domingo, 21 de marzo de 2010

LO QUE LA CRISIS SE LLEVÓ....

Guillermo Ríos / El Sol de México
El director del Instituto de Investigaciones Filosóficas (IIF) de la UNAM, Guillermo Hurtado, consideró que el país atraviesa en estos momentos por una crisis que ha hecho perder a los mexicanos el "sentido de existencia".
Esto se refleja en que, a diferencia de pueblos como Brasil, Perú, Francia e incluso Estados Unidos, que parecen intuir a dónde se dirigen, "los mexicanos carecen de una brújula" que les indique el rumbo de sus pasos, explicó el académico.
Refirió que intelectuales como Justo Sierra o José Vasconcelos intentaron descifrar en qué consistía el llamado "espíritu nacional", pero actualmente las circunstancias han cambiado. "Por ello, tenemos que recobrarlo, aunque yo lo que haría sería sustituir la palabra espíritu por sentido, y pensar a fondo qué queremos de México, quiénes somos, qué hemos sido y qué queremos ser", consideró.
Sin embargo, advirtió que en esta búsqueda de rumbo hay dos peligros, la de ser excesivamente optimistas, como cuando México se hizo independiente y se sentía llamado a ser un gran imperio, o la de ser pesimista, como hoy, cuando en las calles los ciudadanos se sienten agobiados por violencia, recesión y falta de dirección política.
"El pesimismo y el optimismo son dos suertes de fatalismo. El primero, sostiene que, no importa qué hagamos, estamos condenados al fracaso; el segundo, consiste en la creencia de que nuestros problemas se van a resolver por sí solos".
Hoy resulta difícil imaginar que se repitan escenas como las de aquella tarde de 1938, cuando miles se volcaron espontáneamente al Palacio de Bellas Artes con sus joyas familiares, reliquias, ahorros e incluso cerdos y guajolotes bajo el brazo, para apoyar a Lázaro Cárdenas y contribuir, aunque fuera con algo, a liquidar la deuda contraída con las compañías extranjeras por la expropiación petrolera.
Aunque rara en el México del siglo XXI, ese tipo de convicción generalizada no era inusual todavía hace algunas décadas, "porque después de la Revolución, y a lo largo de casi medio siglo, nuestro pueblo tenía la mira puesta en ciertos objetivos, ideales y metas.
Además, había consenso sobre qué problemas se debían resolver y qué acciones llevar a cabo; sin embargo, con el transcurrir de los años este modelo entró en crisis y se colapsó, y una vez derrumbado, en vez de construir uno acorde a los nuevos tiempos, nos quedamos sin nada", indicó Hurtado.
"Bienestar para tu familia", "arriba y adelante", "empleo para todos" o "despierta, México", todos y cada uno son eslóganes políticos que buscan describir una utopía que, por desgracia, se queda en meras palabras, pues se trata de frases más encaminadas a obtener votos que a concretar realidades, y eso genera un extendido desánimo nacional.
"La gente normalmente sabe cuándo se le está engañando; entonces, lo que se genera es una especie de abismo entre el discurso y la realidad", observó.

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