sábado, 6 de marzo de 2010

LAS COMUNIDADES ORIGINARIAS PUEDEN CAMBIAR EL MUNDO: GONZÁLEZ CASANOVA

Es en las comunidades originarias donde se están construyendo alternativas de cambio, señala
El sistema, incapaz de dar soluciones a los más pobres: González Casanova
El ex rector de la UNAM explica en Cuba los motivos de su apoyo a la lucha de los pueblos indios
Roberto González Amador / Periódico La Jornada
El sistema que rige el mundo es incapaz de resolver el problema “de los más pobres de la tierra, y entre ellos el de los pueblos indios”, afirmó este viernes el intelectual mexicano Pablo González Casanova.
Destacó que es entre las comunidades originarias del continente donde “se están construyendo alternativas que pueden cambiar el sistema de golpe”, proceso en el que participan –dijo– desde los zapatistas del sur de México hasta los pueblos de Bolivia y Chile.
El ex rector de la Universidad Nacional Autónoma de México participó en la sesión de clausura del 12 Encuentro internacional de economistas sobre globalización y problemas del desarrollo, organizado por la Asociación Nacional de Economistas de Cuba.
En su ponencia, González Casanova planteó “el problema de la crisis como lucha, no como desequilibrio ni como disminución de la tasa de ganancia”. En reuniones como la realizada aquí –señaló– se ha vuelto costumbre “un discurso que tal vez nos puede despertar conciencia, pero tiene que ver poco con la acción”. En cambio –añadió– en otros ambientes, “como en la selva Lacandona de México, la relación entre la palabra y la acción tiene implicaciones para la palabra, para el planteamiento de problemas y soluciones”.
En su intervención, González Casanova comentó las razones por las que se ha decantado en apoyo de luchas como las de los zapatistas en México. Explicación que consideró pertinente porque –precisó– en reuniones como la realizada aquí, los participantes están más acostumbrados a una política institucional, vinculada a partidos, sindicatos o movimientos campesinos organizados que han luchado legal y políticamente por mucho tiempo.
“Creo que, precisamente, el sistema es incapaz de resolver el problema de los pobres entre los pobres, de los pobres de la tierra, y entre ellos menciono a los pueblos indios. No son los únicos, sino ejemplo de uno de los tipos de pobres que comprenden a más de las cuatro quintas partes de la humanidad. Entonces, tomar posición con ellos es una decisión en parte razonada, pero en parte también producto de la historia emocional, evolutiva y política que uno tiene”.
Las crisis en México agudizan lo informal
En México –apuntó–, cada que hay crisis lo informal se agudiza, y no sólo en el mundo del trabajo o de la actividad económica. “Lo formal se ha quedado muy reducido. Y el México formal, el que no aparece en las organizaciones sindicales o partidarias es gigantesco. En ese México, los más ajenos a las formas jurídicas, a los partidos políticos, a los sindicatos y a la constitución misma de la República son los pobres de la tierra que vienen de las culturas originales y de los que no hablamos nunca.
“Hoy, cuando hablamos de los pobres de la tierra, hablamos de los que no tienen sindicatos, partidos políticos, derecho de organizarse, protestar, presionar o criticar. Y de los que si intentan organizarse de la manera más pacífica del mundo son criminalizados por todos, incluidos los organismos que se dicen herederos de los grandes movimientos emancipadores”.
Después de presentar su ponencia, y en un turno de intercambio de puntos de vista con el auditorio, Alfredo Millán, de la Universidad Asia Pacífico, ubicada en Sinaloa, México, cuestionó la posición de González Casanova de apoyar a los zapatistas de Chiapas. Millán aseguró que con sus críticas a Andrés Manuel López Obrador, entonces candidato presidencial de una coalición de izquierda en las elecciones de 2006, el subcomandante Marcos se prestó a favorecer el triunfo de la derecha en el poder.
González Casanova respondió: “La riqueza intelectual y emocional que provocan experiencias como las del EZLN y los pueblos mayas del sur es tan extraordinaria que uno realmente vuelve a vivir la palabra, la discusión, la conversación y el trabajo conjunto. No tengo por qué llevar más lejos mi diferencia con los compañeros que están en el frente de López Obrador en México, no vale la pena. Expliqué y escribí varios artículos de por qué no apoyé ese proyecto.
“Entre otras razones, sin hablar en términos negativos de ese señor y de las personas que lo apoyan, creo que la construcción de la alternativa que están haciendo los pueblos indios de México es ejemplar y enriquece aportaciones anteriores”.
De regreso a su idea central, González Casanova aseguró que los pueblos originarios del continente han sido tratados con una actitud colonialista e incluso racista, que ha pretendido disfrazarse con el elogio del indio en la historia. Todos los héroes, empezando por el emperador azteca Cuauhtémoc, son indios. Pero nada más los héroes –dijo–, porque si se miran las fotografías de los que mandan en México, “todos son blanquitos, con uno que otro mestizo o indio”.
Es un problema extendido en la región. En Chile –citó como ejemplo–, famosos historiadores y científicos sociales negaban incluso que hubiera indios. La forma en que los araucanos han sido perseguidos en ese país por el gobierno socialista “es impresionante”.
Aseguró que una expresión de pensamiento crítico en la región se está combinando con “el pensamiento que crea una alternativa” para buscar una sociedad distinta. “No somos indianistas ni estamos pensando en una solución que nos regrese al pasado idealizando. Recordamos que los aztecas exigían el tributo de una gran cantidad de pueblos”.
Asimismo, consideró que hay que respetar la cultura y lengua de esos pueblos, pero no en una actitud paternalista. Porque esos pueblos no aceptan la caridad como solución a los problemas sociales. “Es una ofensa la caridad, es una simulación; el hombre caritativo es un hombre que se siente muy contento de ser tan generoso y, al mismo tiempo, es un ladrón y sinvergüenza que da unos céntimos para resolver problemas siniestros que él mismo ha creado”.
Amenaza contra el ambiente y la clase trabajadora
La crisis económica mundial, iniciada en los países más avanzados, amenaza con servir de pretexto para la mayor destrucción del ambiente y el empeoramiento de las condiciones de trabajo de la población, concluyeron economistas de América Latina y el Caribe reunidos aquí la última semana.
Especialistas de 44 países analizaron los principales hechos que afectaron las relaciones económicas e internacionales en el último año, periodo en que se registró la mayor crisis económica desde la segunda posguerra.
La declaración final del 12 Encuentro internacional de economistas sobre globalización y problemas del desarrollo destacó la gravedad de la crisis actual, misma que –señala el documento– cuestionó el mecanismo de producción dominante que “amenaza la gobernabilidad del planeta y tiende a crear cada vez más un colapso ecológico y social, pero también fomenta la resistencia y ofensiva de los trabajadores y ciudadanos en general”.
En el encuentro de cinco días se presentaron 350 ponencias y hubo mil 800 participantes de 44 países, entre ellos 220 especialistas que –como destacaron los organizadores– representan a las más plurales tendencias del pensamiento económico y social. A este foro acudieron también representantes técnicos del Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial de Comercio.
Una de las conclusiones del encuentro, explicó Esther Aguilera Morató, presidenta del comité académico y de la relatoría del foro, es que la crisis económica iniciada en el otoño de 2008 no ha terminado.
“Se destacó que no es posible afirmar que terminó la crisis y que nos encontramos en fase de recuperación, cuando los niveles de desempleo y precariedad laboral continúan aumentando, a la vez que la fragmentación del mercado laboral ha permitido reducir sustancialmente la capacidad de negociación de los trabajadores con los dueños del capital”, comentó Aguilera.
Asimismo, se resaltó el debate ocurrido aquí en los últimos días acerca de la política “llevada a su máxima expresión por los neoliberales”, como dice el documento final, de financiar el gasto público con deuda a cargo de los estados.

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