sábado, 24 de julio de 2010

DEAD AID

Andrés Roemer / El Universal
Dambisa Moyo creció en Lusaka, Zambia, es graduada de las universidades Oxford y Harvard; hizo una destacada carrera en la firma de inversiones Goldman Sachs; fue consultora para el Banco Mundial y, en 2009, la revista Time la incluyó en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo. Moyo se hizo célebre por demostrar que la ayuda financiera para las naciones africanas puede condenar a la pobreza a los propios africanos.
Para Moyo donar —regalar— dinero a los gobiernos africanos, como lo hacen las instituciones internacionales, está relacionado con la corrupción; fomenta la dependencia y contribuye a aumentar la burocracia que inhibe la aparición de una clase empresarial porque los ciudadanos prefieren servir al aparato de gobierno —financiado artificialmente— en lugar de emprender negocios. Además, argumenta que un gobierno financiado por el exterior no tiene incentivos para ser responsivo con sus ciudadanos y, por ello, carece de transparencia, rendición de cuentas y estado de derecho; lo que desalienta la inversión, con lo cual el crecimiento económico se hace lento, la población aumenta más rápido que los empleos y crece el número de pobres; finalmente los donadores dan más “ayuda” y el círculo perverso se fortalece.
En este contexto, la economista Dambisa Moyo sorprendió al mundo con su libro Dead Aid (ayuda muerta), en el cual sostiene que la pobreza en África sólo puede terminar si las naciones africanas recurren a nuevos mecanismos de financiamiento en el largo plazo.
Esta semana se dieron a conocer cifras sobre la pobreza en México. El subsecretario de Sedesol, Luis Mejía, dijo que los mexicanos en pobreza alimentaria aumentaron de 14.4 millones en 2006 a 19.5 millones en 2008. El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, reconoció que "en la última medición que se tiene del Coneval, en la crisis del año pasado, se tenía una medición parcial de tres cuartas partes de la crisis, con un incremento de 5 millones 800 mil, es decir, casi 6 de millones de mexicanos habían caído en condiciones de pobreza". Son datos alarmantes, desafortunadamente los mecanismos para combatir la pobreza no están funcionando.
Si dar dinero como se está dando no es la solución contra la pobreza, ¿cuál es? Moyo plantea que en los próximos 10 años se debe reducir dramáticamente la ayuda exterior. El objetivo es presionar a los países africanos a implementar estrategias de financiamiento de largo plazo para que el desarrollo comprenda 4 elementos: comercio, inversión extranjera directa , microfinanzas y acceso a los mercados internacionales de capital. Moyo propone sustituir la “ayuda muerta” —que no funciona— por una nueva estrategia que conviene considerar.
Hace unas semanas se realizó el Aspen Ideas Festival 2010; un foro internacional donde participaron líderes de diversas partes del mundo, como Ricardo Salinas Pliego, Bill Gates, Alan Greenspan y Bill Clinton. La conferencia de Ricardo Salinas es particularmente relevante porque, al igual que Moyo, propone nuevas ideas para impulsar el desarrollo. De entrada plantea que hay dos formas de ayudar: la primera es en caso de emergencia (ayuda humanitaria), cuando por algún desastre una población se ve imposibilitada para cubrir sus necesidades de supervivencia —alimento, vestido, atención sanitaria o alojamiento—, como en el caso del terremoto en Haití o las inundaciones en el norte de México; en estos casos la ayuda debe ser directa, inmediata y caritativa. La segunda es brindar ayuda para un desarrollo sustentable, es ayudar para que una comunidad pueda valerse por sí sola en el mediano y largo plazo.
La segunda es más compleja, por ello Ricardo Salinas plantea que se requiere implementar políticas públicas para la formación de capital humano; evaluar el impacto en el medio ambiente para buscar un desarrollo sustentable y construir un marco regulatorio eficiente donde prevalezca el estado de derecho; se combata la regulación burocrática; se facilite la creación de negocios y la entrada de nuevos competidores. Porque, como enfatizó, la ineficiencia conduce a la corrupción.
Durante décadas insistimos en combatir la pobreza con los mismos mecanismos y logramos los mismos resultados: más pobreza, corrupción, clientelismo y burocracia. Como apuntó Salinas, parafraseando el principio de insanidad de Einstein, “no se deben esperar resultados diferentes haciendo siempre lo mismo”. Debemos cambiar de estrategias, y la definición de éstas debe pasar por la participación de organizaciones ciudadanas.
Es ilógico esperar menos pobreza, menos crimen, gobiernos eficientes o éxitos académicos si seguimos haciendo las mismas cosas —v. gr. sosteniendo la prohibición y excluyendo a los ciudadanos de la toma de decisiones. Si no nos percatamos que nuestras políticas públicas no funcionan, éstas seguirán siendo Dead Aid: “ayuda” que no ayuda, que perjudica y empobrece.

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