gracias a la insistencia generalizada de los humanos en elegir sus autoridades. En política no hay otra que responda a esa insistencia salvo su origen en el votar mismo, que le antecede y la explica.
La perseverancia social en el voto, la no renuncia a este derecho instituido gracias a ella, se mantiene incólume. Ni teócratas, autócratas o aristócratas se han sostenido frente al votar. Es la disputa histórica por el poder. Hay que tenerlo en cuenta hoy. Votar es elegir gobernante, pero en perspectiva transgeneracional es conquistar el poder para ser libres de interferencias injustificadas y hacer del mundo un lugar bien-habitable.
Hoy votamos los mexicanos. Hay que tener en mente que lo hacemos para elegir y para perdurar. O sea, no sólo una y no tan banal cosa: quiénes nos gobernarán en el ciclo que viene, sino cómo avanzamos hacia nuevos estadios de poder de los ciudadanos, de la sociedad, sobre su destino. Es obvio para todos que también podemos retroceder. Cada uno de nosotros lo lleva en su conciencia.
No está de más recordar asuntos que nos han ocupado en la década pasada. Democracia, pluralismo, representación, participación. ¿Para qué? Para ser menos desiguales y desposeídos, menos iletrados y más instruidos, más preparados y competentes para autogobernarnos. Asuntos de cuyas metas estamos demasiado lejos si nos medimos con una vara exigente. Votar es repetir un acto y continuar una tradición que en el pasado muchos no pudieron realizar o soñar. Es un acto por el que millones han muerto y otros seguirán dando su esfuerzo. Por eso también debemos ir a las urnas. En ellas se inventa el mañana.
Votar es darnos gobierno y tratar de que haga lo que debe para mejorar el país. Ese deber difiere hoy de lo que los más poderosos consideran su bienestar y que es razón del malestar mayoritario. Votar es poder.

 

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