sábado, 31 de julio de 2010

NUEVOS EMPLEOS, LA FARSA

Hilda Peña y José Miguel Moreno / El Semanario
Las cifras no cuadran. El gobierno presume que en lo que va de 2010 se han creado más de medio millón de empleos, pero las cifras sectoriales y macroeconómicas no lo avalan. En todo caso la buena labor de fiscalización del SAT y del IMSS explica la “creación” de empleos formales
El pasado primero de julio, con bombo y platillo, Felipe Calderón anunció desde Los Pinos que en el primer semestre se habían creado más de medio millón de empleos. Entrelíneas, el Presidente recuperaba con este anuncio su estandarte electoral de que efectivamente sería “el presidente del empleo”, en estos seis años de gobierno.
Medio millón de nuevos empleos para un sólo semestre son muchos, incluso para un periodo de recuperación después de la grave crisis vivida en 2009. Las preguntas asaltaron la mente de algunos analistas económicos tan pronto se soltó la cifra. Si el empleo va tan bien, ¿por qué los componentes de la demanda agregada de la economía siguen tan débiles?, ¿por qué el supuesto incremento en la masa salarial no se ha reflejado en un crecimiento vigoroso del consumo?, ¿por qué el ahorro financiero no da muestras de recuperación sostenida? o ¿por qué la inversión en la economía sigue cayendo?
Naturalmente la fuerte creación de empleos en un periodo tan corto tiene efectos positivos en el mercado interno, pero dado que esto último no ha sucedido en la magnitud de lo anunciado por el Presidente, entonces se impone indagar en otras variables y factores de la economía para buscar las explicaciones que sustenten las cifras vertidas desde Los Pinos.
¿Efectivamente se crearon los empleos anunciados o la cifra del IMSS refleja –en buena medida– tan sólo un traspaso de empleos informales a unos formales? Es la pregunta que plantea este reportaje y que busca en las escuetas cifras oficiales alguna respuesta.
Una conclusión adelantada es que la fiscalización jugó un papel relevante en la “creación contable” de empleos en los últimos meses. La tarea del Sistema de Administración Tributaria (SAT) y del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) para formalizar a las empresas y a sus empleados ha dado resultado. La labor de fiscalización implicaría que se hayan sumado a la formalidad más empleos, pero no que estos sean de reciente creación; razón por la que la masa salarial habría visto un incremento marginal y, por lo tanto, la demanda agregada aún muestra signos de una recuperación incipiente, en un contexto aún de debilidad del mercado interno.
¿EMPLEO REAL O CONTABLE?
El primero de julio, a sólo unas horas de que acabara el primer semestre del año y a tres días de las elecciones para gobernador en 12 estados de la República, en una muestra de eficiencia estadística e informativa el Presidente convocó a los medios “para compartir una buena noticia en materia de empleo”.
Felipe Calderón lo anunció con estas palabras: “Hoy, gracias al esfuerzo de los trabajadores, de los empresarios, al esfuerzo del gobierno, al esfuerzo de la sociedad en general, hemos alcanzado y hemos logrado superar la meta de medio millón de nuevos empleos netos registrados en el IMSS en lo que va del año…Esto significa, amigas y amigos, que del 1 de enero a la fecha, es decir, en el primer semestre del año, hemos creado ya más de 513,000 nuevos empleos formales”. Compartida la primicia, Felipe Calderón salió de la sala sacando pecho.
Más allá de si hacía falta provocar tanto revuelo para dar a conocer una cifra de empleo, el dato en sí mismo impone, al menos, tres consideraciones fundamentales:
Primero, la información dada, sin ser falsa, ¿era el dato estadísticamente adecuado, oportuno, en cierto modo “el correcto” o esconde algún tipo de amaño?
Segundo, el comportamiento del mercado laboral, tan boyante como presume Calderón, ¿es consistente con una economía en fuerte auge y expansión, con un sólido y generalizado crecimiento de todos sus sectores económicos, o no lo es?
Tercero, y en caso de obtener una respuesta negativa a la pregunta anterior, ¿qué factores, más allá de la dinámica del mercado laboral, están incidiendo para explicar el rápido ritmo de creación de puestos de trabajo?
En primera instancia, el dato duro: 513,373 empleos fue el número exacto que cantó Calderón. Y eso es correcto, siempre y cuando se excluya, entre los asegurados del IMSS, a los trabajadores eventuales rurales. En verdad, el número total de asegurados no llegó al ansiado medio millón sino que se quedó, en rigor, en 473,851. O lo que es lo mismo, en promedio cada mes se dieron de alta en el IMSS casi 79,000 trabajadores durante los primeros seis meses de 2010.
Las dudas no saltan por la cifra de Calderón, sino por su premeditación para seleccionar, cada mes o cada trimestre, la variable más conveniente, la más risueña o la menos sonrojante, para salir al paso ante la opinión pública, a costa de la consistencia o coherencia del discurso económico.
Y, por lo mismo, si el presidente Calderón quería presumir “el más de medio millón de empleos creados en medio año” –que era lo electoralmente redituable–, sólo podía hacerlo si retiraba a los casi 40,000 empleos perdidos entre los trabajadores rurales eventuales, a pesar de que lo tradicional mes con mes, es reportar el número total de trabajadores.
Cualquier otra variable o comparación no habría dado ese número tan alto. Por ejemplo, si en lugar de utilizar la cifra acumulada para los primeros seis meses se hubiera usado el promedio del incremento en el empleo, que es una medición más correcta al suavizar las estacionalidades de cada mes, la cifra hubiera sido mucho más moderada al alcanzar sólo 334,504 nuevos asegurados.
De hecho el Banco de México (Banxico) mide el desempeño del empleo con los datos del IMSS por promedio y no por cifras acumuladas y la diferencia no es nimia: así, en promedio, la destrucción de empleo en 2009 fue de 442,193, mientras que de diciembre a diciembre de ese año la caída fue de sólo 181,271.
Quizá, y esto no lo dijo Calderón, la mejor noticia de todas sea que, independientemente de la variable escogida y su medición, el número de empleos generados durante la primera mitad de 2010 supera los que se destruyeron durante el mismo periodo de 2009, que fue la fase más crítica de la crisis global y de la recesión en México.
POR QUÉ EL “BOOM”
La segunda consideración no es menos importante. Ese ritmo tan fuerte de creación de empleos ¿corresponde con el estado de la economía? De hecho a los mercados financieros los tomó por sorpresa. Según la encuesta mensual que realiza el Banco de México entre economistas del país, estos pasaron de pronosticar un aumento en los asegurados del IMSS para 2010 de 269,000 en noviembre del año pasado a 508,000 en junio. Claro que también es verdad que en ese periodo el pronóstico del PIB para 2010 lo revisaron de 2.9% a 4.4%.
Esa mejora en las expectativas de crecimiento y empleo está asociada, en su mayor parte, a la reactivación de la economía de EU y al consiguiente auge de las exportaciones manufactureras mexicanas, en tanto que el consumo y la inversión privada doméstica permanecen rezagados. Así, las exportaciones mexicanas en el periodo de enero a junio han crecido a una tasa de 36.3%.
Dentro de las exportaciones manufactureras, que han aumentado a una tasa de 34.9%, destaca el dinamismo de las ventas de autos con un formidable crecimiento de 81.2%. Ese vigor también se ha puesto de manifiesto en los indicadores de producción industrial, donde la actividad total de enero a mayo ha crecido 6.3% y, la industria manufacturera se ha expandido 11.1%.
Por el contrario, y mirando a la demanda interna, el crecimiento acumulado en las ventas minoristas de enero a mayo apenas ha sido de 1.5%, en tanto que la inversión fija bruta se deprimió 0.6% de enero a abril, respecto al mismo periodo del año pasado.
En ese mismo sentido, la creación de empleo está concentrada en la industria de la transformación: de los 513,737 nuevos puestos de trabajo anunciados, casi la mitad (226,836) se ubicaron en ese sector. Si se añade la construcción, con 115,230 empleos, y el rubro de servicios para empresas, con 82,434 nuevos puestos, estos tres sectores explican más de 80% del empleo generado entre enero y junio.
Los analistas coinciden con que la reactivación de la manufactura mexicana asociada al impulso de ese sector en EU explica el rápido aumento del empleo en la industria de la transformación.
¿Pero acaso también está justificado este fuerte incremento de empleo para el caso de la construcción y de los servicios para empresas?
El sector de construcción, en un principio, sigue deprimido. El difícil acceso al crédito sigue haciendo mella en el sector, que según el reporte de actividad industrial se ha contraído 2.4% en el periodo de enero a mayo de 2010, respecto al mismo periodo del año pasado. ¿Por qué, entonces, la construcción contrataría a más de 115,000 nuevos trabajadores como lo señala el discurso presidencial?
Por otro lado, con la demanda interna lenta es difícil creer que el sector de servicios para empresas haya generado tantos empleos; generalmente, y tras una larga y profunda crisis como la vivida y con un elevado margen de incertidumbre de aquí para adelante, las empresas prefieren, antes que contratar a nuevos trabajadores, echar mano de los recursos ociosos que tienen disponibles y cubrir sus necesidades con más productividad, y no con más mano de obra.
EL INEGI DICE…
Pero hay otro dato más que respaldan las dudas acerca de la solidez de la información en la fuerte creación de empleo. Y esta es la tasa de desocupación que mes con mes genera el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), a través de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo. Mucho se ha criticado a las cifras generadas por el INEGI, ya que éstas no capturan si la persona encuestada trabaja o no en el sector formal. Sin embargo, puede considerarse como una panorámica de los niveles de ocupación en México.
Pues bien, las cifras de ocupación generadas por el INEGI no muestran la misma mejora que los datos computados por el IMSS.
La tasa de desocupación mostró un punto de inflexión en noviembre de 2008 (cuando comenzó también una caída más severa en el número de trabajadores registrados en el IMSS), y para febrero de 2009 la tasa llegó a 5.0%, nivel no visto desde 1998. En septiembre de 2009 registró un máximo histórico de 6.41% y de entonces a la fecha ha venido descendiendo pero mostrando altibajos; en tanto el dato de junio, el último disponible, aún ubicaba la tasa por arriba de 5.0%, es decir, no ha vuelto a los niveles que existían previos a la crisis.
En términos absolutos, el nivel de desocupación para el cierre del primer trimestre de 2010 ascendía a 2 millones 458,701 personas, mientras que en el mismo periodo del año pasado este número era de 2 millones 288,659. Esto es, en los tres primeros meses de este año hubo un aumento de la población desocupada en su comparación anual, según muestran las cifras del INEGI.
En parte se argumenta que hubo un aumento de la población económicamente activa (PEA) en este año, pues personas que habían desistido de buscar trabajo lo volvieron a intentar recientemente. Mirando las cifras, la PEA no ha tenido un aumento extraordinario y es consistente con incrementos en año anteriores y, en todo caso, esto podría explicar que la tasa de desempleo se mantenga elevada, pero sigue reflejando la incapacidad de la economía para generar todos los empleos que se requieren tan sólo por razones demográficas.
Más aún, el indicador sobre subocupación que genera el INEGI y que mide el número de personas que manifiesta necesidad y disponibilidad para trabajar más horas, pero a los que las condiciones del mercado laboral no se los permite, aún muestra las precarias condiciones del empleo formal. Antes de la crisis 6% de la población ocupada se encontraba en condición de subocupada, porcentaje que alcanzó 13% durante la peor parte de la recesión y actualmente registra 8%, en una clara señal de que aún existen rezagos en la generación de empleos de tiempo completo e incluso formales.
¿ES LA FISCALIZACIÓN?
Al no encontrar una fácil explicación al dinamismo del mercado laboral en el sector de construcción y en el de servicios para empresas, habría que buscar una respuesta a la tercera pregunta: ¿Hay algún otro factor, ajeno a la actividad real, que esté incidiendo en las boyantes cifras de empleo dadas a conocer el pasado 1 de julio? Una de las respuestas se encuentra en el ámbito de la fiscalización.
Hacienda, el SAT y el IMSS han impulsado desde hace tiempo una fuerte campaña para fiscalizar a empresas informales, lo que a su vez se habría traducido en una significativa formalización de empleos ya existentes. Por tanto, no se trataría de más empleo “real”, sino “contable”, y que se ha visto reflejado en las cifras de asegurados al IMSS. Esa tarea, por las cifras oficiales, ha sido particularmente exitosa en las compañías de construcción y de servicios para empresas.
Según la información disponible, el número de patrones registrados en el sector de servicios para empresas durante la primera mitad del año ascendió a 1,490, seguido por la construcción con 1,318 y el comercio con 1,208. Y en esos sectores, el mayor número de trabajadores asegurados en el IMSS debe atribuirse en buena medida a ese comportamiento. El caso contrario es de la industria de la transformación, donde el número de nuevos patrones registrados apenas es de ocho durante los primeros seis meses del año. Pero como se ha dicho, es en este sector donde se ha producido un aumento “real” del empleo.
Otro indicador sobre fiscalización que ha tenido un comportamiento excepcional este año es el número de contribuyentes del SAT. Al cierre del primer trimestre de 2010, el número de personas morales (empresas) registradas como contribuyentes ascendía a un millón 244,000, cuando a finales de 2009 la cifra fue de un millón 213,000. Es decir, en los primeros tres meses del año se registraron más nuevos contribuyentes que en todo 2009. Pero, ¿efectivamente esta cifra representa creación de nuevas empresas en un contexto aún recesivo?
Por la manera en que estas cifras se han revisado hacia atrás –en el reporte del cuarto trimestre la cifra de personas morales era de 831,000 y ésta se revisó en el primer trimestre de este año a un millón 213,000–, es de suponer que igualmente responde a esta labor de fiscalización que Hacienda y el SAT vienen haciendo para incorporar a la formalidad a empresas que ya existían. Este es un factor que ayuda a explicar mayores empleos en el sector formal aunque ello no implica –en sentido estricto– creación de nuevos empleos.
La información oficial sobre el empleo y la formalización de éste hace complicado arribar a conclusiones contundentes aunque una diversidad de datos apuntan a cuestionar seriamente “la creación de mas de 513,000 nuevos empleos formales” como se anunció el pasado 1 de julio. En todo caso habrá que aplaudir la fiscalización de Hacienda, del SAT y del IMSS para formalizar a miles de trabajadores en los últimos meses, mismos que han servido para crear una escenografía política de cara a las elecciones intermedias de que la promesa del “sexenio del empleo” está en marcha.
“FORMALIDAD”
Dante González es comunicólogo y es un empleado ficticio de una empresa que produce fijaciones de acero. Él perdió su empleo en mayo y ante los problemas de salud de su papá buscó la manera de mantener sus prestaciones de salud en el IMSS. Además, quiere ejercer su crédito hipotecario del Infonavit.
Así que recurrió a un pariente, dueño de una empresa industrial con cerca de 30 empleados, para que lo diera de alta en el IMSS y así siguiera gozando de las prestaciones que no quiere perder. El sueldo que percibe gracias a un empleo informal lo ayuda a dar las aportaciones al IMSS, la totalidad, pues de su bolsillo también tiene que poner la aportación patronal.
No hay ningún indicador que ayude a dilucidar cuántos casos más como éste pueden existir, pero esto deja constancia de un fenómeno que podría ser extendido en estos momentos de dificultades laborales para muchos mexicanos.
En la estadística, Dante es uno de los 513,373 empleados que tiene registrado el IMSS, pero en realidad, es una persona subocupada, a la que la actual situación laboral no le ofrece un trabajo acorde con sus aspiraciones, su experiencia laboral y sus necesidades.
Hilda Peña
¿CUÁNTOS SON 513,373 EMPLEOS?
2009 fue un annus horribilis para la economía mexicana. La contracción que sufrió de 6.5% fue de las más pronunciadas a nivel mundial, y como es natural, su costo en términos de empleo y pobreza fue brutal.
Ya que Carstens erró en su predicción de que México apenas pescaría un “catarrito” con esta crisis, ahora el gobierno quiere convencer de que, como hicieron muy bien las cosas, la recuperación será rápida. Para ocultar los estragos de la infección global, las estadísticas suelen ser una buena herramienta, más si las bases de comparación son muy favorables y se usan con cierta pericia.
¿Cuántos son 513,373 empleos? Para empezar, hay que aclarar una cosa. El IMSS mide el empleo, que no el desempleo, que no es lo mismo. Es decir, generalmente hay una relación inversa entre ambas variables: a mayor empleo, menos desempleo. Pero si la cadencia de las contrataciones es menor que el ritmo al que aumenta la fuerza laboral, el crecimiento del empleo puede ir acompañado de un aumento en la tasa de desempleo.
Dicho esto, los 513,373 empleos, a primera vista, son muchos. Casi el doble de los 268,791 puestos de trabajo que se destruyeron durante la primera mitad de 2009. ¿Es eso algo anormal? No lo parece: por ejemplo, en la crisis de 1995, el año de la devaluación, el IMSS registró una caída en el número de trabajadores asegurados, diciembre a diciembre, de 819,838. Pues bien, un año después, en 1996, los asegurados se incrementaron en 825,223, más de los perdidos el año previo y el récord del IMSS.
Ahora, la economía mexicana se está beneficiando de la caída en el valor del peso y del auge industrial en EU, y partiendo de una base tan deprimida es normal la rápida generación de empleos en el sector manufacturero exportador. Pero ese ritmo de contratación es insuficiente.
Además, los esfuerzos de fiscalización pueden haber contribuido a la generación de empleos contables, pero no reales.
De modo que los empleos “reales” son menos que los realmente contabilizados. Entre los empleos perdidos, el aumento de la población subocupada, la entrada de nuevos trabajadores y el encarecimiento de los precios, la pobreza se ha incrementado en 5.8 millones de mexicanos.
Ahora bien, el gobierno presume en los foros que se hicieron bien las cosas, que gracias a la disciplina fiscal hay confianza en el país, pero ¿para qué sirve esa confianza si no se logró evitar tal desastre que llevará años reparar, más si la economía de EU empieza a renquear? Entonces, Calderón, 513,373 empleos…¿Y?
José Miguel Moreno

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