sábado, 7 de julio de 2012

GUÍA DE USO DE LA PROPIEDAD INTELECTUAL COMO PALANCA DE DESARROLLO PARA PRESIDENTE ELECTO / I

Mauricio Jalife / El Financiero
El primer punto que se debe subrayar es la condición impostergable del empleo de los recursos de la propiedad intelectual como generador de crecimiento económico y desarrollo. Casos como los de Alemania, Estados Unidos, Japón, Corea y China así lo demuestran. En el caso de México, una adecuada definición de políticas públicas y la reforma legal esperada, soportadas por fondos públicos y una decidida participación del sector empresarial, podrían colaborar a dar el salto de calidad que nuestro país ha estado buscando por varias décadas.
De cuantas situaciones requieren definiciones, desde mi punto de vista, dos ya no admiten demora, y por su importancia destacan de las restantes. La primera es la creación de un esquema real de lucha contra la piratería, que conjunte modificaciones en los tres niveles. Por parte del Legislativo se demandan cambios urgentes y de fondo, que constituyan una verdadera reingeniería de todo el aparato represor. En este tema es necesario reinventar el sistema, porque lo existente es una suma de reformas improvisadas e inacabadas, que han deformado el de suyo ineficiente esquema para convertirlo en una intrincada madeja de lagunas, con evidentes contradicciones internas.
Por parte del Poder Judicial la menor aspiración que se puede tener es que sus criterios en la materia sean consistentes y arrojen luz a través de sentencias que toquen el fondo de los asuntos. De parte del Ejecutivo la labor no es, ni con mucho, menos relevante. En este renglón se requiere lograr un objetivo aparentemente inalcanzable en este país, que es la coordinación entre los diferentes órganos de gobierno que se vinculan con el fenómeno de la economía informal, y que los niveles de piratería, por vía de acciones concretas preventivas y de aplicación de la ley, disminuyan sensible y rápidamente.
La razón de ubicar la lucha contra la piratería como prioridad número uno obedece a la simple tesis de que, más allá de aspectos técnicos, en pocas áreas la regulación de la propiedad intelectual está tan asociada con el futuro del país. No hace falta insistir en todas las implicaciones que este fenómeno propicia en la enfermedad económica y cultural de las sociedades contemporáneas.
El segundo gran rubro se orienta a la creación de la verdadera cadena de valor en materia de innovación, no sólo facilitando y apoyando la vinculación de centros de investigación, industria y gobierno, sino a través de la creación de los indispensables centros, en todo el país, para orientar a las empresas y los investigadores en qué inventar, como y para qué. La mayor parte de los empresarios desconoce los beneficios de la innovación, y desde luego las vías para acceder a innovación económicamente valiosa.
Los demás temas incrustados en la agenda cada vez cobran mayor notoriedad. Entre otros, las ya necesarias reformas a las leyes de Propiedad Industrial y Derechos de Autor, la conformación de una iniciativa para leyes tan necesarias como la de competencia desleal, protección de indicaciones geográficas, expresiones del folclor y conocimiento tradicional.

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