ANDRÉS OPPENHEIMER / EL DIARIO DE
COAHUILA
Es
probable que el presidente electo mexicano Enrique Peña Nieto aumente el
protagonismo de su país en Latinoamérica, en donde México ha sido totalmente
eclipsado por Brasil en los últimos años. Eso está en el ADN de su Partido
Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó México durante gran parte del
siglo pasado.
La gran
interrogante es si Peña Nieto lo hará reforzando los vínculos de México con
Brasil, Cuba y otros gobiernos de centroizquierda de la región, o si --por el
contrario-- procurará desempeñar un rol de liderazgo en la recientemente
constituida Alianza del Pacífico, formada por México, Colombia, Perú y Chile,
que tiene vínculos comerciales más estrechos con Washington.
Durante
la campaña, Peña Nieto dio pocas indicaciones de cuáles serán sus planes en
política exterior. El PRI tiene una larga tradición de apoyo a Cuba y a otras
causas del Tercer Mundo, que utilizaba para calmar a su ala izquierda mientras
adoptaba políticas económicas proempresariales.
Pero
varios políticos del PRI, incluyendo algunos de los principales asesores de
Peña Nieto, dicen que el presidente electo es un pragmático cuya política
exterior se centrará en objetivos económicos.
Emilio
Lozoya, coordinador de relaciones internacionales de Peña Nieto, me dijo que el
presidente electo llevará a cabo "una política exterior más moderna, más proactiva,
enfocada en convertirse en un motor del desarrollo económico del país".
Esa
política incluirá la expansión de la actual agenda con Estados Unidos,
actualmente centrada en la guerra contra las drogas, para agregarle otros
pilares tales como planes de desarrollo energético e infraestructura,
incluyendo la inversión privada en el monopolio estatal petrolero Pemex, señaló
Lozoya.
La
presidenta del Comité de Relaciones Exteriores del Senado y exsecretaria de
Relaciones Exteriores Rosario Green dice que México no descuidará sus vínculos
con Estados Unidos, indudablemente el mercado de exportación más importante
para México.
"Si
me preguntas cuáles serán probablemente su primera, segunda y tercera
prioridad, yo diría que Estados Unidos, Centroamérica, y el Pacífico", me
dijo Green. "Es un hecho que el eje ha pasado del Atlántico al Pacífico, y
que hay muchas cosas que podemos ganar si miramos hacia el Este".
Peña
Nieto profundizará la participación mexicana en la Alianza del Pacífico, dicen
algunos miembros bien informados del PRI. El nuevo bloque, en el que todos los
miembros tienen acuerdos bilaterales de libre comercio con Estados Unidos,
pretende negociar su participación en el grupo propuesto por el presidente
Barack Obama denominado Trans-Pacific Partnership (TPP), que incluiría a casi
una docena de países asiáticos, y podría convertirse en el área de libre
comercio más grande del mundo.
Entre los
nombres que suenan como posibles designados como Secretario de Relaciones
Exteriores en el gobierno de Peña Nieto se cuentan el de Jorge Montano,
exembajador en Washington; Juan José Bremer, exembajador en Washington, Londres
y Moscú; Pedro Aspe, exsecretario de Finanzas; José Ángel Gurría, el secretario
general de la Organización para la Cooperación Económica y Desarrollo (OECD); y
Lozoya, coordinador internacional del presidente electo.
Cualquiera
de ellos se centraría en el fortalecimiento de los vínculos económicos con
Estados Unidos y la Cuenca del Pacífico, señalan los miembros del partido.
Pero
algunos miembros del PRI ven las cosas de manera diferente, y dicen que Peña
Nieto tiene un compromiso privado de designar a la expresidenta del PRI,
Beatriz Paredes, que fue embajadora en Cuba y que es una vigorosa defensora de
un acercamiento mayor a Brasil y a otros países latinoamericanos de
centroizquierda.
Según
esta versión, Paredes aceptó con reticencia el pedido de Peña Nieto de que se
presente como candidata a la regencia de Ciudad de México en las elecciones del
domingo pasado, sabiendo que tenía pocas posibilidades de ganar contra la
maquinaria política de su adversario. Paredes, que perdió por un amplio margen
el domingo, habría aceptado la candidatura a cambio de la promesa de Peña Nieto
de designarla secretaria de Relaciones Exteriores en su nuevo gobierno si
perdía.
"A
Peña Nieto le resultará muy difícil no cumplir su promesa, a menos que logre
convencerla de que acepte otro cargo", me dijo un miembro bien situado del
PRI. "Pero ella quiere ser secretaria de Relaciones Exteriores".
Mi
opinión: Es probable que Peña Nieto encuentre otro cargo para Paredes, entre
otras cosas porque esta última obtuvo una votación tan baja en las elecciones
del domingo --sólo conquistó el 19 por ciento de los votos-- que no tendrá
suficiente capital político como para pedir mucho. Más importante aún, Paredes
prácticamente no habla inglés y no tendría el perfil comercial que Peña Nieto
necesitaría para que pudiera escoltarlo por el mundo en busca de nuevas
inversiones.
Si no hay
sorpresas, Peña Nieto elegirá un secretario de Relaciones Exteriores que tenga
lo que él no tiene: una vasta experiencia en política exterior, y buenas
conexiones en Washington, Europa y Asia.
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