Antonio
Reyes / El Semanario sin Límites
A la
crisis que ha golpeado a la economía mundial desde hace casi cinco años se le
ha tratado de explicar desde diversos ángulos financieros y económicos. Ello ha
abierto un amplio debate teórico y prescriptivo, confundiendo la mayoría de las
veces causas y efectos. Además, en un buen número de casos, se han embrollado
las medidas de corto plazo con las acciones institucionales de emergencia
provocando que, en una suerte de círculo vicioso, la visión de la crisis haya
mudado hacia nuevas consecuencias que han terminado por ser juzgadas como las
causas y el origen inicial de la propia crisis.
En tal devenir, ha reemergido un debate teórico y, consecuentemente, de política económica que se estimaba haber sido ya superado desde hace casi 80 años. Tal como ello se asume desde los manuales de economía actuales, hasta en los cursos profesionales iniciales que se dictan en casi todas las universidades Urbi et Orbi. Así, han resurgido las viejas ideas que hundieron por un largo periodo a la economía mundial a partir de 1929, en lo que fue denominada la Gran Depresión.
En tal devenir, ha reemergido un debate teórico y, consecuentemente, de política económica que se estimaba haber sido ya superado desde hace casi 80 años. Tal como ello se asume desde los manuales de economía actuales, hasta en los cursos profesionales iniciales que se dictan en casi todas las universidades Urbi et Orbi. Así, han resurgido las viejas ideas que hundieron por un largo periodo a la economía mundial a partir de 1929, en lo que fue denominada la Gran Depresión.
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