Del universo total de pobres, 11.2 millones de personas no pudieron ni siquiera adquirir la canasta de alimentos (de 864 pesos mensuales) con la que el Coneval traza la línea de pobreza extrema
El número de personas que viven en zonas marginadas pasó de 55 a casi 828 millones en 10 años; expertos dicen que Brasil es el país de AL que mejor solucionó las condiciones de vida
Ixel González / El Universal
En una “radiografía” de la población en México se revela que la mayoría es pobre, está mal alimentada y es propensa a la obesidad. Cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) detallan que en 2008 cerca de 23 millones de mexicanos experimentaron “inseguridad alimentaria severa y moderada” y 25.8 millones, “inseguridad alimentaria leve”.
Del universo total de pobres, 11.2 millones de personas no pudieron ni siquiera adquirir la canasta de alimentos (de 864 pesos mensuales) con la que el Coneval traza la línea de pobreza extrema.
El consejo admite que los mexicanos que pueden adquirir dicha canasta corren el riesgo de tener problemas de obesidad. Y es que en los últimos 20 años el patrón de consumo cambió a alimentos con mayor contenido calórico, cuyo precio disminuyó en ese tiempo, permitiendo a más gente adquirirla.
La nutrióloga Rebeca Rosal comentó que la población en México consume más productos con alto contenido calórico por su disponibilidad y porque “tenemos la cultura de comer todo con pan y tortilla y acompañar la comida casi siempre con refresco. Antes los refrescos eran de un litro y ahora son de tres litros”.
Explicó que una persona puede estar desnutrida si no consume los nutrientes suficientes o si su dieta no es balanceada, aunque “una persona puede ser obesa y eso no quiere decir que esté bien nutrida”.
Julio Boltvinik Kalinka, especialista en el tema de pobreza del Colegio de México, comentó que el problema de salud que representa la obesidad es más grave que la desnutrición. “Es relativamente barato tomarse un refresco para cubrir las calorías que se necesitan para el día, pero no los nutrientes”.
Según un estudio, más de la mitad de los mexicanos (56%) consume refrescos durante la comida, y un porcentaje inferior aguas frescas y agua natural.
El número de personas que viven en zonas marginadas pasó de 55 a casi 828 millones en 10 años; expertos dicen que Brasil es el país de AL que mejor solucionó las condiciones de vida
Ixel González / El Universal
En una “radiografía” de la población en México se revela que la mayoría es pobre, está mal alimentada y es propensa a la obesidad. Cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) detallan que en 2008 cerca de 23 millones de mexicanos experimentaron “inseguridad alimentaria severa y moderada” y 25.8 millones, “inseguridad alimentaria leve”.
Del universo total de pobres, 11.2 millones de personas no pudieron ni siquiera adquirir la canasta de alimentos (de 864 pesos mensuales) con la que el Coneval traza la línea de pobreza extrema.
El consejo admite que los mexicanos que pueden adquirir dicha canasta corren el riesgo de tener problemas de obesidad. Y es que en los últimos 20 años el patrón de consumo cambió a alimentos con mayor contenido calórico, cuyo precio disminuyó en ese tiempo, permitiendo a más gente adquirirla.
La nutrióloga Rebeca Rosal comentó que la población en México consume más productos con alto contenido calórico por su disponibilidad y porque “tenemos la cultura de comer todo con pan y tortilla y acompañar la comida casi siempre con refresco. Antes los refrescos eran de un litro y ahora son de tres litros”.
Explicó que una persona puede estar desnutrida si no consume los nutrientes suficientes o si su dieta no es balanceada, aunque “una persona puede ser obesa y eso no quiere decir que esté bien nutrida”.
Julio Boltvinik Kalinka, especialista en el tema de pobreza del Colegio de México, comentó que el problema de salud que representa la obesidad es más grave que la desnutrición. “Es relativamente barato tomarse un refresco para cubrir las calorías que se necesitan para el día, pero no los nutrientes”.
Según un estudio, más de la mitad de los mexicanos (56%) consume refrescos durante la comida, y un porcentaje inferior aguas frescas y agua natural.
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