Aunque aún no concluye la gestión de Felipe
Calderón, se formula un balance intentando captar los rasgos principales en la
materia: 1) la caída pertinaz de la producción; 2) la intensificación de la
exploración y sus resultados, muy importantes, pero insuficientes para
continuar con el modelo; 3) las afectaciones de la guerra contra el
narcotráfico, ya visibles en algunas regiones como Burgos; y finalmente 4) la
campaña mediática que pretende resolver el problema del agotamiento geológico
con más privatizaciones.
El de Felipe Calderón es el
primer gobierno post peack oil (pico petrolero), es decir, de declive
irreversible, que hereda un sector de hidrocarburos disminuido con respecto de
2006: la producción de aceite, que presentamos en el cuadro 1, cayó a la fecha
en 22 por ciento; la del gas se ha reducido en 10 por ciento respecto del pico
de producción de 7.03 mil millones de pies cúbicos diarios en 2009; la carga de
crudo a las refinerías ha disminuido en 19 por ciento, es decir, se
industrializa casi una quinta parte menos que al comienzo del sexenio y,
finalmente, las exportaciones de crudo han descendido, en el mismo lapso, de 1
millón 789 mil barriles a 1 millón 343 mil, es decir, en 25 por ciento.
Desde
luego el actual gobierno también se caracterizó por un gran esfuerzo para
mantener y aún elevar la producción. El cuadro 1 contiene un sólido indicador
de la intensidad de la exploración entre 2007 y 2011, y el número de nuevos
campos y yacimientos descubiertos a la fecha: 104 nuevos campos o yacimientos (20
cada año) se presentan separando los de gas, crudo y totales.
En otras
palabras, en este país se ha descubierto un nuevo campo cada 18 días; el gran
problema es que poco más de la mitad son de gas y casi todos son yacimientos
pequeños; los aceiteros, en promedio, contienen sólo 20 millones de barriles
cada uno.
Lo que
decide si un país permanece entre los grandes productores petroleros es su
dotación de campos gigantes, y en México, en los últimos 10 años, se ha
descubierto uno con esas características. Por otro lado, éste, llamado Ayatsil,
comenzará a ser explotado en 2014 porque es de crudos de 11 grados API (de la
más baja calidad), que exige técnicas específicas y se ubica en una profundidad
de agua de 114-120 metros, lo que significa que será la primera vez que en
México se extraiga a esa profundidad.
Unas
simples operaciones aritméticas muestran que la reserva probada descubierta en
los cinco años, de 2007 a 2011, es menor a la extracción de un sólo año.
Es
inevitable la conclusión de que el modelo de financiamiento de los ingresos
fiscales vía exportaciones se ha agotado.
Aunque no
puede negarse que todavía existe un potencial muy importante en campos pequeños
de crudos pesados en estratos muy profundos, la geología ya no responde como en
el pasado.
Dificultades
en el sector de gas
El crudo
y el gas son industrias distintas. Mientras la primera virtualmente nació
globalizada, el gas todavía tiene mercados regionales. Mientras el crudo se
acerca al peack oil mundial, el gas actualmente está sobreofertado, es
decir, los precios del gas se han desplomado. Esas paradojas tienen una
expresión peculiar en nuestro país. Aunque en este sexenio se lograron cifras
récord de producción, la actividad ha disminuido, especialmente en Burgos,
donde a comienzos de 2012 apenas se mantuvieron operando 14 equipos de
perforación de los 60 que llegaron a funcionar. La explicación de lo anterior
es que el gobierno se repliega ante la ofensiva de los grupos armados, la
inseguridad y secuestros, problema examinado en el libro de la periodista Ana
Lilia Pérez, El cártel negro.
A la
situación anterior se ha sumado un factor aún más contundente: el desplome de
los precios. Lo más extraño es que no nos podemos beneficiar con las
importaciones baratas porque sufrimos cuellos de botella en el
transporte. Así, algunos sectores de la industria mexicana se quejan de
desabasto. Desde la Segunda Guerra Mundial, hace más de 60 años, no se vivía
situación similar: el de Calderón es el primer gobierno que incumple el
compromiso de abastecer al mercado interno.
La
herencia de Calderón
Aunque en
la propaganda televisiva se presume de haber alcanzado tasas de reposición del
ciento por ciento de las reservas, en realidad no se ha realizado ningún
descubrimiento gigante como los del pasado. El nuevo potencial, el petróleo postcantarell,
es completamente distinto en volumen y calidad. Las cifras del gobierno
resultan de manipulaciones de escritorio.
La nueva
producción tiene su origen básicamente en campos ya descubiertos como KZM y
Litoral Tabasco, aunque desde luego nuevos campos también han entrado a
producción en tierra cuando existen instalaciones de proceso y transporte. A lo
largo de tres años KZM ha soportado una producción arriba de los 800 mil
barriles diarios. En esas condiciones, aunque algunos creemos que es posible
prolongar la madurez con una elevada tasa de eficiencia, muchos colegas
advierten sobre el riesgo de un descontrol. Las lecciones de Cantarell no han
sido comprendidas: el gobierno no ha podido resistir las tentaciones rentistas.
Un descontrol de ese megayacimiento daría al traste con cualquier
proyección.
El
principal proyecto de exploración siguen siendo las aguas profundas, pero
Petróleos Mexicanos sigue presentando resistencias a someterse a las
recomendaciones de la Comisión Nacional de Hidrocarburos. Un accidente en aguas
profundas conduciría al país a un escenario impredecible…
Tal es la
herencia del actual gobierno.
*Investigador
en el Instituto de Investigaciones Económicas de la Universidad Nacional
Autónoma de México
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