El Observador
Samuel García / Milenio
Pocas veces he visto tanto despliegue informativo a raíz de algún anuncio del Banco de México como ocurrió el lunes pasado con el asunto de las comisiones bancarias.
Antes de entrar en materia debo decir que me llamó la atención el lenguaje utilizado en el comunicado de prensa publicado el domingo pasado —directo y duro, inusual en el banco central que nos tenía acostumbrados a leer entre líneas sus mensajes e intenciones—. Al parecer el gobernador Agustín Carstens ya está dejando ver su estilo propio de conducir el banco central y de comunicar sus decisiones. Cuestión que —para bien o para mal— el tiempo juzgará.
Los banqueros han sido los primeros en reaccionar a los anuncios del Banco de México y, como era de esperarse, no de buena manera. No era para menos. Y no tanto debido a las medidas en sí mismas sino por el despliegue informativo que realizó el banco central al respecto. Fueron las formas las que provocaron los enojos en la banca.
Algunos altos directivos bancarios me decían ayer que más allá de la crítica que se pudiera hacer respecto de que muchas de las comisiones aludidas por el banco central ya no se aplican en la mayor parte de los bancos, les parece extraño que el Banco de México haya emitido su comunicado de prensa el domingo para que un día después —el lunes— diera a conocer la circular 22/2010 en el Diario Oficial de la Federación. “Una estrategia de dos golpes en serie para que el impacto durara dos días en la prensa quién sabe con qué intención”, me decía sarcásticamente un banquero. “¿Por qué en domingo?”,
me preguntaban ayer algunos otros con toda intención de sembrar la duda. “¿Cuál era la prisa del banco central y a qué responde esta estrategia de alto impacto?”, decían otros claramente molestos por lo que algunos llamaron “la campaña del gobernador”.
Tampoco pasó desapercibida para los banqueros —y así lo hicieron saber— las entrevistas concedidas por el gobernador, y otros funcionarios del Banxico, a los medios electrónicos de comunicación en las que destacaron los duros términos empleados por los funcionarios que califican a los bancos de abusadores de sus clientes. Y claro, el enojo bancario se dejó sentir en esa piel tan delgada.
El hecho es que las reacciones publicadas en la prensa durante los dos últimos días sientan a los banqueros en el banquillo de los acusados. Si esa hubiera sido la intención de la estrategia de comunicación del banco central, hay que decir que lo logró y con creces.
Por lo pronto, un corte de caja después de los anuncios del Banco de México sobre las comisiones bancarias arroja por lo menos cinco resultados inmediatos: que la competencia bancaria no ha rendido los frutos esperados. Que, derivado de lo anterior, legisladores y autoridades financieras han optado por una política de control de tarifas en los servicios bancarios. Que los clientes aún seguimos esperando a la banca eficiente y competitiva que nos prometieron. Que los banqueros le han quitado una estrellita de la frente al gobernador del banco central. Y que el gobernador Carstens es, ahora, un poco más popular entre los legisladores.
Samuel García / Milenio
Pocas veces he visto tanto despliegue informativo a raíz de algún anuncio del Banco de México como ocurrió el lunes pasado con el asunto de las comisiones bancarias.
Antes de entrar en materia debo decir que me llamó la atención el lenguaje utilizado en el comunicado de prensa publicado el domingo pasado —directo y duro, inusual en el banco central que nos tenía acostumbrados a leer entre líneas sus mensajes e intenciones—. Al parecer el gobernador Agustín Carstens ya está dejando ver su estilo propio de conducir el banco central y de comunicar sus decisiones. Cuestión que —para bien o para mal— el tiempo juzgará.
Los banqueros han sido los primeros en reaccionar a los anuncios del Banco de México y, como era de esperarse, no de buena manera. No era para menos. Y no tanto debido a las medidas en sí mismas sino por el despliegue informativo que realizó el banco central al respecto. Fueron las formas las que provocaron los enojos en la banca.
Algunos altos directivos bancarios me decían ayer que más allá de la crítica que se pudiera hacer respecto de que muchas de las comisiones aludidas por el banco central ya no se aplican en la mayor parte de los bancos, les parece extraño que el Banco de México haya emitido su comunicado de prensa el domingo para que un día después —el lunes— diera a conocer la circular 22/2010 en el Diario Oficial de la Federación. “Una estrategia de dos golpes en serie para que el impacto durara dos días en la prensa quién sabe con qué intención”, me decía sarcásticamente un banquero. “¿Por qué en domingo?”,
me preguntaban ayer algunos otros con toda intención de sembrar la duda. “¿Cuál era la prisa del banco central y a qué responde esta estrategia de alto impacto?”, decían otros claramente molestos por lo que algunos llamaron “la campaña del gobernador”.
Tampoco pasó desapercibida para los banqueros —y así lo hicieron saber— las entrevistas concedidas por el gobernador, y otros funcionarios del Banxico, a los medios electrónicos de comunicación en las que destacaron los duros términos empleados por los funcionarios que califican a los bancos de abusadores de sus clientes. Y claro, el enojo bancario se dejó sentir en esa piel tan delgada.
El hecho es que las reacciones publicadas en la prensa durante los dos últimos días sientan a los banqueros en el banquillo de los acusados. Si esa hubiera sido la intención de la estrategia de comunicación del banco central, hay que decir que lo logró y con creces.
Por lo pronto, un corte de caja después de los anuncios del Banco de México sobre las comisiones bancarias arroja por lo menos cinco resultados inmediatos: que la competencia bancaria no ha rendido los frutos esperados. Que, derivado de lo anterior, legisladores y autoridades financieras han optado por una política de control de tarifas en los servicios bancarios. Que los clientes aún seguimos esperando a la banca eficiente y competitiva que nos prometieron. Que los banqueros le han quitado una estrellita de la frente al gobernador del banco central. Y que el gobernador Carstens es, ahora, un poco más popular entre los legisladores.
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