Esas tendencias provienen, en parte, de los desacuerdos entre las autoridades gubernamentales que difieren en el diagnóstico...
Jesús Alberto Cano/ El Universal
Los bancos centrales de la zona euro,
China, Gran Bretaña y otros países aplicaron medidas de recortar tasas
de interés la semana pasada, y comunicaron que están seriamente
considerando tomar nuevas medidas para impulsar el crecimiento en medio
de intensos temores por la desaceleración de la economía mundial.
Las perspectivas económicas para los próximos 18 meses auguran
momentos difíciles, a escala mundial, ante la desaceleración de la
producción y el ingreso en los principales países; también corriendo
peligro otros por el contagio recesivo que la globalidad amenaza en las
economías con quienes guardan lazos comerciales y financieros.
Esas tendencias provienen, en parte, de los desacuerdos entre las
autoridades gubernamentales que difieren en el diagnóstico de las causas
y de las medidas a tomar, como se percibe claramente en los Estados
Unidos y en los países que conforman la Comunidad Europea.
Por un lado, el gobierno de Barack Obama y los
legisladores de la oposición republicana, en Estados Unidos, están al
borde de llevar al país a un grave “precipicio fiscal” por falta de
acuerdos en políticas tributarias y gasto gubernamental. Los divide
profundas divergencias ideológicas y su lucha por el poder.
Como lo alertó recientemente el Fondo Monetario Internacional (FMI),
la legislación vigente estadunidense, en materia presupuestal, plantea
un escenario en el que su déficit fiscal se reducirá a 3.8 por ciento
del Producto Interno Bruto (PIB) en 2013, de 7.6 por ciento previsto
para el año en curso; o sea, una reducción de 3.8 puntos porcentuales,
monto que podría causar una inmensa reducción en la tasa de crecimiento
económico, para llevarla a un decremento que tendría repercusiones
negativas en la frágil actividad económica mundial.
De manera que en su reciente análisis de la política presupuestal
estadunidense, el FMI recomendó —a diferencia de lo que usualmente ha
hecho— que en dicho ajuste a la baja se adopte un ritmo fiscal más
moderado.
Para la economía mexicana esa evolución puede llevar a graves
consecuencias recesivas porque, según proyecta el FMI, la recuperación
económica de nuestro principal socio comercial seguirá siendo débil en
los próximos dos o tres años, y expuesta a la crisis de los europeos.
En ese continente el problema se agrava con la amenaza de ruptura de
la coalición del gobierno alemán, compuesta por el partido de la
canciller Angela Merkel, la Unión Democrática
Cristiana, y el partido Unión Social Cristiana, cuyo líder considera que
las ayudas alemanas a Europa no están bien vistas por los mercados
financieros de su país y teme que se desencadenen ataques especulativos
contra los bonos de la “primera economía” de Europa. De ahí que se
oponen rotundamente a la “colectivización de la deuda” de los países
europeos, como sería el caso de financiamiento con eurobonos para España
e Italia, como lo ha propuesto el nuevo presidente francés.
Luego, también la semana pasada, el Primer Ministro Cameron
planteó la posibilidad de cerrar sus fronteras a los inmigrantes de la
Unión Europea, si un empeoramiento en crisis económica crea “presiones y
tensiones extraordinarias” en el Reino Unido.
Estamos viviendo un importante deterioro en la relación económica
entre los países, en la que algunos se están inclinando hacia el
proteccionismo, para defenderse de las tendencias recesivas en la
economía mundial, como lo vivió el mundo al momento de la gran depresión
de 1929.
México, sin embargo, ha seguido —y ratificado— su convicción liberal
de apertura comercial, al grado de seguir negociando tratados de libre
comercio con diversos países. Hoy día tenemos varios en proceso.
Pero es menester defendernos del daño a México por acciones
violatorias de tratados con nosotros, como ocurrió con Brasil y
especialmente Argentina.
La norma internacional nos da la posibilidad y capacidad de replicar para resarcir los daños que nos causen.
Por otra parte, también tenemos la capacidad de tomar medidas como
las que están aplicando los gobiernos y bancos centrales de la zona
euro, China, Gran Bretaña y otros. Pero el problema es que nuestro
gobierno —decidido neoliberal— se opone a tomar medidas que impliquen la
intervención del Estado en la economía.
*Presidente Nacional del Colegiode Economistas
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