México SA
Reporta la OIT más de 210 millones de desocupados
Persiste incertidumbre
Carlos Fernández-Vega / La Jornada
Concentrados en amarrar lo que han dado en llamar señales de recuperación macroeconómica”, muchos gobiernos han dejado fuera de sus “estrategias” elementos fundamentales como la generación de puestos de trabajo y la protección social, sin los cuales el crecimiento justo, sustentable y balanceado se mantendrá como quimera, tal cual lo advierte la Organización Internacional del Trabajo, la que por razones obvias no puede hacer un lado “la continua crisis de empleo a nivel mundial, que ha elevado el número de desempleados a más de 210 millones, lo que equivale a un récord histórico”.
El organismo internacional no quita el dedo del renglón: “la recuperación de la economía mundial sigue siendo frágil y dispareja, y en muchos mercados de trabajo la recuperación del empleo todavía no se equipara a la recuperación económica, por lo que debe adoptarse de manera urgente políticas que pongan al empleo en el centro de las políticas económicas”. Lo demás, sólo es fuego de artificio, toda vez que “no hay indicios de que el desempleo esté disminuyendo; la continua falta de una recuperación del empleo supone un peso enorme para los desempleados, al tiempo que socava los esfuerzos para crear un ambiente adecuado para que las empresas generen empleo; es peligroso recortar las medidas de estímulo de manera prematura, porque sólo empeoraría las cosas”.
Lo anterior, en lo global, pero en lo regional la Cepal presentó su balance temático, en el que subraya que la crisis tuvo fuertes repercusiones en los indicadores laborales. Las naciones latinoamericanas registraron el primer impacto en 2008 y la evolución fue desigual a lo largo de 2009. Aunque con diferencias entre los países, el mayor impacto a nivel regional se registró en el primer semestre, mientras que en la segunda mitad del año, y sobre todo en el último trimestre, los indicadores empezaron a estabilizarse y recuperarse. Es sobre todo el empleo que representa cierto grado de formalidad (sea porque se trata de asalariados cotizantes a los sistemas de seguridad social, o porque se refiere al empleo reportado por pequeñas, medianas y grandes empresas) el que parece reaccionar a las mejoras en las condiciones del entorno macroeconómico. En el primer trimestre de 2009, en casi todos los países de la muestra el empleo registrado se redujo respecto del trimestre anterior. En el segundo trimestre, el empleo registrado continuó contrayéndose en la mayoría de los países, aunque con tasas menores. En el tercer trimestre la contracción persistió solo en dos países (Costa Rica y México) y en el cuarto todos los países de la muestra registran un aumento del empleo respecto del trimestre anterior.
La revisión del impacto de la crisis económica que se inició en 2008 en los mercados laborales de la región deja varias conclusiones, a juicio de la Cepal. En primer lugar, contrario a lo ocurrido en las crisis de los años 90 e inicios de la década de 2000, ésta afectó a todos los países de la región, tanto de América Latina como del Caribe, lo que se expresó en una marcada contracción del producto regional. En segundo término, el impacto de la crisis fue diferenciado y las subregiones cuyas economías están más estrechamente encadenadas a la de Estados Unidos (como México y los países centroamericanos y caribeños) sufrieron un golpe más duro y en forma más temprana. En tercera instancia, como era previsible, la crisis de las economías de la región afectó los mercados laborales, sobre todo con una reducción de la demanda laboral que se expresó en una caída del empleo asalariado privado. En consecuencia, la región sufrió un descenso de la tasa de ocupación, un aumento de la tasa de desempleo y una expansión del empleo informal.
Como cuarto punto, la Cepal subraya que los mercados laborales de los distintos países mostraron diferentes pautas de ajuste y mientras que en algunos este ajuste se centró en una caída del nivel de ocupación, en otros se enfocó en una reducción de la productividad media laboral a causa de un aumento del empleo de baja productividad. En ciertos países también se registró un descenso de la tasa de participación a raíz de una menor participación de los jóvenes en el mercado laboral, lo que atenuó el aumento de la tasa de desempleo abierto. En quinto término, la crisis golpeó más a los hombres que a las mujeres debido a que los sectores con mayores contracciones emplean sobre todo fuerza laboral masculina. Al mismo tiempo, se mantuvo la tendencia de largo plazo de un incremento de la participación femenina. Sin embargo, aún existen brechas significativas respecto de los niveles de participación, ocupación y desempleo entre hombres y mujeres.
Con diferencias entre los países, y acorde con las mejoras macroeconómicas, a partir de la segunda mitad de 2009 se observan, en primer lugar, signos de estabilización y posteriormente de recuperación de los indicadores laborales. La situación del mercado laboral muestra importantes signos de mejora en varios países, entre los que se destaca Brasil, donde a comienzos de 2010 las tasas de ocupación y de desempleo alcanzan niveles que se comparan favorablemente con la situación de inicios del año anterior y el empleo registrado se expande de manera dinámica.
A comienzos de 2010, Chile, Colombia y Perú presentaron una tasa de desempleo similar a la registrada un año atrás, mientras que Uruguay logró disminuirla. No obstante, en este último caso ha sido la reducción de la tasa de participación lo que ha determinado el resultado en la comparación interanual. Por su parte, México y Venezuela registraron, durante los primeros meses del año, una tasa de desempleo todavía más elevada que en el mismo periodo del año anterior.
El nivel todavía alto de desempleo abierto, al que se suman los elevados déficit de empleo productivo y trabajo decente, subraya la necesidad de que los países de América Latina y el Caribe continúen con sus esfuerzos de mejorar las políticas de empleo de corto plazo, enfrentando una coyuntura económica que, si bien se caracteriza por una recuperación del crecimiento, todavía está lejos de alcanzar un crecimiento económico elevado y sostenido. Sobre todo, puntualiza la Cepal, las perspectivas económicas de la región se ven afectadas por las incertidumbres que se mantienen respecto de la fuerza y la recuperación del crecimiento de la economía mundial (la estadunidense, en especial) y su sostenibilidad.
Las rebanadas del pastel
Un enorme abrazo, Saramago. Hasta siempre.
Reporta la OIT más de 210 millones de desocupados
Persiste incertidumbre
Carlos Fernández-Vega / La Jornada
Concentrados en amarrar lo que han dado en llamar señales de recuperación macroeconómica”, muchos gobiernos han dejado fuera de sus “estrategias” elementos fundamentales como la generación de puestos de trabajo y la protección social, sin los cuales el crecimiento justo, sustentable y balanceado se mantendrá como quimera, tal cual lo advierte la Organización Internacional del Trabajo, la que por razones obvias no puede hacer un lado “la continua crisis de empleo a nivel mundial, que ha elevado el número de desempleados a más de 210 millones, lo que equivale a un récord histórico”.
El organismo internacional no quita el dedo del renglón: “la recuperación de la economía mundial sigue siendo frágil y dispareja, y en muchos mercados de trabajo la recuperación del empleo todavía no se equipara a la recuperación económica, por lo que debe adoptarse de manera urgente políticas que pongan al empleo en el centro de las políticas económicas”. Lo demás, sólo es fuego de artificio, toda vez que “no hay indicios de que el desempleo esté disminuyendo; la continua falta de una recuperación del empleo supone un peso enorme para los desempleados, al tiempo que socava los esfuerzos para crear un ambiente adecuado para que las empresas generen empleo; es peligroso recortar las medidas de estímulo de manera prematura, porque sólo empeoraría las cosas”.
Lo anterior, en lo global, pero en lo regional la Cepal presentó su balance temático, en el que subraya que la crisis tuvo fuertes repercusiones en los indicadores laborales. Las naciones latinoamericanas registraron el primer impacto en 2008 y la evolución fue desigual a lo largo de 2009. Aunque con diferencias entre los países, el mayor impacto a nivel regional se registró en el primer semestre, mientras que en la segunda mitad del año, y sobre todo en el último trimestre, los indicadores empezaron a estabilizarse y recuperarse. Es sobre todo el empleo que representa cierto grado de formalidad (sea porque se trata de asalariados cotizantes a los sistemas de seguridad social, o porque se refiere al empleo reportado por pequeñas, medianas y grandes empresas) el que parece reaccionar a las mejoras en las condiciones del entorno macroeconómico. En el primer trimestre de 2009, en casi todos los países de la muestra el empleo registrado se redujo respecto del trimestre anterior. En el segundo trimestre, el empleo registrado continuó contrayéndose en la mayoría de los países, aunque con tasas menores. En el tercer trimestre la contracción persistió solo en dos países (Costa Rica y México) y en el cuarto todos los países de la muestra registran un aumento del empleo respecto del trimestre anterior.
La revisión del impacto de la crisis económica que se inició en 2008 en los mercados laborales de la región deja varias conclusiones, a juicio de la Cepal. En primer lugar, contrario a lo ocurrido en las crisis de los años 90 e inicios de la década de 2000, ésta afectó a todos los países de la región, tanto de América Latina como del Caribe, lo que se expresó en una marcada contracción del producto regional. En segundo término, el impacto de la crisis fue diferenciado y las subregiones cuyas economías están más estrechamente encadenadas a la de Estados Unidos (como México y los países centroamericanos y caribeños) sufrieron un golpe más duro y en forma más temprana. En tercera instancia, como era previsible, la crisis de las economías de la región afectó los mercados laborales, sobre todo con una reducción de la demanda laboral que se expresó en una caída del empleo asalariado privado. En consecuencia, la región sufrió un descenso de la tasa de ocupación, un aumento de la tasa de desempleo y una expansión del empleo informal.
Como cuarto punto, la Cepal subraya que los mercados laborales de los distintos países mostraron diferentes pautas de ajuste y mientras que en algunos este ajuste se centró en una caída del nivel de ocupación, en otros se enfocó en una reducción de la productividad media laboral a causa de un aumento del empleo de baja productividad. En ciertos países también se registró un descenso de la tasa de participación a raíz de una menor participación de los jóvenes en el mercado laboral, lo que atenuó el aumento de la tasa de desempleo abierto. En quinto término, la crisis golpeó más a los hombres que a las mujeres debido a que los sectores con mayores contracciones emplean sobre todo fuerza laboral masculina. Al mismo tiempo, se mantuvo la tendencia de largo plazo de un incremento de la participación femenina. Sin embargo, aún existen brechas significativas respecto de los niveles de participación, ocupación y desempleo entre hombres y mujeres.
Con diferencias entre los países, y acorde con las mejoras macroeconómicas, a partir de la segunda mitad de 2009 se observan, en primer lugar, signos de estabilización y posteriormente de recuperación de los indicadores laborales. La situación del mercado laboral muestra importantes signos de mejora en varios países, entre los que se destaca Brasil, donde a comienzos de 2010 las tasas de ocupación y de desempleo alcanzan niveles que se comparan favorablemente con la situación de inicios del año anterior y el empleo registrado se expande de manera dinámica.
A comienzos de 2010, Chile, Colombia y Perú presentaron una tasa de desempleo similar a la registrada un año atrás, mientras que Uruguay logró disminuirla. No obstante, en este último caso ha sido la reducción de la tasa de participación lo que ha determinado el resultado en la comparación interanual. Por su parte, México y Venezuela registraron, durante los primeros meses del año, una tasa de desempleo todavía más elevada que en el mismo periodo del año anterior.
El nivel todavía alto de desempleo abierto, al que se suman los elevados déficit de empleo productivo y trabajo decente, subraya la necesidad de que los países de América Latina y el Caribe continúen con sus esfuerzos de mejorar las políticas de empleo de corto plazo, enfrentando una coyuntura económica que, si bien se caracteriza por una recuperación del crecimiento, todavía está lejos de alcanzar un crecimiento económico elevado y sostenido. Sobre todo, puntualiza la Cepal, las perspectivas económicas de la región se ven afectadas por las incertidumbres que se mantienen respecto de la fuerza y la recuperación del crecimiento de la economía mundial (la estadunidense, en especial) y su sostenibilidad.
Las rebanadas del pastel
Un enorme abrazo, Saramago. Hasta siempre.
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