Por Jesús Alberto Cano Vélez (*)/ Excelsior
En nuestra columna del lunes pasado comentaba que el contexto económico mundial se complicaba, y ahora con los indicadores develados --especialmente en los Estados Unidos-- se confirma que habremos de esperar la continuación y posiblemente intensificación de las fuerzas recesivas mundiales, que nos hará la vida difícil este año y hasta bien entrado el 2011.
Recordemos que hace dos semanas los presidentes de los países que conforman el Grupo de los 20, líderes en materia económica, optaron en su reunión de Toronto por temerle más a la inflación que a la recesión y al desempleo, y en efecto decidieron actuar poco o nada en el frente de reactivar las economías con la medicina keynesiana de mayor gasto público.
Al mismo Presidente Obama, que lideraba al grupo de países promotores de la reactivación económica con políticas hacendarias y monetarias expansionistas, su congreso le negó la autorización para mayor financiamiento público; sumándose así los Estados Unidos al esquema europeo.
De ahí la cada vez más clara percepción de que los crecimientos económicos para este año y el que entra serán mínimos o negativos.
Para Estados Unidos --y nosotros de paso-- los próximos 18 meses pintan mal. El banco central de reserva de ese país acaba de bajar sus pronósticos de crecimiento. Los riesgos que enfrenta ahora, más que de inflación, son de deflación y su nivel de desempleo aumentará en aproximadamente 0.5 puntos porcentuales al actual 9.8%.
Ese es el pronóstico para el “motor de nuestro crecimiento”. Su industria automotriz, que ha sido excepcionalmente dinámica en los últimos 12 meses e importantísima para México, se está desacelerando, en consonancia con la tendencia a la contracción de su mercado interno.
Y al otro lado del Atlántico las cosas pintan algo peor. Los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) siguen siendo considerados las economías con más problemas del viejo continente y por tanto amenazan a los demás países de su comunidad. Grecia tronó hace ya varios meses y Alemania la rescató, a cambio de instrumentar un programa de ajuste para ordenar sus variables económicas. Ahora vemos a una población fuertemente confrontada con su gobierno que le ha reducido sueldos y apoyos sociales y ha elevado impuestos y precios de los bienes públicos.
A su vez los analistas sitúan a España en capilla. Es considerado el país europeo más débil de economía. Padece un desempleo del 20% de su fuerza laboral y todavía le falta tomar más medidas de gran calado para sanear sus variables económicas. Y Alemania sigue fuerte.
Quizás las únicas noticias alentadoras en estos días de dificultades económicas en el mundo, son las expectativas de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que siguen manteniendo ritmos elevados de crecimiento y generación de empleos y se espera que sean el siguiente polo de influencia económica.
En América Latina los países liderados por Brasil, que siguieron estrategias económicas con participación y apoyo gubernamental, siguen manifestando expectativas de dinámico crecimiento.
Mientras tanto, México y los otros “fat tails” (coleros) con sus políticas económicas emanadas del Consenso de Washington, pintan para tener muy saludables índices financieros pero muy lamentables índices de crecimiento y desempleo.
* Presidente del Colegio Nacional de Economistas
En nuestra columna del lunes pasado comentaba que el contexto económico mundial se complicaba, y ahora con los indicadores develados --especialmente en los Estados Unidos-- se confirma que habremos de esperar la continuación y posiblemente intensificación de las fuerzas recesivas mundiales, que nos hará la vida difícil este año y hasta bien entrado el 2011.
Recordemos que hace dos semanas los presidentes de los países que conforman el Grupo de los 20, líderes en materia económica, optaron en su reunión de Toronto por temerle más a la inflación que a la recesión y al desempleo, y en efecto decidieron actuar poco o nada en el frente de reactivar las economías con la medicina keynesiana de mayor gasto público.
Al mismo Presidente Obama, que lideraba al grupo de países promotores de la reactivación económica con políticas hacendarias y monetarias expansionistas, su congreso le negó la autorización para mayor financiamiento público; sumándose así los Estados Unidos al esquema europeo.
De ahí la cada vez más clara percepción de que los crecimientos económicos para este año y el que entra serán mínimos o negativos.
Para Estados Unidos --y nosotros de paso-- los próximos 18 meses pintan mal. El banco central de reserva de ese país acaba de bajar sus pronósticos de crecimiento. Los riesgos que enfrenta ahora, más que de inflación, son de deflación y su nivel de desempleo aumentará en aproximadamente 0.5 puntos porcentuales al actual 9.8%.
Ese es el pronóstico para el “motor de nuestro crecimiento”. Su industria automotriz, que ha sido excepcionalmente dinámica en los últimos 12 meses e importantísima para México, se está desacelerando, en consonancia con la tendencia a la contracción de su mercado interno.
Y al otro lado del Atlántico las cosas pintan algo peor. Los PIIGS (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España) siguen siendo considerados las economías con más problemas del viejo continente y por tanto amenazan a los demás países de su comunidad. Grecia tronó hace ya varios meses y Alemania la rescató, a cambio de instrumentar un programa de ajuste para ordenar sus variables económicas. Ahora vemos a una población fuertemente confrontada con su gobierno que le ha reducido sueldos y apoyos sociales y ha elevado impuestos y precios de los bienes públicos.
A su vez los analistas sitúan a España en capilla. Es considerado el país europeo más débil de economía. Padece un desempleo del 20% de su fuerza laboral y todavía le falta tomar más medidas de gran calado para sanear sus variables económicas. Y Alemania sigue fuerte.
Quizás las únicas noticias alentadoras en estos días de dificultades económicas en el mundo, son las expectativas de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) que siguen manteniendo ritmos elevados de crecimiento y generación de empleos y se espera que sean el siguiente polo de influencia económica.
En América Latina los países liderados por Brasil, que siguieron estrategias económicas con participación y apoyo gubernamental, siguen manifestando expectativas de dinámico crecimiento.
Mientras tanto, México y los otros “fat tails” (coleros) con sus políticas económicas emanadas del Consenso de Washington, pintan para tener muy saludables índices financieros pero muy lamentables índices de crecimiento y desempleo.
* Presidente del Colegio Nacional de Economistas
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