Concentración
de tierras, expulsiones obligadas, desviación de agua para crear grandes
plantaciones de monocultivos y encarecimiento de los alimentos son resultado de
una política mundial impulsada por los países industrializados: la generación
de biocombustibles. Las justificaciones “ambientales” parecerían encubrir las
razones reales: el control del mercado de la producción de alimentos. De
continuar con la estrategia, para 2020 otros 140 millones de seres humanos
sufrirán hambre
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